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Dos golpes contra el TPP

22 de noviembre de 2013 - No. 141 - Año 2013

Martin Khor

Los principales negociadores de los doce países del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP) se reúnen esta semana en Salt Lake City con el fin de limar las diferencias existentes para que los ministros de Comercio puedan llegar a un acuerdo cuando se encuentren en diciembre en Singapur.

El proceso para concluir el TPP a fines de este año recibió dos fuertes golpes: la oposición de los miembros del Congreso de Estados Unidos a la autoridad de vía rápida (fast track) y la filtración del capítulo del TPP referido a la propiedad intelectual.

Un acontecimiento inesperado tuvo lugar en Washington la semana pasada, cuando una abrumadora mayoría de los demócratas en el Congreso dejó clara su oposición a la autoridad de vía rápida para acuerdos comerciales. Ciento sesenta y seis de los doscientos un representantes demócratas enviaron cartas al presidente Barack Obama rechazando su iniciativa de un proyecto de ley que le concedería autoridad de vía rápida.

Como para obtener la autoridad de vía rápida se necesita la mayoría de la Cámara de Representantes (doscientos dieciocho votos) y ya otros veintiocho representantes republicanos también anunciaron su oposición, es muy poco probable que el presidente vea cumplido su deseo.

Al Congreso de Estados Unidos le compete adoptar los acuerdos comerciales negociados por la administración. Bajo la autoridad de vía rápida, debe aprobar o rechazar un acuerdo, pero no puede modificarlo, aumentando así las posibilidades de que se apruebe en su totalidad.

El hecho de no obtener la autoridad de vía rápida tiene serias consecuencias para el TPP, en especial porque Estados Unidos es indudablemente el país más importante.

En primer lugar, sin la autoridad de vía rápida, el Congreso puede hacer los cambios que desee al texto final acordado por todos los países. Por lo tanto, incluso si los negociadores estadounidenses se comprometen a cumplir con las demandas de otros países sobre temas y aspectos sensibles, no hay certeza de que el Congreso los avale. Sus miembros pueden modificar partes del texto acordado o rechazarlo. Por lo que podría ocurrir que todo el TPP se desintegrara, incluso después de haber sido firmado por todos los países.

Entre los temas sensibles presentados por otros países del TPP contrarios a la posición original de Estados Unidos figuran que se excluyan del acuerdo las medidas de control del consumo de tabaco y que no se alargue el periodo de las patentes de medicamentos, así como varias otras demandas contra el fortalecimiento de los derechos de autor. Otros temas sensibles son umbrales más altos de valor de los proyectos que se deben abrir a la competencia extranjera en la contratación pública, el sistema de solución de diferencias entre inversionistas y Estado -en el que los inversores extranjeros de otros países del TPP pueden demandar a los gobiernos anfitriones en un tribunal internacional- y nuevas normas que rijan lo que pueden y no pueden hacer las empresas de propiedad estatal.

En el toma y daca de las negociaciones puede ocurrir que, a efectos de lograr un acuerdo, Estados Unidos ceda en su posición para dar cabida a las propuestas de otros países. Aunque es bien conocido que sus negociadores suelen mantenerse dentro de los límites de rígidas directrices sin muchas posibilidades de modificar sus posiciones originales, tienen de todas maneras cierto margen de maniobra.

Sin la autoridad de vía rápida, existe poca confianza en que el Congreso confirme las posiciones alcanzadas tras dificultosas negociaciones, pudiendo exigir la reapertura de algunos textos acordados. De hecho, esto ha ocurrido en el caso de algunos de los últimos acuerdos comerciales que se enviaron al Congreso sin la autoridad de vía rápida.

En segundo lugar, se supo que una de las principales razones por las que algunos congresistas se opusieron a la vía rápida fue su resentimiento por el proceso o el contenido -o con ambos- del propio TPP. Por lo tanto, podría no haber apoyo en el Congreso, aun cuando las posiciones estadounidenses prevalezcan en el acuerdo final.

Las negociaciones y textos del TPP son secretos. Después de años de protesta, los congresistas solo pueden leer capítulos específicos del acuerdo, pero no se les permite tomar notas detalladas, conservar el texto o hablar de lo que vieron.

En 2012, más de ciento treinta representantes demócratas escribieron a Obama criticando esta exigencia de secreto y manifestando su reserva de que es probable que el TPP repita las rígidas directrices comerciales de Estados Unidos, en lugar de mejorarlas, e incluso debilite la ley Buy America (Compre americano), ofreciendo privilegios inversionista-Estado extraordinarios y restringiendo el acceso de medicamentos estadounidenses a los países en desarrollo.

Una combinación de numerosos demócratas a los que no les gusta el TPP y numerosos republicanos a los que no les gusta Obama y su gobierno, probablemente bloqueará la autoridad de vía rápida. Si esto ocurre, los otros países del TPP no podrán confiar en que las concesiones que hagan los representantes comerciales estadounidenses conformarán al Congreso de Estados Unidos.

El segundo golpe a las negociaciones del TPP fue la filtración por parte de Wikileaks de noventa y cinco páginas del capítulo sobre propiedad intelectual.

El capítulo tiene muchos puntos delicados, como patentes y datos de las cláusulas de exclusividad, que afectan a los precios y el acceso a los medicamentos, mientras que el acceso a la información y el conocimiento -en particular en el ámbito digital y de Internet- se ve afectada por los derechos de autor.

El texto filtrado ha sido estudiado por varias organizaciones de la sociedad civil, que ya realizaron críticas y protestaron por las posiciones de Estados Unidos, aunque toman nota de los esfuerzos de algunos otros países que intentan rechazar o atenuar algunos de los textos propuestos por Washington. Esta batalla de las diferentes posiciones de los distintos países se revela en el texto filtrado en agosto de este año.

Esto demuestra las grandes diferencias que existen entre las partes y plantea dudas sobre si podrá llegarse a un acuerdo en diciembre.

El texto filtrado -que demuestra que Estados Unidos continúa apegado a sus antiguas posiciones que ya habían provocado la fuerte reacción de grupos defensores de la libertad de Internet y la salud- seguramente exacerbará aún más las críticas y las acciones de la sociedad civil.

Hay que destacar la existencia de muchos grupos estadounidenses que encabezan la oposición a las posiciones de su país en el capítulo sobre propiedad intelectual y tienen influencia en las opiniones de los miembros del Congreso sobre el TPP.

Los dos hechos mencionados indican que será difícil concluir un acuerdo final en diciembre, como está previsto. Aunque, por otro lado, y ante el aumento de la oposición, algunos países, en especial Estados Unidos, pueden intensificar su determinación de concluir con urgencia las negociaciones antes de que otros acontecimientos inesperados conspiren aún más contra las posibilidades de concluir un acuerdo.

Aun así, los negociadores y gobernantes de otros países del TPP deben tomar en serio el probable fracaso de la vía rápida comercial de Estados Unidos. ¿Tiene sentido seguir comprometiendo tanta mano de obra y recursos financieros a las negociaciones del TPP cuando hay poca certeza de que los temas sensibles acordados puedan soportar el escrutinio y la votación del Congreso?

Martin Khor, fundador de TWN y director ejecutivo de South Centre.


Publicado: 22 de noviembre de 2013 - No. 141 - Año 2013

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