Al Qaeda
24 de enero de 2014 - No. 147 - Año 2014
Héctor Béjar
Dirigida por el médico cirujano egipcio Ayman Al Zawahiri, quien fue la mano derecha de Osama Bin Laden, Al Qaeda (La Base) está ahora en Ramadi y Faluya, dos ciudades sunitas de Irak, país que es gobernado, después de la invasión norteamericana, por el primer ministro chiíta Nuri Al Maliki.
También está en Al Kantari, Homs y Al Raqa, donde insiste en sembrar el terror contra la Siria laica de Assad. Está en Líbano, donde actúa mediante las brigadas de Abdalá Al Azam contra los chiítas libaneses del Partido de Dios de Hassan Nasrallah, organizados en Hezbolá, quienes a su vez son alumnos de la Guardia Revolucionaria iraní de Jomeini y defensores de la mayoría chiíta en Líbano.
Las conexiones con las fuerzas de Al Qaeda en Pakistán y Afganistán se mantienen e intensifican. La red se extiende desde el Medio Oriente y Asia hasta África y Europa. La línea es derribar todos aquellos gobiernos que no sean islámicos ortodoxos.
Los amigos de hoy son los enemigos de mañana. En el tiempo de Bush padre fueron financiados por la CIA para luchar contra los rusos en Afganistán, desgastaron al gobierno comunista y contribuyeron a la caída de la Unión Soviética. Ahora cobran autonomía y se proyectan hacia algo parecido a un sionismo musulmán: quieren construir estados religiosos ortodoxos militarizados. Están dispuestos a imponer por la fuerza su visión de lo que deben ser sociedades regidas por la ley del Corán: no separación entre la religión, la moral y la política, entre el poder político y el poder religioso.
Se trata de abrir espacio a estados germinales islámicos dentro del complejo mundo de sunnitas, chiítas, mercenarios de los occidentales, soldados de la OTAN y Estados Unidos. Una guerra dentro de la guerra.
Instalar emiratos y califatos significa desconocer a los estados nación hijos del colonialismo europeo e impedir que se reconstituyan, ahora que cunde el caos en Afganistán, Irak y Libia después de las intervenciones occidentales. No es nacionalismo árabe; es fundamentalismo religioso.
Como se sabe, Al Qaeda fue creada por Osama Bin Laden al final de la década de los ochenta para unir a los árabes con el objetivo de crear un califato panislámico en el mundo. La nueva Al Qaeda reafirma y trasciende ese objetivo: es religiosa, ortodoxa, ultraconservadora, reaccionaria e internacionalista.
Siguiendo esta línea de acción, Al Qaeda ha formado el Estado Islámico en Irak y el Levante EIIL y se ha apoderado del norte de Siria, en una órbita de al menos diecinueve ciudades que rodean Alepo. El líder Abu Mohammed Al Adnani ha pedido a sus muyahidines (combatientes) aniquilar a los denominados “rebeldes” sirios. Y ha amenazado de muerte a la Coalición Nacional de Oposición siria.
Entre los combatientes muyahidines se encuentran miles de franceses radicalizados a partir de su experiencia como hijos de migrantes, unos doscientos británicos y algunos japoneses, según comentan los periodistas extranjeros más informados en la BBC. Son lo que se hubiera llamado en los años treinta del siglo pasado brigadas internacionales que responden a la sangre con sangre, al terror con más terror.
El gobierno iraní coordina con los rusos el apoyo al régimen chiíta de Irak si la situación se agrava en ese país. Y ahora, Estados Unidos no sabe qué hacer frente al comportamiento de su antiguo socio y protegido.
Según informa The Observer de Londres en su edición del 19 de enero, el príncipe Nayerbin Abdelaziz, ministro del Interior y uno de los hombres poderosos de Arabia Saudita, ha empezado programas especiales para rehabilitar y liberar de sus prisiones a cuatro mil o seis mil antiguos jihadis que una vez capturados se arrepienten de sus creencias. Sin embargo, Ahmed Al Shayea, conocido como el símbolo del programa porque sobrevivió de milagro después de haber hecho explotar un camión tanque matando a doce personas en Irak, se arrepintió y fue reincorporado a la vida normal, acaba de anunciar vía twitter desde Irak su reafiliación al ISIL.
Héctor Béjar
www.hectorbejar.com
Publicado: 24 de enero de 2014 -
No. 147 - Año 2014
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