Tiempo extremo
Viernes 17 de agosto de 2012 - 79 Año 2012
Martin Khor
Los Juegos Olímpicos de Londres pusieron nuevamente sobre la mesa el tema del cambio climático. La ceremonia de apertura fue ampliamente aclamada, pero hubo otro factor importante, la suerte, que jugó para que la lluvia no arruinara la fiesta.
Los organizadores, atletas y espectadores de los Juegos Olímpicos mantuvieron sus dedos cruzados para que no diluviara en los días siguientes. Pocas semanas antes, una parte importante de Gran Bretaña quedó inundada. Las pantallas de televisión y los periódicos se llenaron de imágenes de automóviles arrastrados por las calles convertidas en ríos.
Las lluvias e inundaciones inusualmente intensas alcanzaron los peores niveles históricos en Gran Bretaña. En enero, un informe gubernamental expresaba que las inundaciones provocadas por las intensas lluvias serían el peor efecto del cambio climático en las próximas décadas, con pérdidas estimadas en millones de libras esterlinas anuales.
Por supuesto que los eventos climáticos extremos no se limitan a Gran Bretaña. A fines de julio, al menos setenta y siete personas murieron y centenares fueron desplazadas en la peor inundación que azotó a Beijing en más de sesenta años, provocada por un prolongado aguacero ocurrido el 21 de julio. Fue la lluvia más torrencial caída en la capital de China desde que comenzaron los registros en 1951.
Mientras tanto, Estados Unidos enfrenta una grave racha de calor y sequía. Esto provocó caídas importantes en la producción agrícola, con serios efectos en el suministro mundial de alimentos y en los precios.
La sequía se atribuye en parte al fenómeno de La Niña, que tiene un efecto de enfriamiento en el océano Pacífico, llevando un clima más cálido y seco al sur del país, en especial a Texas, cuya agricultura resultó devastada el año pasado. Pero muchos científicos también la vinculan con el cambio climático.
La Niña es solo una parte de la historia, según Peter Stott, del Centro Met Office Hadley del gobierno británico y coautor de un estudio que vincula el cambio climático con la sequía de Texas y otros eventos extremos. Entrevistado por Voice of America, dijo que su estudio encontró “claras pruebas de la influencia humana en la ola de calor de Texas y también en las temperaturas inusuales que tuvo el Reino Unido en 2011”.
El estudio señala que la sequía de Texas de 2011 tuvo veinte veces más posibilidades de ocurrir que en la década de 1960, como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero. La ola de calor de noviembre pasado en Inglaterra tuvo sesenta y dos veces más probabilidades de ocurrir que cincuenta años atrás.
Los científicos son cautelosos y señalan que es difícil establecer con exactitud que ciertos eventos extremos fueron causados por el cambio climático, pero nuevos estudios revelan que el mismo ha aumentado la probabilidad de que esos eventos ocurran.
“Lo importante aquí es la combinación de variaciones naturales del clima”, dice Stott. “Vimos eso en La Niña, en Texas, pero por sobre todo es este efecto adicional del clima lo que puede provocar una mayor vulnerabilidad al clima extremo, y en efecto lo ha hecho en el último año”.
En noviembre de 2011, un informe pionero del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas –que involucra a cien científicos– vinculó el aumento de eventos extremos, como fuertes lluvias e inundaciones, y olas de calor, con el cambio climático.
El informe evalúa que hay al menos un sesenta y seis por ciento de posibilidades de que los extremos climáticos hayan cambiado como resultado de las emisiones de gases de efecto invernadero, y señala que las pérdidas económicas derivadas de desastres vinculados al clima están en aumento.
Entre los recientes eventos notablemente extremos relacionados con el clima en Asia figuran la peor inundación de Tailandia de los últimos cincuenta años, en setiembre-octubre de 2011, que tuvo efectos devastadores en la manufactura, la agricultura y los hogares, con pérdidas que el Banco Mundial estimó en 45,700 millones de dólares.
Pakistán sufrió intensas lluvias y grandes inundaciones en julio-agosto de 2010, que afectaron a veinte millones de personas, dejaron dos mil muertos y provocaron graves perjuicios a la producción agrícola. En 2011, el país sufrió otra inundación importante que provocó la muerte de miles de personas.
El año pasado una grave sequía afectó a África oriental y alrededor de doce millones de personas se vieron amenazadas por la escasez de alimentos. También en este caso los científicos fueron cautos en vincular la falta de lluvias con el cambio climático, pero opinaron que el mismo aumentaba el riesgo de que tales eventos ocurrieran.
La creciente evidencia de los vínculos entre estos eventos extremos con el cambio climático debería motivar también a los gobiernos y movimientos sociales a abordar con mayor seriedad las causas del cambio climático.
* Fundador de la Red del Tercer Mundo y director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.
Publicado: Viernes 17 de agosto de 2012 -
79 Año 2012
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