La China que no vemos
Viernes 21 de setiembre de 2012 - 84 Año 2012
Héctor Béjar
Pocos analistas se preguntan qué hay detrás de la capacidad productiva china, que sigue creciendo a pesar de la crisis mundial.
Las respuestas son comunes: habría salarios muy bajos, trabajo muy duro al que los chinos estarían habituados y condiciones atroces de producción en las fábricas, ocultadas a los ojos del mundo. La paz social estaría garantizada por la mano de hierro del Partido Comunista, una dictadura de setenta millones de militantes sobre mil trescientos millones de personas.
Excepto la revolución cultural de 1966 es inconcebible que un país tenga estabilidad social a lo largo de setenta años, entre 1949 y el 2012, solo con dictadura. Hay algo más que el mundo no ve.
En realidad, detrás de la maquinaria de producción y de creación de empleo que es la China actual, opera un complejo sistema de negociaciones y un enorme sistema educativo.
Al dejar atrás la época revolucionaria, el gobierno creó mecanismos con orientación al mercado. Crear empleo es la obsesión de la dirección política china. A ello se han adecuado las políticas públicas y el sistema legal.
Al comenzar el siglo XXI China tenía una población de un millón doscientos setenta y seis mil personas y setecientos treinta millones de trabajadores, de los cuales el sesenta y siete por ciento estaban en zonas rurales.
Se puso el acento en las empresas intensivas en mano de obra medianas y pequeñas, que pueden dar un mayor número de empleos bajo este principio: “El trabajador busca empleo por cuenta propia, el mercado regula el empleo y el gobierno promueve el empleo”. Variadas formas de propiedad: colectiva, privada e individual con modalidades de empleo diversas y flexibles, se establecieron para las empresas. Una red de mercado promueve el intercambio de información sobre la oferta y la demanda de mano de obra con puntos pilotos en cien ciudades.
Se ha promovido formas variadas de educación y calificación. La educación de nueve años cubre al ochenta y cinco por ciento de la población, la tasa de analfabetismo según las Naciones Unidas es de cinco por ciento en jóvenes y adultos, una verdadera hazaña teniendo en cuenta el complejo idioma mandarín. El país tiene mil doscientos veinticinco centros de enseñanza superior común con siete millones de estudiantes matriculados, seiscientos ochenta y seis centros de enseñanza superior para adultos con cuatro millones quinientos mil estudiantes; ochenta mil escuelas de enseñanza secundaria con setenta y nueve millones de estudiantes. Además están los centros de capacitación de las empresas e institutos de calificación para el trabajo de muy diversos tipos.
El Libro Blanco publicado en 2002 por el Consejo de Estado de la República Popular China menciona el sistema de leyes y reglamentos reguladores de la relación laboral, con los sistemas de contrato laboral y contrato colectivo; coordinación tripartita, normas de trabajo; tratamiento de litigios laborales; y supervisión de la garantía del trabajo.
Las leyes fundamentales en lo que respecta a política social son la Constitución y la Ley del Trabajo.
Toda relación laboral debe figurar en un contrato bajo los principios de igualdad, voluntariedad y acuerdo mediante consulta. En los contratos colectivos se fortalece las asambleas de trabajadores y los sindicatos. Según la Oficina de Información del Consejo de Estado, existen doscientos setenta mil contratos colectivos registrados en los departamentos de trabajo. Los gobiernos locales, las empresas y los sindicatos forman comisiones tripartitas de coordinación. Todo el sistema de trabajo funciona de acuerdo con la Ley de Trabajo de la República Popular China que establece horarios, limitaciones de edad, seguridad y sanidad profesional. Hay más de doscientas normas de cuotas de trabajo, consecuencia de observaciones de empresas, organizaciones de trabajadores y expertos en relaciones laborales. Hay un sistema de tratamiento de litigios con comités de mediación en las empresas, comités de arbitraje en la localidad y procesos judiciales ante los tribunales populares. Funcionan veinte mil árbitros de litigios de trabajo. Se ha visto setecientos mil litigios que involucran a casi tres millones de trabajadores.
Se conoce muy poco de China, pero lo cierto es que un sistema de empleo, educación y negociación tan complejo como éste es una mejor explicación que la existencia de un régimen represor. Salvo error u omisión.
Publicado: Viernes 21 de setiembre de 2012 -
84 Año 2012
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