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Excluded workers

Viernes 01 de junio de 2012 - 68 Año 2012

Héctor Béjar

El común de la gente cree que los Estados Unidos son el país de la libertad. Eso es verdad para un pequeño grupo de multimillonarios. Para la mayoría, la realidad es diferente.

El caso extremo es el de los excluded workers. Son trabajadores excluidos de todo derecho. Existen nueve grupos dentro de este sector: domestic workers, farm workers, taxi drivers, restaurant workers, day laborers (jornaleros), guest workers (trabajadores que van a trabajar a los Estados Unidos desde otros países), workfare workers (obligados a trabajar para recibir asistencia social, en su mayoría madres solteras, según la reforma de Bill Clinton), y los ex convictos que trabajan por salarios de hambre o se enfrentan con barreras y discriminación. Todos ellos están excluidos de las leyes laborales.

Durante la gran depresión, para que el Congreso apruebe sus reformas, Franklin Delano Roosevelt tuvo que ceder con los políticos del sur para excluir de las leyes norteamericanas a estos grupos que en esos años eran mayoritariamente negros ex esclavos. Aún existen once estados que no tienen leyes que permitan a los trabajadores organizarse, pero en dos estados -Virginia y Carolina del Norte- está prohibido que los trabajadores se organicen.

Cinco de cada diez hogares de trabajadores agrícolas en Carolina del Norte son pobres extremos: no tienen dinero para comprar comida.

La agricultura es una de las tres ocupaciones más peligrosas de los Estados Unidos, pero los trabajadores agrícolas no están protegidos. Caídas, insolación, deshidratación y envenenamiento por pesticidas son problemas comunes.

Las leyes permiten que los niños trabajen en la agricultura en Carolina del Norte a partir de los doce años con permiso de sus padres. Los trabajadores no tienen protección para formar un sindicato, no les pagan horas extras, no tienen permiso por enfermedad o prestaciones por recorte de personal.

Según la Episcopal Farmworker Ministry (Oficina Episcopal para los Trabajadores Agrícolas), a nivel nacional, cuarenta por ciento de campesinos padecen depresión y treinta por ciento, ansiedad. Las causas incluyen aislamiento, falta de apoyo social, separación de la familia, estrés económico y del trabajo, vivienda inadecuada y malas condiciones de trabajo. El Instituto para los Trabajadores Agrícolas (The Farmworker Institute) del Concilio de Iglesias de Carolina recolecta estos datos.

Ochenta y cinco por ciento de las frutas y verduras que se producen en los Estados Unidos son cosechadas a mano. Más de ciento cincuenta mil trabajadores agrícolas y sus dependientes trabajan cada año en la agricultura cultivando tabaco, árboles de Navidad, verduras y frutas, y en invernaderos y viveros. Se les paga por hora o por cubeta de frutas o verduras cosechada. Por ejemplo, un trabajador agrícola debe cosechar y cargar ciento veinticinco cubetas de camote (dos toneladas) para ganar cincuenta dólares.

Entre cien mil y doscientos mil jornaleros, en su mayoría de México, trabajan en Carolina del Norte cada temporada. Más de trescientos mil se han instalado en el estado.

En total, sumando todos los excluded workers estamos hablando de casi diez millones de trabajadores. Casi tres millones de trabajadores solo en la industria del restaurante. Todos viviendo de propinas y sin derechos laborales.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) prohíbe la libre asociación para la negociación colectiva y la elección de representantes a cada centro de trabajo. De acuerdo con el Estatuto General de Carolina del Norte 95-98 es un delito demandar de manera organizada la firma de un contrato colectivo.

El problema fue denunciado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Organización Internacional del Trabajo hace varios años. Fue emitida una recomendación al gobierno norteamericano para que respete los derechos laborales. No hubo respuesta a esa recomendación.

Esos son los otros Estados Unidos. Los que no aparecen en la televisión ni en los diarios y televisoras de Murdoch, Noble (Clarín), Cisneros o Miró Quesada. Y, por supuesto, los que ocultan aquellos columnistas y comentaristas que hace tiempo firmaron su carta de sujeción a los grandes intereses económicos.


Publicado: Viernes 01 de junio de 2012 - 68 Año 2012

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