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Pensiones y otros cuentos

Jueves 05 de mayo de 2011 - 17 Año 2011

Héctor Béjar

Acosados por las rosamarías, chichis y similares los dos candidatos en competencia han jurado que no tocarán los fondos de las AFP prometiendo que serán intangibles.

En el imaginario popular, los afiliados a las AFP ahorran mes a mes en cuentas individuales. Cada afiliado es dueño de su cuenta. Cuando cumplan sesenta y cinco años disfrutarán de un merecido retiro con pensiones decentes.

Eso es lo que la gente cree. La verdad es otra. El ahorro en las AFP es obligatorio, con lo que los ahorristas están presos de ellas durante su vida laboral. Y la captura de sus contribuciones forzosas es parte intrínseca de este modelo diseñado por la dictadura de Pinochet para que los ricos se enriquezcan más con el dinero de los pobres.

Esa montaña de dinero procedente de una membrecía cautiva es administrada por un oligopolio formado por cuatro empresas administradoras que a su vez pertenecen a cuatro bancos: BBVA, Crédito, Scotia e ING.

En el caso del Perú, los señores de Telefónica, Luz del Sur, Southern, Hunt Oil, Lima Airport y otras empresas hacen negocios con buena parte de los 87,000 millones de soles (31,000 millones de dólares) de los ahorristas, que crecen sin cesar, mes por mes. Por supuesto que la propiedad y las utilidades son de las empresas, no de los ahorristas, y marchan fuera del país.

Es decir que lo que llaman inversión privada extranjera es inversión nacional hecha con el dinero de peruanos en provecho del capital internacional.

No sólo empresarios privados han introducido la mano en los fondos de los ahorristas. También el Estado de los señores Fujimori I, Toledo y García para financiar el déficit permanente del presupuesto público, que está en azul en términos contables pero en rojo en términos reales porque el Perú es un deficitario crónico adicto a las deudas.

Como el Estado ya no puede prestarse más de la banca internacional porque su capacidad de endeudamiento con los organismos financieros está saturada, recurre al dinero de las AFP. El dieciocho por ciento de esos 87,000 millones de soles, es decir 15,000 millones, han sido capturados hasta este momento por el Estado, entregándoles a las AFP una pila de papeles llamados bonos soberanos.

¿Sabe usted cuánto están pagando como promedio las AFP a quienes ya se jubilaron? Novecientos soles mensuales (Sistema Privado de Pensiones). ¿Sabe usted cuánto se necesita para vivir con cierta decencia en el Perú neoliberal de hoy? Dos mil soles de canasta familiar en Lima (El Instituto Nacional de Estadística e Informática).

Cuando usted cumpla sesenta y cinco años no puede esperar un sueldo más alto porque esos novecientos soles son posibles debido a que los jubilados son muy pocos todavía, apenas 50,000, mientras que todos los pensionistas son 472,000 (Oficina de Normalización Previsional, 2009). Cuando sean más, los sueldos serán más bajos y la vida más cara. Es decir, que su pobreza futura está garantizada por las AFP de hoy.

Es legítimo hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué pasará cuando el número de jubilados se incremente? ¿Qué pasará cuando el Estado que gasta más y más (el Presupuesto de 2011 es el triple del 2000) no honre sus deudas?

Esa historia ya está anunciada. Los cuatro grupos que controlan las AFP correrán al Estado para que solucione sus problemas y pague sus deudas. Y encima, acusarán a ese futuro gobierno de dictatorial y estatista como lo están haciendo con Cristina Fernández. Mientras tanto, miles de millones de dólares y soles se habrán hecho humo.

El Banco Mundial ya tomó distancia. En el informe “Manteniendo la promesa de seguridad de los ingresos en la vejez en América Latina”, los economistas Indermit Gil, Juan Yermo y Truman Packard señalan que el sistema que su institución promovió hace veinte años no asegura una vejez sin pobreza. Las comisiones son muy altas, las pensiones y la cobertura, muy bajas. Se precisa una reforma de la reforma del sistema de pensiones. Pero ni siquiera piden disculpas.

Esto es lo que ambos candidatos debieron decirle al país. Y no contribuir al engaño asegurando que “no tocarán” el dinero ya tocado de las AFP. Keiko no lo hizo porque la mafia a la que pertenece es parte del modelo. Ollanta tampoco porque está puesto contra la pared por la mafia para que le permitan ser presidente.


Publicado: Jueves 05 de mayo de 2011 - 17 Año 2011

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