Las debilidades del crecimiento económico peruano
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Félix Jiménez
El primer semestre de este año el Producto Bruto Interno (PBI) creció en 6,1% con respecto a similar período del año pasado. Este crecimiento es exhibido como una fortaleza frente un contexto internacional de incertidumbre y crisis. Se trata, sin embargo, de un estilo de crecimiento y de acumulación de capital que continúa reproduciendo a un vasto sector de actividades no transables (comercio, servicios y construcción) de baja productividad y que emplea a un alto porcentaje de la PEA ocupada con bajos salarios y baja calificación.
CRECEN MÁS LOS SECTORES DE BAJA PRODUCTIVIDAD
El 77.1% de la tasa de crecimiento del PBI fue explicado por los sectores de Comercio y Servicios. Aunque se discute la metodología de cálculo de la producción de estos sectores, llama la atención que al interior de ellos las actividades que más crecieron son: restaurantes y hoteles, servicios prestados a empresas, servicios de transportes y servicios financieros. Ese porcentaje aumenta a 92.0% si se suma la contribución del sector Construcción. Este estilo de crecimiento ni es una fortaleza ni menos inclusivo como lo denomina exageradamente el gobierno de Humala. Es un estilo que requiere siempre el acompañamiento de políticas asistencialistas.
Hemos crecido a pesar que la manufactura ha decrecido. ¿Cómo puede haber ocurrido esto, si, según Kaldor y otros estudiosos de los temas del desarrollo, el Comercio varía siempre en la misma dirección que la manufactura? La respuesta no es difícil. Con el estilo de crecimiento de las últimas décadas nuestro país se hizo más dependiente de importaciones. Por eso, el comercio de productos importados ha crecido y continúa creciendo de manera significativa. Este proceso de creciente dependencia ha dado lugar a que las importaciones de insumos y bienes de capital representen ahora más del 100.0% de la producción manufacturera. En 1975 representaban el 56.4% y en 1993 el 53.9%.
Por otro lado, el sector Agropecuario contribuyó con solo el 4.9% en el crecimiento del primer semestre de este año. En este sector se encuentra el 25.1% del PEA ocupada, que también es de baja productividad y bajos ingresos. No hay proyectos de modernización ni programas de seguridad alimentaria. El sector sigue postergado. ¿Puede haber crecimiento económico inclusivo al margen del desarrollo de la agricultura, sobre todo de la que opera en el interior del país?
EL CRECIMIENTO POR EL LADO DEL GASTO Y EL SECTOR EXTERNO
El crecimiento del PBI del primer semestre se debió básicamente al crecimiento de la demanda interna. El 80% de este crecimiento correspondió a la demanda interna por productos domésticos. (Es importante notar que el 27% de la demanda interna fue abastecida con productos importados). Las importaciones crecieron mucho más rápido que las exportaciones, por eso la contribución al crecimiento del PBI de las exportaciones netas de importaciones fue negativo. Desde el año 2007 –exceptuando el año 2009 de crecimiento casi nulo– las importaciones reales están creciendo más rápido que las exportaciones. Por lo tanto, los superávits en la balanza comercial que aún se siguen registrando, se deben fundamentalmente a términos del intercambio favorables a los productos que exportamos.
Hay, además, un cambio notable que tiene que ver, en parte, con el escenario internacional de estancamiento. El crecimiento de los años 2004-2007 fue acompañado con superávits en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Pero, desde 2008 –año en el que se inicia la crisis internacional— el crecimiento del PBI es acompañado con déficits en la a cuenta corriente de la balanza de pagos. El déficit más alto se registró en el año 2008 (4.2% del PBI) y el déficit en el primer semestre de este año fue de 3.2% del PBI. En el segundo trimestre este déficit alcanzó el 4.3% del PBI.
Estas cifras revelan la fragilidad del crecimiento económico del país ante eventos externos adversos. La dependencia y fragilidad se acentuó con la pérdida de importancia de los sectores agropecuario y manufacturero. Se ha descuidó el desarrollo de los mercados internos y se siguió un estilo de crecimiento que no se basa en la innovación ni en los aumentos de la productividad.
Es verdad que en el primer semestre la inversión creció de manera notable, sobre todo la inversión pública. Pero esta última solo se recupera de su caída registrada en el año 2011. Es importante señalar que el nivel que alcanzó la inversión pública durante este primer semestre (4,779 millones de soles a precios de 1994) fue prácticamente el mismo que se registró en similar período el año 2010 (4,756 millones de soles a precios de 1994). Por último, en el caso de la inversión privada lo que se observa desde el año pasado es una desaceleración; por lo tanto, dado el escenario internacional actual, es improbable que recupere sus tasas de crecimiento superiores al 20%.
A MODO DE CONCLUSIÓN
La depresión de la demanda global es la característica del actual escenario internacional. La crisis de la deuda de los países de la periferia europea ha agravado esta insuficiencia de demanda que se prolongará por varios años más. Por lo tanto, será cada vez más difícil sostener un estilo de crecimiento primario exportador y adicto a importaciones. Y, por otro lado, no tenemos capacidad interna, agrícola e industrial, para basar el crecimiento en la productividad, la innovación y en la generación simultánea de empleos e ingresos dignos.
* Economista, profesor de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
La Primera, Sábado 1 de setiembre del 2012
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