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El punto clave: lograr los ODS poniendo fin a la captura corporativa de la política climática

3 de agosto de 2018 - No. 344 - Año 2018

Tamar Lawrence-Samuel con Rachel Rose Jackson

La influencia de las empresas transnacionales es el mayor obstáculo para lograr el ODS 13, que insta a los Estados a “adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”. Durante mucho tiempo, las empresas transnacionales han dependido de su enorme poder económico y político y han usado métodos tanto sutiles como evidentes para menoscabar las iniciativas de la ONU que buscan lograr sustentabilidad y justicia globales. Esta fuerza se hace evidente, en especial, en la captura corporativa de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Si se debe proteger la equidad y la sustentabilidad, según se plasma en la Agenda 2030, la ONU y sus instituciones deben evitar involucrar a las empresas transnacionales en la formulación de políticas globales, lo que incluye las actividades e iniciativas indirectas que influyen sobre las medidas tomadas por cualquier órgano normativo, no solo en lo que respecta al cambio climático, sino en todas las áreas de desarrollo y sustentabilidad.

ODS 13: esencial para lograr un desarrollo equitativo y sostenible

No se puede subestimar el papel fundamental del ODS 13 en el logro del desarrollo sostenible. Si no tomamos medidas urgentes, la crisis climática continuará causando estragos en todo el mundo, pero tendrá efectos particularmente devastadores para las personas que viven en los países con ingresos más bajos. En pocas palabras, el cambio climático ampliará la brecha de desigualdad y profundizará la pobreza en las personas y los países que no han hecho casi nada para generar la crisis climática.

El cambio climático ya está causando desplazamientos y problemas económicos, y estos efectos se intensificarán si no tomamos medidas urgentes. El año 2016 fue el más caluroso jamás registrado, y una incidencia inusual de desastres naturales, como inundaciones, terremotos y huracanes, dejó un saldo de 175.000 millones de dólares en daños a su paso.1 Luego de la sequía del año pasado en el sur de África, se espera que 17 millones de personas requieran asistencia alimentaria antes de la cosecha de 2017; las inundaciones en China causaron 14.000 millones de dólares en daños; las inundaciones y los deslizamientos de tierra en Sri Lanka desplazaron a cientos de miles; y los fenómenos climáticos y meteorológicos desplazaron a 19,2 millones de personas, el doble que los conflictos y la violencia en 2015.2 Bolivia soportó la peor sequía en 25 años,3 y 175.000 agricultores marroquíes perdieron su trabajo a causa de la sequía.4 Debido a estos desastres naturales, se estima que 250.000 millones de personas, en especial de comunidades de bajos ingresos, migrarán por motivos de cambio climático en 2050.5

Las empresas de combustibles fósiles han profundizado el cambio climático a sabiendas de que tendría costos medioambientales y sociales devastadores,6 pero las prácticas comerciales diarias que emplean estas empresas para aumentar sus operaciones y acumular ganancias también tienen efectos directos y devastadores sobre la igualdad y la sustentabilidad. Por ejemplo, en la selva amazónica del Perú, la empresa petrolera española Repsol, parte de un grupo de 90 empresas que son las principales responsables de crear la crisis climática,7 literalmente ha perforado y usado los medios de vida de poblaciones indígenas que han llevado una vida autosuficiente durante generaciones.8 Ahora bien, estas poblaciones que supieron ser completamente autosuficientes tienen menos posibilidades de autoabastecerse y se ven forzadas a depender de la misma empresa que las ha puesto en riesgo para cubrir sus necesidades.

Los esfuerzos en todo el mundo destinados a lograr el desarrollo sostenible serán en vano, a menos que actuemos con rapidez y afán para abordar el cambio climático y el peligro que ya implica para la vida y los medios de subsistencia de las personas. Es crucial mencionar que, si la comunidad mundial no logra el ODS 13, tampoco podremos cumplir con los objetivos imperiosos y necesarios de la Agenda 2030.

La captura corporativa de la política climática mundial es una grave amenaza al éxito

Dada la naturaleza esencial del ODS 13 para toda la agenda de desarrollo sostenible, es indispensable que la comunidad mundial examine en detalle la situación y tome medidas a fin de eliminar el principal obstáculo para lograr una política climática sólida y decisiva: la captura corporativa. Desde el desarrollo de la política hasta su implementación, local y mundialmente, los intereses empresariales retrasan las medidas climáticas urgentes, debilitan los compromisos de los países de reducir las emisiones, silencian las iniciativas de los Estados para actuar conforme las necesidades actuales, la responsabilidad o capacidad históricas, y bloquean las iniciativas de financiación climática en un intento de proteger las ganancias y asegurar una expansión futura.

La intensa presión industrial que busca promover un contexto regulador débil da como resultado compromisos que son voluntarios en naturaleza y débiles en alcance, forma y contenido,9 por ejemplo, el Acuerdo de París de la CMNUCC, reconocido como el principal camino internacional para avanzar en el ODS 13. El acuerdo depende de promesas voluntarias, inadecuadas y desiguales de los países (contribuciones determinadas a escala nacional) que no llegan a la altura de las “medidas urgentes” necesarias para abordar el cambio climático de manera efectiva y equitativa ni tienen la oportunidad de mantener el aumento de la temperatura mundial en menos de 2 grados Celsius. Incluso ahora, cuando los gobiernos del mundo trabajan para cumplir con el plazo de 2018 para materializar el Acuerdo de París, los países que tienen vínculos sólidos con la industria de combustibles fósiles continúan socavando en todo momento las medidas importantes. Estos países no solo se oponen rotundamente a las políticas para fortalecer la respuesta mundial a la crisis climática, sino que también intentan debilitar los compromisos contraídos en el Acuerdo de París, a la vez que rechazan los pedidos de los países del Sur global de abordar el papel que la captura corporativa ha tenido en décadas de menoscabo de las medidas climáticas importantes.10

Esto resulta especialmente preocupante debido a que el principal móvil de la industria de combustibles fósiles (expansión y ganancias) es diametralmente opuesto a la necesidad de frenar de un modo radical las emisiones para hacer frente a una catástrofe climática.

Tácticas empleadas por las empresas transnacionales para impedir las medidas climáticas

A fin de comprender de qué manera las empresas transnacionales han podido socavar la política climática, debemos analizar las diversas tácticas que emplean. Entre ellas, figuran las siguientes:

  • Cabildeo directo con los encargados de formular políticas y contribuciones políticas que dejan a los políticos en deuda con la industria y su voluntad.
  • Cabildeo indirecto a través de asociaciones de la industria y grupos de fachada que ganan acceso directo a los líderes mundiales que deciden sobre la política climática.
  • Cooptación de la ciencia para menoscabar la ciencia fundamentada y promover una ciencia engañosa que ocupe el círculo académico, para incidir cada vez más sobre las bases científicas que informan las políticas.
  • Compra de voluntades e influencias uniéndose a iniciativas voluntarias no vinculantes y ofreciendo asistencia técnica a gobiernos, patrocinio corporativo y asociaciones público-privadas (APP). De esta manera, las empresas compran buena voluntad al rescatar económicamente instituciones públicas en momentos de necesidad y adquieren el poder de dictar las soluciones mundiales a los mismos problemas que han creado a sabiendas.

A continuación, se detallan algunos ejemplos de cada una de estas tácticas.

Cabildeo directo con los encargados de formular políticas y contribuciones políticas

  • Diez de las mayores empresas de combustibles fósiles, todas ellas incluidas entre las 40 empresas con mayor responsabilidad por emisiones de gases de efecto invernadero,11 gastaron hasta 21 millones de dólares en cabildeo con encargados de formular políticas de Estados Unidos entre 2015 y 2016.12
  • La industria del petróleo y el gas gastó más de 117 millones de dólares en cabildeo en 201613 y más de 100 millones de dólares en contribuciones políticas solo durante el ciclo electoral 2016 en Estados Unidos.14 Shell, ExxonMobil, el American Petroleum Institute (Instituto Estadounidense de Petróleo) financiado por la industria, la Western States Petroleum Association (Asociación de Petróleo de los Estados Occidentales, WSPA) y la Australian Petroleum Production & Exploration Association (Asociación Australiana de Producción y Exploración de Petróleo) (ambas asociaciones empresariales del sector) gastaron conjuntamente alrededor de 115 millones de dólares por año para obstaculizar la política climática.15
  • Entre octubre de 2013 y marzo de 2015, en la antesala del Acuerdo de París, ocho entidades o empresas de gas y petróleo con intereses en la industria, cuyas ganancias futuras dependen de una política climática débil, anunciaron haber tenido 143 reuniones con representantes de gobiernos europeos en los más altos niveles,16 lo que da una idea de la intensidad del cabildeo de toda la industria.
  • Los representantes de la industria también se unieron a las delegaciones gubernamentales en las negociaciones de la CMNUCC,17 lo que les dio tiempo cara a cara con los gobiernos para trabajar en las soluciones a los mismos problemas que las empresas generan. Por ejemplo, los representantes de Shell se unieron a la delegación nigeriana en la Conferencia de las Partes 16 (COP16) en Cancún (2010)18 y a la delegación brasileña en la COP14 en Polonia (2008).19

Cabildeo indirecto a través de asociaciones de la industria

  • BusinessEurope, cuya membresía y liderazgo incluye a muchas empresas de combustibles fósiles, ha influido en las propuestas de políticas de la Comisión Europea con tanto éxito que las recomendaciones de políticas climáticas de la Comisión han reflejado la mayoría (si no el total) de los intereses de BusinessEurope, lo que debilita las recomendaciones en forma considerable.20
  • Business Roundtable, la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Fuels Europe, la National Mining Association (Asociación Nacional de Minería), la Cámara de Comercio Internacional y el Business Council of Australia (Consejo Empresarial de Australia) son solo seis de los cientos de grupos asociados a la industria o financiados por esta a los que se les permite acceso directo a las negociaciones de la CMNUCC.21 Algunos aún deben reconocer en público la quema de combustibles fósiles como el principal motor del cambio climático, mientras que a otras se les permite pleno acceso a las negociaciones de la CMNUCC, aunque se oponen firmemente al Acuerdo de París y menoscaban las políticas climáticas internacionales y nacionales. Juntas, en los últimos años, han gastado millones en cabildeo con los encargados de la toma de decisiones y recibieron millones por parte de las empresas de combustibles fósiles.22

Cooptación de la ciencia

  • 97% de los científicos en la materia están de acuerdo en que el cambio climático es real y consecuencia de la actividad humana,23 pero entre 1998 y 2012 ExxonMobil otorgó más de 27 millones de dólares a instituciones y grupos de expertos que produjeron investigaciones que desacreditaban y ponían en duda la ciencia del cambio climático.24
  • Las empresas siempre han buscado poner en duda los informes científicos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (Intergovernmental Panel on Climate Change, IPCC) de la ONU, el organismo internacional líder en el análisis de la ciencia climática. En 1999, cuando el IPCC se preparaba para publicar un informe revolucionario en el que se establecía una relación entre la actividad humana y el calentamiento global, los representantes de la industria lograron reducir un proyecto de informe de 40 a tan solo 11 páginas.25 Un grupo asociado a la industria26 llegó a ofrecer a ciertas personas un pago de 10.000 dólares por criticar los informes del IPCC.27
  • Las empresas financian cada vez más, y con frecuencia en silencio, a algunas de las instituciones académicas más prestigiosas que investigan la energía y el cambio climático, incluidas Harvard (3,75 millones de dólares de Shell), Stanford (financiada por Exxon) y UC-Berkeley (500 millones de dólares de BP).28 Las investigaciones que parecen ser independientes y objetivas son financiadas a través de acuerdos que proporcionan a la industria de combustibles fósiles el poder de encauzar la investigación climática hacia la autopromoción.

Compra de voluntades e influencias

  • Shell, BP, Crescent Petroleum, Électricité de France, General Electric y Rio Tinto están todas asociadas a la ONU,29 lo que proporciona a estas empresas con intereses creados una ventaja económica que pueden usar para moldear la agenda de políticas internacionales. Históricamente, la ONU ha formado alianzas con organizaciones como la Cámara de Comercio Internacional, que está financiada en gran medida por empresas transnacionales30 que tienen un historial de menoscabo de las iniciativas en políticas climáticas.31
  • El Pacto Mundial (Global Compact), una iniciativa de alianza no vinculante y completamente voluntaria de la ONU, permite a las empresas autoidentificarse como “socialmente responsables”. Esto les permite evitar con efectividad normas vinculantes y rigurosas, a la vez que promueven una imagen responsable socialmente al asociarse con la ONU.32 En abril de 2017, entre los participantes, se incluían 137 productores de gas y petróleo, incluidos algunos de los principales contaminadores del mundo, como Shell, BP, Repsol, Lukoil y Total.33
  • Caring for Climate (Cuidar el Clima), una alianza empresarial lanzada por el Secretario General de la ONU en 2007, permite a las empresas promocionarse como líderes en medidas climáticas, a pesar del hecho de que participar en la iniciativa es voluntario y de que la iniciativa carece de mecanismos para comprometerlas a tomar medidas aplicables y específicas.34 Está encabezada por un comité de dirección de ejecutivos corporativos que asesoran a la CMNUCC.35 Como resultado, la institución intergubernamental con mayor responsabilidad para abordar el cambio climático es asesorada por algunas de las mismas empresas que alimentan la crisis.

Se debe redefinir el papel de las empresas transnacionales en el desarrollo sostenible y la política climática

Las empresas transnacionales han empezado a ocupar cada vez más un espacio político en la ONU, un espacio que los Estados miembros, y solo ellos, pueden (y deben) legítimamente ocupar. Como resultado, hay en juego un conflicto de intereses inherente e irreconciliable. Las empresas pertenecen a sus accionistas, y por lo tanto su cometido es generar ganancias y expandirse. El mandato de la ONU y sus instituciones es formular políticas que aporten soluciones a la desigualdad mundial, la pobreza y el cambio climático. Dado que las empresas transnacionales profundizan la desigualdad exteriorizando los costos e ignorando los derechos humanos y, debido a la responsabilidad y culpabilidad de las empresas en contribuir al cambio climático, es evidente que estos dos mandatos son diametralmente opuestos.

La ONU no puede pretender abordar la desigualdad y la pobreza mundial mientras sus instituciones, como la CMNUCC, no tomen medidas determinantes para abordar el conflicto subyacente e irreconciliable que se presenta al permitir a las empresas tener tanta influencia en la formulación de las agendas políticas. Dicha inacción, aun frente a la necesidad evidente, puede verse como un resultado probable de la influencia de la industria.

De hecho, las empresas tienen un papel frente al desarrollo sostenible y el cambio climático. Deberían adaptar activamente sus políticas, productos y prácticas: por ejemplo, pasar de la producción de combustibles fósiles a soluciones de energía sostenible, o eliminar prácticas peligrosas y polémicas, como la perforación en reservas naturales o la fracturación hidráulica. No se puede generar ganancias a cualquier costo, y las empresas deben revertir el curso de destrucción social y ambiental que dejan a su paso. Deben tener la obligación legal de actuar con una urgencia acorde con la magnitud de la crisis climática y no principalmente a través de iniciativas voluntarias inadecuadas, que siempre serán secundarias a la responsabilidad fiduciaria que las empresas tienen de maximizar las ganancias de sus accionistas. Se les debe exigir que implementen prácticas comerciales que respeten las políticas y reglamentaciones sólidas establecidas por los gobiernos, nada más ni nada menos. Pero permitir al sector privado que se promocione como la solución y el financista de la sustentabilidad e igualdad deja nuestro futuro literalmente en manos de las mismas entidades que son las principales responsables de ponerlo en tal riesgo.

La ONU no puede continuar atendiendo los intereses de las mismas empresas que han impulsado y continúan impulsando la crisis climática por encima de los intereses de miles de millones de personas cuya vida y medios de subsistencia se encuentran en un equilibrio inestable. El éxito del ODS 13 y, por lo tanto, el éxito de todos los ODS, depende de esto. Si vamos a generar soluciones verdaderas para evitar el desastre y el caos climáticos, debemos librar a la ONU de estos contaminadores de políticas. Si no lo hacemos, los mismos procesos e instituciones implementados para abordar la desigualdad y la sustentabilidad, como la CMNUCC, el Acuerdo de París y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, se convertirán en generadores de una mayor injusticia social y ambiental.

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Tamar Lawrence-Samuel es director de Políticas Internacionales de Corporate Accountability International; Rachel Rose Jackson es investigadora principal de Corporate Accountability International y Nathan Thanki es co-coordinador de Global Campaign to Demand Climate Justice.

Notas:

1 Riley (2017).

2 World Meteorological Organization (2016).

3 Jemia (2016).

4 Middle East Monitor (2016).

5 Christian Aid (2007).

6 Center for International Law (2016) y Carrington/Mommers (2017).

7 Clark (2013).

8 Corporate Europe Observatory/The Democracy Center/TNI (2014).

9 Véanse, por ejemplo, Corporate Accountability International (2017), InfluenceMap (2015), Corporate Europe Observatory/The Democracy Center/TNI (2014) y Leggett (1999).

10 Véanse, por ejemplo, www.nytimes.com/2017/05/16/climate/corporations-global-climate-talks-bonn-germany.html?_r=0 y www.theguardian.com/environment/2017/may/17/fossil-fuel-lobby- to-declare-interests-at-un-talks.

11 Heede (2014) y Clark (2013).

12 EU Transparency Register (2017): perfiles de Repsol, S.A., Shell Companies, BP Plc, Statoil ASA, ExxonMobil Petroleum & Chemical, Chevron Belgium NV, Rio Tinto, Total S.A, ConocoPhillips y Lukoil (http://ec.europa.eu/transparencyregister/public/homePage.do?locale=en#en).

13 Center for Responsive Politics (2016a).

14 Center for Responsive Politics (2016b).

15 Influence Map (2016).

16 Clarke/McClenaghan/Carter (2016).

17 Hope (2016).

18 UN Framework Convention on Climate Change (2010).

19 UN Framework Convention on Climate Change (2008).

20 Corporate Europe Observatory/Friends of the Earth Europe (2014).

21 UN Framework Convention on Climate Change: Admitted NGO Database (http://unfccc.int/parties_and_observers/ngo/items/9411.php).

22 Corporate Accountability International (2017).

23 Cook et al. (2013).

24 Greenpeace (2013).

25 Leggett (1999).

26 The American Enterprise Institute (https://www.aei.org/about/).

27 Littlemore (2006).

28 Franta/Supran (2017).

29 Adams/Martens (2015).

30 Jewler (2014).

31 Corporate Accountability International (2017).

32 UN Global Compact (www.unglobalcompact.org/what-is-gc).

33 UN Global Compact: Our participants (www.unglobalcompact.org/what-is-gc/participants).

POR TAMAR LAWRENCE-SAMUEL CON RACHEL ROSE JACKSON, CORPORATE ACCOUNTABILITY INTERNATIONAL (RESPONSABILIDAD CORPORATIVA INTERNACIONAL), Y NATHAN THANKI, GLOBAL CAMPAIGN TO DEMAND CLIMATE JUSTICE (CAMPAÑA MUNDIAL PARA EXIGIR JUSTICIA CLIMÁTICA)

Descargue aquí el artículo completo en versión pdf.

Este artículo se encuentra publicado en el Informe “Spotlight 2017 sobre Desarrollo Sustentable».


Publicado: 3 de agosto de 2018 - No. 344 - Año 2018

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