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¿Detroit pone en jaque a Alemania?

13 de setiembre de 2013 - No. 131 - Año 2013

Oscar Ugarteche, Ariel Noyola Rodríguez

Las bancarrotas municipales en Estados Unidos tienen tras de sí la experiencia traumática de la crisis fiscal de Nueva York en la década de los setenta. Liderada por Walter Wriston al frente de Citibank, la “Gran Banca” gestionó la quiebra de la Gran Manzana y demostró que los intereses de las instituciones financieras priman sobre el bienestar de los ciudadanos. El costo de la quiebra fue el desmontaje del mecanismo municipal de apoyo social diseñado en los años treinta.

Ahora, en pleno siglo XXI, aparece una nueva quiebra municipal en Detroit. Fundada en 1701, en el estado de Michigan y con una superficie de trescientos setenta kilómetros cuadrados, la ciudad se declaró técnicamente en bancarrota el 18 de julio con una deuda de 18,500 millones de dólares; la mayor quiebra registrada en Estados Unidos luego del default de Jefferson County en el estado de Alabama en 2011 por 4,200 millones de dólares. La “implosión financiera” de Detroit tiene más que ver con el declive de la posición estadounidense en el mercado mundial de automóviles y menos con la crisis de 2007-2008. Lo que ha ocurrido es un proceso de deslocalización industrial creciente hacia México y Canadá, y una competencia creciente de sus homólogos alemanes (VW, Mercedes Benz y BMW), japoneses (Honda, Nissan y Toyota), del grupo Tata de la India y de la pujante industria automotriz china (FAW, Geely Holdings Group Co. Ltd., Shanghai Automotive Industry Corporation).

De contar con una población dos millones de habitantes durante el apogeo industrial de la década de los cincuenta, ahora Detroit cuenta con setecientos mil. Entre 2000 y 2010 perdió doscientos cincuenta mil habitantes, el equivalente a la salida de una persona cada veinte minutos. Su tasa de desempleo se ubica en doce por ciento, mientras el promedio nacional es de 7.6 por ciento.

Durante los últimos años las necesidades financieras municipales se venían cubriendo con el respaldo de bonos respaldados por el Estado de Michigan. Sin embargo, la bancarrota llegó tras la falta de pago a vencimiento de diferentes emisiones de bonos. La mayor parte de la deuda (cerca de cincuenta por ciento) se constituye por obligaciones no fondeadas de planes de pensiones y gastos en salud para trabajadores jubilados. De los 18,500 millones de dólares en deuda, hay 8,200 millones en papeles negociables que se encuentran respaldados por empresas de seguros, altamente codiciados por hedge funds (fondos de cobertura) que consideran estos títulos muy lucrativos en el largo plazo.

La bancarrota de Detroit ha puesto en jaque a la banca europea dado su alto grado de exposición a los “bonos municipales” estadounidenses. En 2004, cuando Detroit buscaba recapitalizar los fondos de pensiones de sus trabajadores, recurrió al banco suizo UBS, institución que colocó 1,400 millones de dólares en “bonos municipales”, adquiridos por bancos de todo el mundo, incluido el alemán Commerzbank, el segundo más grande de Europa después de Deutsche Bank. Con la bancarrota, ahora se sabe que el municipio apenas puede ofrecer treinta centavos por cada dólar en acciones.

El índice DAX de la Bolsa de Valores de Fráncfort podría caer ante nuevas pérdidas de Commerzbank, ya golpeado por Grecia y España, y la disminución del ritmo de crecimiento alemán entre el 2008 y 2013. El efecto negativo de esto sobre el crédito al interior de Alemania podría echar por la borda la presunción de la Eurozona de haber superado su recesión durante el segundo trimestre de 2013 con una tasa de crecimiento de 0.3 por ciento, empujada por el avance de Francia y Alemania. La tasa de desempleo de la Eurozona se ubica en 12.1 por ciento a julio de 2013, con un total de diecinueve millones doscientas mil personas en paro; un millón más en comparación con 2012. Alemania contribuye oficialmente con dos millones novecientos cuarenta y seis mil o el 15.7 por ciento del total de desempleados.

Los problemas financieros de los municipios forman parte del deterioro general de la economía estadounidense en sus tres niveles de gobierno, y son mayores a partir de la crisis global de 2008. Entre 1989 y 1995 hubo noventa y tres quiebras municipales en territorio estadounidense, de 2010 a la fecha suman treinta y siete.

En situación crítica están San Bernardino, Stockton, Orange County y Vallejo, en California; Harrisburg, en Pennsylvania, y Central Falls, en Rhode Island. En la mayoría el desempleo ha crecido fuertemente desde 2008, mientras el costo de las pensiones y los programas de salud se han disparado. La salida de estas quiebras posiblemente alimente más la concentración del ingreso en el sector financiero al costo de un menor salario social. Medida de acuerdo con el umbral del ingreso por familia (éste varía según el número de personas por familia), la pobreza suma cuarenta y seis millones de personas en Estados Unidos, según la Oficina del Censo de dicho país, cifra récord desde 1959, cuando inició sus funciones.

En definitiva, Estados Unidos podría complicar la débil recuperación de la economía mundial con la bancarrota de Detroit y sus efectos multiplicadores sobre la crisis bancaria europea. Ben Bernanke evitó una depresión con deflación, pero nadie asegura que vaya a haber una recuperación vigorosa. Podemos tener recesión para un rato más, y más contagios.

Oscar Ugarteche, economista peruano, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA).
Ariel Noyola Rodríguez, miembro del proyecto OBELA
del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.


Publicado: 13 de setiembre de 2013 - No. 131 - Año 2013

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