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Un nuevo enfrentamiento Norte-Sur – La lucha por salvar el mandato de la UNCTAD

Viernes 20 de abril de 2012 - 62 Año 2012

Martin Khor

En vísperas de su reunión ministerial, que tendrá lugar del 21 al 26 de abril en Doha, una gran batalla está en marcha en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) para preservar el mandato y así permitir que continúe analizando las cuestiones macroeconómicas mundiales, en especial el rol de las finanzas.

La agencia más importante de las Naciones Unidas vinculada a cuestiones del desarrollo enfrenta un grave conflicto en vísperas de su actividad más importante: la decimotercera sesión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), conocida como UNCTAD XIII, que se celebrará en Doha, Qatar, del 21 al 26 de abril.

El tema de esta sesión general, a la que asistirán ministros y algunos jefes de gobierno, es la “globalización centrada en el desarrollo”.

Si bien las últimas conferencias previas, que tienen lugar cada cuatro años, no fueron difíciles, la UNCTAD XIII se anuncia feroz, ya que está en juego su futuro ámbito de trabajo e influencia.

En defensa de los países del Sur y el desarrollo

La UNCTAD, creada en 1964 para apoyar a los países del Sur ante su débil posición en las estructuras económicas internacionales y diseñar estrategias nacionales de desarrollo, se convirtió en una especie de secretaría en nombre de estos países, contribuyendo a establecer un pequeño equilibrio en las poderosas organizaciones dominadas por los países desarrollados, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

No obstante, en las últimas dos décadas, los países desarrollados intentaron frenar la orientación pro Sur de la Secretaría de la UNCTAD y sus numerosos informes. Las discusiones intergubernamentales fueron perdiendo relevancia, mientras que los países desarrollados cuestionaban con insistencia su misión pro desarrollo.

Esta tendencia negativa pareció revertirse en la década pasada, pero en los últimos dos meses las reuniones en Ginebra, preparatorias de la UNCTAD XIII, se convirtieron en un campo de batalla entre el Norte y el Sur. Las reuniones de la semana pasada finalizaron casi en una crisis: los países no lograron ponerse de acuerdo en cómo seguir adelante con algunos principios clave y con el proyecto de declaración que los ministros deben adoptar en Doha.

En una reunión del 13 de abril, algunos países desarrollados ni siquiera aceptaron “reafirmar” el mandato dado en la sesión anterior (la UNCTAD XII, celebrada en Accra en 2008), lo que fue visto como otra medida para desmantelar la influencia de la UNCTAD y su apoyo al desarrollo. En cambio, pretendían “ampliar” el Acuerdo de Accra. Esto provocó la frustración del Grupo de los 77 (G-77) y China, que consideró la maniobra como un intento por eliminar algunos de los temas en los que la UNCTAD está trabajando.

En nombre del G-77 y China, el embajador de Tailandia, Pisanu Chanvitan, lamentó que la posición hubiera sido considerada como debilidad o capitulación: “El G-77 esperaba que las crisis económica y financiera marcaran de una vez por todas el fin de los viejos malos tiempos y quizás el nacimiento de un régimen internacional de gobernanza económica mundial basado en los magnos principios e ideales de las Naciones Unidas, entre ellos soberanía, igualdad y respeto mutuo. Pero en cambio vimos una conducta que parece indicar el deseo de iniciar un nuevo neocolonialismo. No podemos aceptar esto, no lo haremos”.

El G-77 y China creía que “la UNCTAD XIII podría contribuir a un nuevo comienzo y que el tema de la globalización centrada en el desarrollo podría articular una visión del desarrollo basada en la igualdad y el respeto a todos por igual”, dijo el embajador de Tailandia. “Lamentablemente, los países en desarrollo sentimos que nuestros asociados nos marginan cada vez más, especialmente cuando parecen negar nuestras prioridades”.

Enfatizó que es necesario reafirmar el Acuerdo de Accra y que si bien el G-77 y China ya hizo “compromisos increíbles”, ahora propone que en Doha se adopte, como mínimo, el texto de compromiso elaborado por el presidente de la conferencia, el embajador de Lesotho, Mothae Anthony Maruping, quien en la clausura del encuentro propuso que las negociaciones se reanudaran sobre la base de su texto.

Ex altos funcionarios en defensa de la UNCTAD

Mientras tanto, un grupo de unos cincuenta influyentes ex funcionarios de alto rango de la UNCTAD emitió una declaración conjunta criticando los intentos de los principales países desarrollados por reducir el mandato de la agencia de las Naciones Unidas y negarle el derecho a seguir analizando las cuestiones macroeconómicas mundiales desde la perspectiva del desarrollo.

Entre los firmantes figuran el ex secretario general de la UNCTAD Rubens Ricupero, dos ex subsecretarios generales -Carlos Fortín y Jan Pronk– y varios directores.

En una conferencia de prensa publicada en el SUNS Bulletin, John Burley, ex director de la División de la Infraestructura de Servicios para el Desarrollo y de la Eficiencia Comercial, advirtió acerca del intento de “cambiar el mandato de la UNCTAD”, negándole el derecho a seguir analizando e informando sobre cuestiones de la macroeconomía mundial, en especial el rol de las finanzas en el desarrollo. “Estamos enojados porque creemos que los dos principios de la UNCTAD –la necesidad de que exista pluralidad de opiniones en el sistema internacional y la de preservar la libertad de palabra en su interior– se ven amenazados”, afirmó.

Yilmaz Akyuz, ex economista principal de la UNCTAD, dijo que desde el colapso del muro de Berlin, los principales países desarrollados “se han vuelto cada vez más intolerantes a la diversidad de opiniones y, en cambio, quisieron que el Consenso de Washington se convirtiera en un consenso mundial. Pocas veces participaron en un diálogo constructivo en la UNCTAD sobre opciones de políticas e ignoraron los resultados de las investigaciones del organismo, aún cuando demostraron ser ciertos”.

La UNCTAD siempre ha demostrado interés en las políticas que tienen efectos importantes en el desarrollo y en los países en desarrollo. “Lo ha hecho adoptando una perspectiva amplia, enfocándose en la interdependencia de los temas. En varios ámbitos, ha anticipado problemas y se ha adelantado a proponer soluciones viables”, afirmó.

Ofreciendo algunos ejemplos, Akyuz expresó que la UNCTAD fue la primera organización que en la década de 1980 argumentó a favor de la necesidad de aliviar la deuda de América Latina, varios años antes de que ésta pasara a ser parte de la ponderación oficial para el Plan Brady. Fue la primera en argumentar, a principios de la década de 1990, la necesidad de aliviar la deuda de los países pobres con las Instituciones de Bretton Woods, algo que era tabú en esa época pero luego terminó siendo aceptado por la mayoría en la Iniciativa para los países pobres muy endeudados.

Según Akyuz, la UNCTAD fue también la primera en argumentar a favor de elaborar mecanismos que resolvieran ordenadamente el problema de la deuda soberana, diez años antes de que eso fuera incorporado a la agenda del FMI y también “se ha adelantado a predecir y analizar las crisis financieras en las economías emergentes y reconocer la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional y manejar las corrientes internacionales de capital”.

Ahora los principales gobiernos de la OCDE están intentando silenciar a la Secretaría (de la UNCTAD) de una vez por todas, en momentos en que necesitamos un debate amplio y participativo sobre la gobernanza de las finanzas internacionales e incluso la gobernanza del sistema económico mundial, del tipo que el sistema de las Naciones Unidas necesita desesperadamente. Esto no le hará bien a nadie”, expresó.

Con respecto a los temas en los que los principales países de la OCDE intentan obstaculizar el trabajo de la agencia, Akyuz declaró que cree que “no quieren ver la palabra ‘finanzas’ en el texto acordado que defina el mandato de la UNCTAD”. Y agregó que pretenden sacar de todo el sistema de las Naciones Unidas, y no sólo de la UNCTAD, las cuestiones relativas a las finanzas que fueron adoptadas por el FMI y el G-20.

La declaración de los ex funcionarios de la UNCTAD expresa que la agencia ha sido siempre una piedra en el zapato para la ortodoxia económica. Sus análisis de las cuestiones macroeconómicas mundiales desde la perspectiva del desarrollo han ofrecido regularmente una visión alternativa a la del Banco Mundial y el FMI, controlados por Occidente. “Ahora hay intentos de silenciar esa voz. Podría ser comprensible que ese análisis fuera eliminado porque duplicó el trabajo y las opiniones de otras organizaciones internacionales, pero ocurre lo contrario. Unos pocos países quieren eliminar cualquier discrepancia con la ortodoxia prevaleciente”, dice la declaración. Subraya que los países en desarrollo están luchando en Ginebra para defender a la UNCTAD, enfrentando la fuerte presión de los países de la OCDE, en tanto los países desarrollados aprovecharon la oportunidad de liquidar la capacidad de la agencia de pensar más abiertamente.

Los ex altos funcionarios de la UNCTAD describieron la maniobra de los países desarrollados con el dicho “Si no puedes matar el mensaje, mata al mensajero”.

Estos acontecimientos de la UNCTAD son, como mínimo, preocupantes. Es de esperar que los países en desarrollo puedan defender con firmeza la organización que ha apoyado sus esfuerzos de desarrollo a lo largo de varias décadas, y que los países desarrollados puedan permitirle continuar su trabajo y expandirlo en beneficio del sistema internacional en una época de crisis mundial.

Martin Khor, fundador de la Red del Tercer Mundo, es director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.


Publicado: Viernes 20 de abril de 2012 - 62 Año 2012

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