¿Una nueva crisis alimentaria mundial?
Viernes 24 de agosto de 2012 - 80 Año 2012
Martin Khor
Las condiciones climáticas, en especial en Estados Unidos, han dañado los cultivos de alimentos y plantean la posibilidad de una nueva crisis alimentaria. El maíz y la soya son los cultivos más afectados.
El índice mundial de los precios de los productos alimenticios tuvo un alarmante ascenso del seis por ciento en julio (por encima de los niveles de junio), mientras que los de los cereales aumentaron un promedio de diecisiete por ciento, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Es muy probable que se reitere la crisis de precios de los alimentos de 2008, que provocó disturbios en más de treinta países. Pero otro motivo de preocupación radica en que se están haciendo realidad las advertencias de científicos de que el cambio climático podría provocar una disminución de la producción de alimentos.
Los eventos climáticos extremos, como la ola de calor y sequía en Estados Unidos y las inundaciones en China, Filipinas y Pakistán, han estado vinculados al cambio climático y, a la vez, han sido causa del aumento abrupto de los precios de los alimentos.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos bajó su proyección sobre la producción de maíz para este año, ubicándola en 10,800 millones de fanegas, lo que equivale a 2,200 millones de fanegas menos. También estimó que el precio interno se ubicaría entre 7.5 y 8.9 dólares por fanega después de la cosecha, en comparación con el de seis dólares de junio.
El maíz es un cultivo vital porque se utiliza también como componente principal del alimento animal. Se proyecta, por tanto, que aumentarán los precios de la carne de ave y roja, los productos lácteos y varios alimentos procesados.
La soya es otro cultivo afectado por la sequía de Estados Unidos y la FAO informó que su precio ha alcanzado niveles récord.
El grave deterioro de las proyecciones del cultivo de maíz en Estados Unidos catapultó los precios en casi veintitrés por ciento en julio, según un informe de la FAO.
Las cotizaciones internacionales del trigo también aumentaron un diecinueve por ciento, en medio de un agravamiento de las perspectivas de producción en la Federación de Rusia y las expectativas de una fuerte demanda de este cereal como ración, debido a la caída en la oferta de maíz.
Afortunadamente el precio del arroz se ha mantenido estable hasta ahora. Pero aunque la oferta y las existencias han sido abundantes, la FAO advierte que el futuro de los precios permanece incierto.
La proyección de la FAO sobre la producción mundial de arroz para este año bajó en 7.8 millones de toneladas, principalmente debido a la disminución de lluvias en India. Corea, Nepal y Camboya también sufrirán una reducción en su producción, mientras que Tailandia es probable que reduzca drásticamente sus exportaciones. No obstante, se confía en que la producción aumente en otros países, como China, Indonesia y Australia.
Las sombrías perspectivas en materia de existencias y precios de algunos alimentos ha reavivado la controversia sobre el creciente uso de cultivos para combustible.
El director general de la FAO, José Graziano da Silva, exhortó s Estados Unidos a cambiar su política, levantando temporalmente el mandato actual que dispone que el cuarenta por ciento del maíz sea utilizado para la producción de etanol. Una suspensión inmediata de este mandato permitiría destinar una mayor parte del cultivo para alimentación humana y animal, expresó.
Varias organizaciones han criticado el uso de tierras para la producción de cultivos con destino a biocombustibles, comprometiendo el uso de la tierra para la producción de alimentos. Este conflicto con el uso de la tierra seguramente se agravará cuando se reduzcan las existencias de alimentos como consecuencia de las condiciones climáticas, a la vez que aumente la demanda.
El aumento de precios de los alimentos importados y la incertidumbre de las existencias también llevarán a los países importadores de alimentos a considerar nuevamente la prioridad de aumentar su autosuficiencia alimentaria.
Varios países que antes producían sus propios alimentos e incluso eran exportadores netos experimentaron una caída de la producción agrícola cuando sus gobiernos retiraron el apoyo a los agricultores y al sector alimentario, como parte de los requisitos exigidos por el Banco Mundial y el FMI para otorgar préstamos de ajuste estructural. También tuvieron que reducir sus aranceles agrícolas a niveles muy bajos, permitiendo así un alza abrupta de importaciones baratas y a menudo subvencionadas, lo cual perjudicó a la producción nacional.
Es probable que la inminente crisis de los precios y las existencias de alimentos induzca a los países dependientes de las importaciones a reconsiderar su definición de seguridad alimentaria y dar prioridad a la producción nacional.
* Director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra, y fundador de la Red del Tercer Mundo.
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* Investigador principal del Área de Relaciones Internacionales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)-Argentina.
Publicado: Viernes 24 de agosto de 2012 -
80 Año 2012
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