El complejo filantrópico-industrial
2 de agosto de 2013 - No. 125 - Año 2013
Roberto Bissio
En su último discurso como presidente de Estados Unidos, el general Dwight Eisenhower alertó en 1961 sobre “la adquisición de influencia indebida, buscada o no, por parte del complejo militar-industrial”.
Aludiendo a esta famosa alarma, el 26 de julio pasado Peter Buffett escribió una columna de opinión en el New York Times titulada “el complejo filantrópico-industrial”. En ella denuncia cómo “en cada reunión filantrópica importante uno es testigo de encuentros entre jefes de Estado con inversores y líderes empresariales. Todos buscan con su mano derecha soluciones a los problemas que otros comensales crearon con la izquierda”. Héroe de la Segunda Guerra Mundial y único general que llegó a la Presidencia de Estados Unidos en el siglo XX, “Ike” Eisenhower sabía muy bien de lo que hablaba. Peter Buffett es un compositor (ganador del premio Emmy) y si ha llegado a sentarse en estas reuniones, como explica en su columna, “es por mi padre”.
Peter es hijo de Warren Buffet, uno de los tres hombres más ricos del mundo, junto con Carlos Slim y Bill Gates. En 2006, Buffet padre resolvió “devolver a la sociedad” gran parte de su fortuna, dotó generosamente a las tres fundaciones que había creado para que cada uno de sus hijos tuviera su propia herramienta filantrópica y depositó varios miles de millones de dólares en las arcas de la Fundación Gates.
Al comenzar a distribuir el dinero de su padre, Peter cuenta que “mi esposa y yo pronto percibimos algo que comencé a llamar colonialismo filantrópico: gente (yo incluido) con muy poco conocimiento de un lugar cree que puede resolver un problema local trasplantando algo que funcionó en otra parte, con poca consideración a la cultura, la geografía o las normas sociales”.
Buffet hijo observa que “las desigualdades siguen creciendo”, en particular en su país, al mismo tiempo que el sector filantrópico “crece más que los sectores empresariales o el gobierno”, con donaciones de unos 316,000 millones de dólares en 2012 solo en Estados Unidos.
A nivel internacional, hay 176,000 fundaciones, según las cifras divulgadas por Michael Edwards, exejecutivo de la Fundación Ford. La mayor de estas organizaciones caritativas es la Fundación Gates. Solo en el área salud, Gates dona ochocientos millones de dólares al año, una suma equivalente al presupuesto total de la Organización Mundial de la Salud, una agencia de las Naciones Unidas de la que son miembros 193 países.
“Desafortunadamente”, escribe Edwards en el blog de la Fundación Rockefeller, “las fundaciones no son fuertes en cuanto a rendición de cuentas y su creciente alcance y tamaño hacen temer una influencia indebida de la riqueza privada sobre los asuntos públicos”.
Belinda Gates, esposa de Bill y una de las cuatro personas con poder de decisión sobre la Fundación Gates, además de su marido, su suegro y Warren Buffett, fue la única oradora en representación de la “sociedad civil” durante la cumbre de las Naciones Unidas de 2010 sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
La Fundación Gates auspicia la sección sobre “Desarrollo Global” en el sitio web del Guardian de Londres, que se ha convertido en el principal foro público de discusión sobre la nueva agenda de las Naciones Unidas. Amina Mohammed, la principal planificadora en la Secretaría General de las Naciones Unidas sobre este programa, que debe sustituir a los Objetivos de Desarrollo del Milenio a partir de 2015, llega a este cargo, financiado por fundaciones privadas, después de haber sido asesora sobre el mismo tema para la Fundación Gates.
El tradicional equilibrio entre la sociedad, el mercado y el Estado, simbolizado en la representación igualitaria de empleadores, trabajadores y gobiernos en la Organización Internacional del Trabajo, parece haberse roto. Al preparar el informe que Ban Ki-moon debe elevar a la Asamblea General de las Naciones Unidas en las próximas semanas, Amina Mohammed tiene sobre su escritorio tres documentos oficiales, además del presentado por el Panel de Alto Nivel: un reporte conjunto de las sesenta agencias de las Naciones Unidas que tratan sobre desarrollo, un análisis del sector académico, redactado por el economista Jeffrey Sachs, y un informe del Global Compact, la rama de las Naciones Unidas que promueve códigos voluntarios de comportamiento empresarial, que intenta reflejar la opinión de los empresarios del mundo. No hay ningún informe con oficialización similar que exprese a los trabajadores o a las personas que viven en la pobreza.
A juicio de Peter Buffet, “cuanto más vidas y comunidades son destruidas por un sistema que crea grandes riquezas para unos pocos, ‘devolver’ a la sociedad suena más heroico”. Pero este “lavado de conciencia” que representa la filantropía “solo sirve para mantener la actual estructura de desigualdad”. El filántropo compositor reconoce que “mi esposa y yo no tenemos las respuestas”, pero cree que “hay que gastar dinero probando ideas que sacudan los sistemas y estructuras” ya que, como dijo Albert Einstein, “no se puede resolver un problema con la misma mentalidad que lo creó”.
Publicado: 2 de agosto de 2013 -
No. 125 - Año 2013
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