Diálogo entre un presidente recién elegido, a quien los dueños del Perú han obligado a jurar y casi arrodillarse para permitirle entrar a Palacio, cansado y falto de reflejos, y un inquisidor de los Cisneros–Azcárraga, la mafia de Los Ángeles, Nueva York y Miami.

Presidente: Creo que… los presidentes también merecemos respeto. Por lo tanto creo que… ese tipo de preguntas… me da la impresión de que usted tuviera un prejuicio contra… contra mi persona, lo cual no puedo aceptar.

Inquisidor: No, no, no, no más quiero saber    si usted. se va… si usted buscaría la reelección de alguna forma.

Presidente: Usted ha escuchado mis discursos, ¿por qué me pregunta eso?

Inquisidor: He escuchado varios de ellos. Nada más quiero… quiero saber si usted está buscando… cómo buscaría la reelección, eso es lo único. ¿Me parece que es una pregunta legítima, no?

Presidente: Lo que estoy buscando… es justamente cumplir lo que hemos ofrecido al pueblo peruano.

Inquisidor: Por eso ¿pero…usted buscaría la reelección? ¿Puede descartar absolutamente la posibilidad de que va a buscar la reelección en el futuro?

Presidente: Mire…Le vuelvo a repetir a mí me parece que si usted ha escuchado mis discursos tiene la respuesta ya. (Casi inaudible debido a la interrupción del interrogador): Yo defiendo la democracia.

Inquisidor: (No lo deja terminar e interrumpe). Pero pudiera decir…Quiero saber cómo buscaría la reelección. Pero no lo está diciendo señor presidente.

Presidente (harto de la insistencia y molesto ante el cuarto requerimiento): Yo no tengo por qué decírselo.

Para canales, radios y columnistas de Lima, el presidente reaccionó mal ante un periodista “independiente” que le dice que sus jefes no lo tolerarán ni un día más de los cinco años que le están permitiendo.

Hay veces en que los silencios dicen más que mil palabras. Y eso es exactamente lo que ha ocurrido luego de que el presidente del Perú, Ollanta Humala, se negara a contestar mis preguntas sobre su posible reelección… volvió a destapar los miedos de muchos peruanos (los mini Azcárraga–Cisneros peruanos, digo yo) que no quieren para su país el mismo destino autoritario de la Venezuela chavista, dice el inquisidor, en su columna publicada en cuarenta diarios de Estados Unidos. Los periodistas libres (?) hacemos preguntas incómodas… nos metemos en todas las fronteras y donde yo vivo no hay censura.

¡Vaya, un vocero de las corporaciones hace de periodista “independiente”, hostiliza al invitado y se convierte en juez y protagonista de un incidente que él mismo ha promovido! Además se reserva  el comentario final que no puede ser respondido.

Tarea cumplida: Humala es un proyecto de Chávez.

En el artículo “Las tres mentiras de Hugo Chávez”, Ramos recuerda una entrevista que le hizo en 1998 y la relaciona con Humala. Chávez le prometió no nacionalizar ninguna empresa privada. ¿Por qué tenía que hacerlo? No le perdona conservar PDVSA, el gigante petrolero, para Venezuela y no para los Bush.

Que Chávez no renovó la licencia de transmisión a RCTV (Radio Caracas Televisión). No dice que RCTV llamó al golpe de Estado de 2002.

Ramos es empleado de los Cisneros–Azcárraga desde 1985. Univisión es una alianza entre Emilio Azcárraga (dos mil millones de dólares) dueño de Televisa y financiador de Carlos Salinas de Gortari, aquél que llegó a la Presidencia por fraude contra Cuauhtémoc Cárdenas y fue autor del programa neoliberal que llevó a México a su actual tragedia, y Gustavo Cisneros (seis mil millones de dólares hechos a la sombra de Carlos Andrés Pérez y George Bush). La pareja produce telenovelas basura, noticiarios sesgados y programas morbosos para mantener bajo control mediático a los inmigrantes latinoamericanos.

Ramos no ingresa a las fronteras de los intereses de sus jefes. Univisión no habla del Goulag norteamericano distribuido por el mundo. Las preguntas incómodas son sólo para los latinos pero no para los presidentes republicanos. Ese es el telemundo del “independiente” Ramos.

Publicado: Viernes 30 de setiembre de 2011 - 38 Año 2011