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China: mayor protagonismo mundial

24 de enero de 2014 - No. 147 - Año 2014

Martin Khor

Después de años de tener un bajo perfil en los foros internacionales, todo indica que China estaría preparándose para asumir un mayor protagonismo mundial en el futuro. Ésta es la impresión que recibí en la conferencia “Gobernanza mundial en transformación: China y las Naciones Unidas”, celebrada la semana pasada en Shanghai.

Durante décadas, China ha evitado ponerse al frente de los asuntos económicos y sociales de las Naciones Unidas. Solo ha desempeñado un papel activo como parte de grupos de países en desarrollo, en particular el G-77. En los últimos años, los líderes occidentales le han reclamado que asuma un “papel de liderazgo” en los asuntos internacionales. Y en la propia China ha tenido lugar un debate sobre la forma de responder a esta demanda.

Éste fue el tema central en la conferencia de Shanghai, organizada por el Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR) y la Asociación de China ante las Naciones Unidas (UNA-China).

En mi intervención señalé que China sigue siendo en gran medida un país en desarrollo y que su posición como segunda economía mundial y primera potencia comercial se debe más que nada a su gran población.

En términos de ingreso per cápita, índice de desarrollo humano y emisiones de dióxido de carbono se encuentra en un nivel medio, en un puesto entre noventa y cien de un total de doscientos países. Al mismo tiempo, ha cobrado importancia económica en términos absolutos y sus acciones influyen significativamente en la economía mundial y el ambiente. De ahí los reclamos de una mayor contribución.

Para China y para el Sur, lo mejor sería que continuara permaneciendo dentro de la familia de los países en desarrollo, tanto en identidad como en conducta, mientras asume el liderazgo en la defensa de estos países.

Uno de los participantes en la reunión de Shanghai me preguntó cómo responder a estas demandas de que China aumente su contribución en los asuntos mundiales. Mi respuesta fue que depende de la contribución que se le pida y de las condiciones relacionadas.

Cuando numerosos gobernantes y diplomáticos de países desarrollados le reclaman que desempeñe un papel más destacado, lo que le están pidiendo en realidad es que renuncie a su condición de país en desarrollo y asuma las obligaciones de un país desarrollado. Esas obligaciones pueden incluir la reducción de los aranceles y su contribución para que se creen nuevas normas en la Organización Mundial del Comercio, así como la adopción de compromisos similares que los de los países desarrollados en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático. De aceptar este argumento, el “espacio político” de China podría verse limitado.

Al mismo tiempo, no se le ofrece un aumento correspondiente de poder en la gobernanza global. Por ejemplo, su participación en el FMI y el Banco Mundial apenas ha aumentado. Sin embargo, se le pide que contribuya con préstamos al FMI para países en crisis de endeudamiento, que en los últimos años han sido europeos.

Además, se le reclama que brinde ayuda a los países en desarrollo y establezca condiciones similares a las fijadas para los países desarrollados. China ya está proporcionando grandes montos en préstamos y donaciones a numerosos países en desarrollo, en general sin las múltiples condiciones exigidas por la ayuda occidental.

Si China aceptara renunciar a su condición de país en desarrollo, esto tendría consecuencias para otros países en desarrollo. Muchos de éstos tienen mayor PNB per cápita que China y si el país asiático renuncia a su estatus, ellos también se verán presionados a asumir las mismas obligaciones que los países desarrollados.

Si los países desarrollados estuvieran dispuestos a ceder parte de sus posiciones privilegiadas de dominio en la toma de decisiones de las instituciones multilaterales y abrir espacio a China y otros países en desarrollo, sería una noticia muy bienvenida. Pero no hay indicios de que esto vaya a ocurrir pronto, por lo que debe esperarse que continúe el “déficit democrático” de la gobernanza global.

La mayor parte de los funcionarios chinos que participaron en la reunión de Shanghai manifestaron que su país está dispuesto a asumir un papel más importante, señalando, por ejemplo, su creciente participación en el presupuesto de las Naciones Unidas y en las actividades de paz. Pero todos subrayaron que China es un país en desarrollo de ingresos medios, con ciento cincuenta millones de pobres y profundos desequilibrios entre la población urbana y rural. Definitivamente no está dispuesto a ser considerado un país desarrollado.

Me llamó la atención la actitud de los funcionarios de las Naciones Unidas y de los diplomáticos occidentales. Casi todos insistían en la importancia que tendría para China convertirse en líder en los asuntos globales.

Tal vez existe la idea de que China puede llenar el vacío monetario causado por la disminución de los fondos de los países occidentales con problemas de liquidez. Pero podría ser más que eso. Hasta el momento, China no ha sido muy firme en las Naciones Unidas y sus funcionarios están en buena disposición para ver un papel más activo en el futuro.

Martin Khor, fundador de TWN, director ejecutivo del Centro del Sur.


Publicado: 24 de enero de 2014 - No. 147 - Año 2014

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