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Cocina y combustibles

Viernes 08 de diciembre de 2011 - 48 Año 2011

Héctor Béjar

Ahora se puede conseguir pequeñas papas que los campesinos de las alturas llaman “de regalo” a altos precios, en los supermercados de las clases altas limeñas. Pasa igual con las ocas, el charqui, la quinua y los granos andinos. Casi productos de joyería. El bonito, antes abundante pescado de pobres, es escaso y buscado. Gastón Acurio es uno de los héroes nacionales. Los restaurantes peruanos, algunos carísimos, se multiplican por el mundo. Una suerte de nacionalismo de la cocina nos hace ver todo lo nuestro como exquisito.

Lo curioso es que este fenómeno que acompaña a las hazañas de otros peruanos en el exterior y a la mitología sobre emprendedorismo y microempresas no tiene correspondencia en la propiedad de la tierra, el patrón de cultivos y la política ambiental. Mientras comemos cebiche y hacemos propaganda a la papa a la huancaína, envenenamos las aguas donde viven los peces y los campos donde las papas son producidas. Los envenenadores de aire, agua y campos hacen la malilla a los cocineros. Si las cosas siguen como están, tendremos que importar cebiche dentro de diez o veinte años.

El Perú, como otros países, es víctima del deshielo de los nevados, el agotamiento de las aguas y la concentración de tierras. La estupidez humana y la codicia son los mayores desastres “naturales” del siglo XXI. Si el viejo latifundismo que Velasco Alvarado eliminó fue resultado de la colonia, el megalatifundismo de hoy es consecuencia de las andanzas del capital desregulado por el planeta. Los latifundios de hoy en Brasil y África son más extensos que los del siglo XIX.

Un estudio del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes) del año 2009 cifra en un cuarto de millón de hectáreas las tierras concentradas en manos de treinta y cuatro propietarios… por el momento. Esto sin contar las concesiones mineras y petroleras a las que el ciudadano o la ciudadana común no pueden acceder, cerradas, cuidadas por Forza y compañías similares de mercenarios, estados dentro del Estado. En realidad, ni siquiera contamos con estadísticas confiables sobre el sistema de tenencia de tierras porque la planificación agraria fue desmontada en los años noventa.

En el panorama de la propiedad encontramos tierras de comunidades campesinas, en realidad una combinación de minifundios con extensiones no usadas, tierras de pequeños propietarios y los grandes terratenientes que produjo el fujimorismo. En el patrón de cultivos están los tradicionales algodón y caña de azúcar, más plantaciones de palma aceitera y reservaciones para futuras plantaciones.

El Perú padece hambre, así como suena: la insuficiencia de calorías según normas internacionales, afecta a más del treinta por ciento de la población infantil y adulta. Mientras tanto, los cultivos alimenticios son la última rueda del coche. El amor oficial es por los espárragos y los biocombustibles.

La Ley de Promoción del Mercado de Biocombustibles del 2003 obliga a mezclar 7.8 por ciento de etanol con gasolina a partir de 2010 y cinco por ciento% de biodiesel con diesel a partir de 2011. Ahora ya no se produce azúcar para consumo tanto como para etanol. Habrá que usar al menos noventa mil hectáreas si se quiere además exportar, el doble de la superficie que sirve actualmente para abastecer de azúcar el mercado interno.

La palma aceitera financiada desde el segundo gobierno de Fernando Belaúnde con dinero del Estado, la colza canola, la higuerilla, el algodón, son otros cultivos de los que se piensa extraer etanol. El colmo es que Sierra Exportadora figura como parte de la inversión social del Estado y no es otra cosa que financiamiento para biocombustibles.

Quienes promueven los biocombustibles destacan la rentabilidad de los productos, lo avanzado de las técnicas de riego, el empleo que generan. Pero ocultan la escasez de agua, los efectos ambientales y sociales de los monocultivos y la contaminación que causan los organismos genéticamente modificados. Parece que así como no hay conciliación entre oro y agua tampoco la hay entre agua y biocombustibles.

Tampoco en esto se piensa realmente en una “gran transformación”.


Publicado: Viernes 08 de diciembre de 2011 - 48 Año 2011

1 comentario

  1. jose luis
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    Sr. Neyra, de acuerdo con su exposición, pero quisiera conocer entonces cual es su hipótesis de futuro, una sociedad pos moderna evidentemente, pero cuales serian sus características? por que el combate a las mineras, hidrolectricas y grandes proyectos de irrigacion, nos hace pensar en la visión bucólica de un campo autosostenido, con campesinos de una pobreza digna, o no sera que mas bien se esconde en su exposición la visión camboyana de una sociedad rural igualitaria en la miseria de una ausencia de libertades, en la que ser intelectual es un delito que se paga con la muerte? no esta acaso la visión de Sendero Luminoso, no creo que Usted sea tan elemental por lo que por respeto a sus lectores espero una exposición de parte suya de su visión de futuro que estoy seguro no sera tan bruta.

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