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Por qué salvar la naturaleza

Viernes 02 de setiembre de 2011 - 34 Año 2011

Martin Khor

Las funciones ambientales y sociales ofrecidas por las montañas boscosas son a menudo invisibles y no se aprecian debidamente hasta que una alteración de la ecología por tala o algún otro proyecto desencadena una serie de problemas, como erosión del suelo, obstrucción del río y del drenaje, inundaciones, deslizamientos de tierra y menor flujo de agua hacia los embalses y el suministro de agua potable a los hogares.

Durante años, los ecologistas lucharon por conseguir que se reconociera el valor que tienen los “servicios ambientales” que ofrece la naturaleza, y para que fueran debidamente tenidos en cuenta a la hora de evaluar los costos y beneficios de un proyecto comercial.

La iniciativa de la “economía verde” que se impulsa a través de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sustentable, que se celebrará el próximo año y se ha dado en llamar Río+20, procura aumentar la conciencia mundial sobre el valor económico de la naturaleza, que desaparecería si se destruyeran los bosques, las cuencas, los sistemas fluviales y costeros.

Estudios recientes han comparado los beneficios de conservar o utilizar sustentablemente los recursos naturales con los ingresos obtenidos de explotar la naturaleza sin cuidarla, maximizando las ganancias a corto plazo.

El programa de trabajo internacional Evaluación de Ecosistemas del Milenio señaló que la biodiversidad (como bosques y manglares) brinda servicios de aprovisionamiento (alimentos, cultivos, agua, medicinas), servicios de regulación (filtración de contaminantes a través de los humedales, regulación del clima, polinización y protección de desastres naturales), servicios de apoyo (formación de suelo, fotosíntesis, reciclado de nutrientes) y servicios culturales (recreación, educación, valores espirituales y estéticos).

El mantenimiento o el aumento de las existencias de recursos naturales permite el flujo continuado de esos servicios ecológicos, mientras que agotarlos implica que haya menores servicios en el futuro, lo que tendrá efectos adversos en el bienestar humano.

Un informe ambiental de las Naciones Unidas sobre la economía de la biodiversidad brinda algunos ejemplos de los beneficios económicos que trae conservar o utilizar sustentablemente la naturaleza:

* Un estudio de 2007 en el sur de Tailandia sobre la conversión de manglares en granjas camaroneras industriales demostró una ganancia económica neta privada de 1.220 dólares por hectárea por año, mientras que el costo de restauración después de abandonado el estanque, a los cinco años de explotación, era de 9.318 dólares por hectárea.

Pero, en cambio, los beneficios estimados por conservar los manglares totalizaron 12.392 dólares la hectárea, abarcando 584 dólares por hectárea por recolección de productos forestales, 987 dólares por hectárea por servir de lugar de cría de peces de alta mar y 10.821 dólares por hectárea por protección costera contra tormentas.

* El Parque Te Papanui en Nueva Zelanda ofrece a la región Otago agua gratis, que traerla de otro lado tendría un alto costo. El parque es una cuenca natural que suministra flujo de agua para hidroelectricidad, suministro de agua urbana y para el riego de sesenta mil hectáreas de tierra agrícola.

* La reducción a la mitad de las tasas de deforestación para 2030 reduciría las emisiones de gases de efecto invernadero entre 1,5 y 2,7 gigatoneladas de dióxido de carbono por año, evitando así daños derivados del cambio climático, estimados en 3,7 billones de dólares en términos de valor neto actual. Esto no incluye los muchos otros beneficios de los ecosistemas forestales.

* La sobreexplotación de la pesca ha reducido los ingresos de la pesca marina global en 50.000 millones de dólares anuales, comparado con un escenario de pesca más sustentable.

La lección que nos deja todo este panorama es que la utilidad que tiene para la sociedad conservar la naturaleza o utilizar sus recursos de manera sustentable debería recibir una importancia considerable a la hora de tomar las decisiones sobre los distintos usos de la tierra y los recursos naturales.

El proyecto Penang Hill

El renovado interés en Malasia por el proyecto Penang Hill -una zona de altas montañas cubiertas de densa selva tropical- ha colocado nuevamente sobre la mesa los beneficios que trae proteger el ambiente, en contraposición a las presiones por aprobar proyectos denominados “de desarrollo”.

El proyecto fue aprobado en 1990 en un memorando de entendimiento entre el Estado y el promotor, y luego fue detenido por el rechazo del Departamento de Medio Ambiente a los informes de evaluación de impacto ambiental presentados.

Posteriormente el gobierno decidió que, en lugar de implementar el proyecto, había que trazar un plan local para la zona de Penan Hill e invitó al promotor a presentar nuevas propuestas luego de finalizado el plan local.

Éstos son los datos duros de la historia del proyecto. Pero la verdadera historia radica en la campaña de grupos locales por “salvar Penang Hill”.

Esa campaña generó conciencia en toda una generación de malasios sobre la importancia de los bosques, en especial en zonas de montaña y sobre todo si se trata de zonas de cuencas.

Todo el episodio brindó importantes lecciones sociales y ambientales que tal vez sea necesario rescatar para las nuevas generaciones.

La mayoría de la población local que participó en la campaña quería salvar las montañas para preservar el magnífico y apacible entorno en el que tantos disfrutaron de caminatas, de estadías durante las vacaciones, o de simplemente extender la mirada sobre los magníficos paisajes de la isla y sus bosques.

Los científicos elaboraron informes sobre la importancia ambiental de la montaña en la formación de las nubes y el mantenimiento del patrón de lluvias, así como para retener y reciclar el agua capturada y luego suministrada a la población urbana. Cualquier daño a la montaña podría afectar el suministro de agua de la isla.

La montaña también conserva el suelo, impidiendo deslizamientos de tierras así como la erosión del suelo en los ríos, lo que podría obstruir el sistema natural de drenaje y aumentar las inundaciones en las zonas urbanas.

Martin Khor, fundador de la Red del Tercer Mundo, es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.


Publicado: Viernes 02 de setiembre de 2011 - 34 Año 2011

1 comentario

  1. oscar rojas
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    buenas tardes… vi esta pagina no significa que sean ustedes los directos con los cuales tenga que hablar o preguntar, solo necesito saber que fundaciones existen el el mundo que acepten que una persona que amen la naturaleza obtenga un trabajo salvando y colaborando con este medio no se si ustedes tengan información sobre este tipo de fundaciones empresas o personas gracias por su atención

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