La verdadera amenaza

Los voceros del fujimorismo, con la ayuda de la gran prensa, prentenden instalar en la opinión pública la idea de que Ollanta Humala tiene varios planes de gobierno. Pero la verdad es que fue el fujimorismo el que acabó con la estructura productiva del Perú: al final de los noventa, más de veinte mil empresas nacionales habían quebrado.

El debate del domingo pasado no fue la excepción. En el bloque económico, la candidata Keiko Fujimori aludió que, a diferencia de su contrincante, ella tiene un solo plan de gobierno y un solo discurso. Y que eso genera estabilidad y credibilidad para la inversión.

No es verdad que Gana Perú tenga varios planes de gobierno. Es un solo plan que propone un cambio central en la economía. En lugar de poner los ojos sólo en la demanda internacional, se propone desarrollar y conectar los diversos mercados internos que existen en el país, en un contexto en el que la economía mundial vive uno de sus peores momentos.

En la lógica de concertación que demanda una segunda vuelta, esta propuesta de cambio de modelo económico se ha adaptado a la concertación nacional planteada por Ollanta Humala a amplios sectores democráticos del país, tras vencer en la primera vuelta con el treinta y dos por ciento de los votos.

Del otro lado, al mejor estilo de los años noventa,  la mentira y el engaño siguen siendo la metodología idónea para llegar al poder. Mientras Humala ha explicado su afán de concertar y conceder en varios aspectos de su programa sin renunciar a las banderas de justicia social, los Fujimori han soltado una serie de propuestas en franca contradicción con su plan de gobierno.

Es el caso de la Superintendencia de Derechos Laborales. Esta propuesta, que ha sido de las más promocionadas por la hija del dictador en las últimas semanas, es lo opuesto a lo que se postula en la página 44 de su plan de gobierno presentado al Jurado Nacional de Elecciones. Allí se dice, bajo el subtítulo “Flexiblizar el empleo”, que ésta es la mejor forma de atraer la inversión. Al igual que en los noventa bajo el gobierno de su papá.

Flexibilizar el empleo es lo opuesto a proteger los derechos laborales. Es hacer que la espalda del trabajador soporte la rentabilidad del empresario. Y ésta es la forma de atraer inversión del fujimorismo. “Cholo barato” y sacrificio de la caja fiscal, pues lo único que interesa es mantener contento al gran capital, con el cual están aliados.

No por nada Keiko Fujimori tiene a su lado a José Chlimper, ex ministro del hoy preso Alberto Fujimori, quien cuando estuvo al mando de la cartera de Agricultura impulsó una ley, hasta hoy vigente, por la cual los empresarios agroexportadores obtienen jugosas ganancias a cambio de la reducción de los derechos laborales de los trabajadores del campo y de excesivos beneficios tributarios.

De otro lado, el fujimorismo focaliza la ayuda social a los sectores de extrema pobreza, dejando a las clases populares y medias en la desprotección absoluta.

Por último, en el debate Keiko Fujimori se encargó de enfatizar que la Constitución de 1993 es sacrosanta y cambiarla significa perder la competitividad que permite a la economía peruana crecer cinco por cinto al año. Nada más falso, pues los últimos tres años del gobierno del sentenciado Fujimori, la economía se encontraba en recesión, con niveles de crecimiento negativos.

Como bien afirman numerosos expertos que se han pronunciado sobre el tema, la Constitución de 1993 no cuenta con instrumentos eficaces para hacer frente a las crisis económicas, puesto que con el rol subsidiario que se le asigna al Estado es muy poco lo que éste puede hacer en materia económica. Es precisamente este aspecto el que Gana Perú pretende discutir en el Congreso para lograr su reforma.

Publicado: Jueves 02 de junio de 2011 - 21 Año 2011