La noche del 27 de febrero se durmió para no despertar Stéphane Hessel, autor de los libros ¡Indignaos!” y ¡Comprometeos! Era un héroe de la Resistencia a los nazis, sobreviviente del campo de concentración de Buchenwald y fue uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

Es, como dijo Radio Francia Internacional, “la fuerza de la palabra directa, proferida sin disimulos”. Yo añadiría: dicha con amor, sin demagogia pero sin concesiones.

Es uno de los clásicos de estos tiempos. Junto con El horror económico de Viviane Forrester, La doctrina del shock de Naomí Klein y los grandes libros de Noam Chomsky rompió el falso consenso neoliberal, convocando a la gente a salir a las calles en defensa de sus derechos.

El director francés Jorge Amat, hijo de un veterano dirigente comunista español, ha estrenado en París el documental “El instinto de resistencia”. Cuatro retratos de personajes emblemáticos de nuestra época: Stéphane Hessel, Armand Gatti, Serge Silberman y Pierre Daix. Un gaullista, un anarquista, un sionista y un comunista, todos ellos participaron en la lucha contra el nazismo y fueron deportados a los campos de la muerte: sobrevivieron intactos, jóvenes, combatientes. No se vendieron, no se entregaron.

En 1944, Hessel se salvó de la condena a muerte en el campo de concentración de Buchenwald al cambiar su identidad por la de Michel Boitel, un prisionero francés que había muerto de tifus.

Lo importante, dijo Hessel a Radio Francia Internacional, “es decir las cosas sin complicarlas ni disimularlas. Ese fue el caso del Yo Acuso de Zola, del Manifiesto Comunista de Karl Marx. No pretendo, por supuesto, que mi pequeño panfleto tenga el mismo alcance. Pero sí puede por lo menos ayudar a reflexionar, estimular la acción, impulsarla”.

En 2009, Hessel participó en la convención nacional de Europa Ecológica junto Daniel Cohn Bendit, el líder de mayo de 1968, con “la esperanza de ver surgir una izquierda impertinente con peso”, que obtuvo un excelente resultado colocándose como tercera fuerza con el 16,28 por ciento de los votos y trece eurodiputados.

¡Comprometeos! es otro libro de Stéphane Hessel escrito junto a Gilles Vanderpooten publicado en 2011. Allí dice: “Saber decir no. Denunciar. Protestar. Saber decir sí. Actuar. Militar. Tomar parte en la insurrección pacífica… Comprometerse significa decir, en contra del determinismo histórico, que existe algo que inventar. Es lo contrario del derrotismo y la resignación”.

En Liberation, Jean-Michel Helvig cuenta que, algunos días antes de su muerte a los noventa y tres años, Hessel confiaba a un amigo, consciente de su extraña longevidad: “Estoy empezado a destruirme. He hecho una visita de cortesía a mi médico”…

Son los grandes viejos: Ho Chi Minh, Nelson Mandela, Gandhi. Fascinante paradigma de las juventudes. Nicolas Demorand dice en el mismo diario: “Amo la izquierda que él encarna, fogueada por la guerra, aferrada a los principios del Consejo Nacional de la Resistencia, universalista en el espíritu fundador de las Naciones Unidas. Una izquierda moral, que se asume como tal, estructurada por los principios y la sed de acción, las ideas y la voluntad de cambiar el mundo. Esta izquierda singular, radical y amistosa. Muy lejos de quienes se pasaron a la tienda de los bien pensantes y lo políticamente correcto”.

La indignación, decía Hessel, no es más que la condición de un compromiso político estructurado. Se trata del amor a la vida y al combate, a la defensa de lo que parece perdido, aquello que permite perseverar y concentrarse en lo esencial. Un camino de vida coherente, una pasión personal y cívica. Amo a Stéphane Hessel, sigue diciendo Demorand, porque él encarnaba la idea de la vida buena. Una vida bella, larga, poética, como el poema de Apollinaire que él siempre citaba: Te elegí, ramillete de brezo/ Cuando el otoño está muerto me he acordado de tí / No nos veremos más sobre la tierra / Olor a tiempo, ramita de brezo/ Recuerda que te estoy esperando.

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Publicado: Viernes 8 de marzo de 2013 - No. 104 - Año 2013