Virus vivos de la viruela: El debate sobre la destrucción de las reservas
7 de febrero de 2014 - No. 149 - Año 2014
Edward Hammond
La Asamblea Mundial de la Salud analizará en mayo la destrucción de las reservas de virus vivos de la viruela. Pero un primer intercambio de puntos de vista en enero, durante la reunión del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud, reveló un significativo desacuerdo entre los países miembros.
El programa de investigación sobre las reservas de virus vivos de la viruela, o virus variólico, que desde la década de 1980 se ha llevado a cabo únicamente en los repositorios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Estados Unidos (Atlanta) y Rusia (Koltsovo) está llegando a su fin. La investigación fue autorizada solo por motivos de salud pública y todos los países miembros han estado de acuerdo en destruir las reservas de virus vivos una vez terminado el programa.
No hay motivos de salud pública que justifiquen conservar dichas reservas, de acuerdo con el Grupo consultivo de expertos independientes de la OMS encargado de examinar el programa de la viruela (AGIES, por sus siglas en inglés). Sostiene que existen secuencias, medios de diagnóstico y vacunas suficientes, y que la investigación de fármacos contra el virus está avanzada, de manera que ahora pueden destruirse las reservas de virus vivos de la enfermedad erradicada.
Pero otro comité de la OMS, el Comité Asesor en Investigaciones sobre el Virus Variólico (ACVVR, por sus siglas en inglés), cuyas actividades son menos transparentes y tiene una fuerte representación de los laboratorios de la viruela, no está de acuerdo. Aunque concluye que no es necesario conservar el virus variólico vivo, por una escasa mayoría en una votación a fines del año pasado llegó a la conclusión de que existe un fundamento científico para conservar las reservas a fin de culminar los estudios sobre medicamentos antivirales. Sobre esta decisión por escasa mayoría, hay que tener en cuenta que los miembros de Estados Unidos superan el veinticinco por ciento de los votos, más que algunas regiones enteras de la OMS, como África.
El Consejo Ejecutivo de la OMS examinó la cuestión el 23 de enero. El intercambio de opiniones que tuvo lugar sugiere que las discusiones en la 67ª Asamblea Mundial de la Salud, que tendrá lugar en mayo, serán difíciles.
Algunos países estuvieron a favor de fijar una fecha para la destrucción del virus vivo, mientras que otros consideraron que eso sería prematuro. Algunos, en particular Estados Unidos, parecen favorecer la expansión del programa de investigación para hacer frente a lo que califican de “nuevas amenazas”, una medida que, de ser tomada en cuenta por la Asamblea Mundial de la Salud, podría retrasar indefinidamente la destrucción de las reservas de virus vivos.
China e Irán fueron más claros al pedir a la Asamblea Mundial de la Salud que fijara una fecha para la destrucción del virus. Irán recordó la declaración de la 64ª Asamblea Mundial de la Salud que exhortaba a fijar una fecha para destruir las reservas de virus vivos y reclamaba la creación de un mecanismo para supervisar dicha destrucción.
China declaró que el programa de investigación ya había durado suficiente tiempo y que llegó el momento de terminar con el uso del virus variólico vivo y de establecer restricciones estrictas y eficaces en la viruela artificial. Reclamó que comenzara el proceso de destrucción y que los países miembros estuvieran en pie de igualdad en cuanto al acceso a los resultados del programa de investigación.
Como era de esperar, Rusia y Estados Unidos se opusieron radicalmente a la propuesta de destrucción de las reservas de virus vivos. Rusia destacó los resultados de las investigaciones realizadas en el Repositorio de la OMS localizado en Koltsovo, a los que consideró de utilidad para la comunidad internacional. Manifestó también que estaba trabajando en drogas antivirales y arguyó que conservar virus vivos era justificado y necesario. Pero no se refirió específicamente a la conclusión del AGIES en cuanto a que el programa de investigación ya no tiene un objetivo de salud pública que obligue a conservarlos.
Estados Unidos expresó, por su parte, que fijar una fecha de destrucción de las reservas de virus vivos resulta prematuro y se refirió en particular a las denominadas “nuevas amenazas” provenientes de la biología sintética. Consideró que la liberación de ADN sintético podría tener consecuencias catastróficas y apoyó la sugerencia de México y otros países de que la directora general de la OMS, Margaret Chan, formara un grupo de expertos sobre el virus de la viruela y la biología sintética, que presumiblemente elevaría un informe a la Asamblea Mundial de la Salud en mayo. La directora general respondió que trataría de obtener los recursos para este grupo de expertos, cuyo programa y parámetros no están claros, como tampoco lo está por qué esta tarea no podría ser asignada al AGIES ya existente, de ser necesario complementado con asesores.
Estados Unidos ha manifestado durante mucho tiempo que estaría de acuerdo en destruir los virus vivos del Repositorio de la OMS en Atlanta, una vez que se haya completado el programa de investigación autorizado por la Asamblea Mundial de la Salud. Según señalaron los observadores, Estados Unidos se enfrenta ahora a una mayor presión para hacerlo, debido a las conclusiones del AGIES de que conservar virus vivos ya no tiene un objetivo de salud pública.
La presión sobre Estados Unidos va en aumento también porque su representación desproporcionada en el ACVVR parece ser la única razón por la que este comité tampoco votó por destruir los virus vivos. Por lo tanto, existe la preocupación entre los expertos de que Estados Unidos esté tratando de magnificar los temores sobre la “amenaza” de la biología sintética como una forma de obtener la aprobación de la Asamblea Mundial de la Salud para ampliar el programa de investigación -y así justificar la conservación de virus vivos- y que tal ampliación posiblemente pueda incluir experimentos de ingeniería genética, el tema de polémica en la anterior Asamblea.
Otros países, como Albania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Japón, Lituania, Malasia y Panamá, manifestaron, con mayor o menor entusiasmo, que podrían estar de acuerdo en continuar conservando las reservas de virus vivos. La mayoría de estos países realizaron declaraciones breves con pocos detalles, aparte de señalar los avances en el programa de investigación y la opinión de que sería prematuro destruir las reservas.
Algunos ofrecieron razones desconcertantes a favor de conservarlas, como una supuesta necesidad de más vacunas, a pesar de la conclusión, tanto del AGIES como del ACVVR, de que existen vacunas suficientes. Éstas incluyen menos vacunas “reactogénicas”, adecuadas a las poblaciones inmunológicamente vulnerables. Y, por supuesto, fueron vacunas eficaces que han existido desde la década de 1960 las que permitieron la erradicación de la viruela en primer lugar. Las vacunas contra la viruela no se producen a partir del virus variólico (que causa la viruela), sino a partir de la vaccinia, un virus relacionado, por lo que no se necesita el virus variólico vivo para la producción de vacunas.
La intervención de Canadá fue una combinación de argumentos. Por un lado, declaró que no existía ningún motivo de salud pública para conservar las reservas de virus vivos, pero por otro, sostuvo que las reservas deberían ser destruidas cuando se aplicaran las “medidas necesarias”. Entre éstas, mencionó que los países miembros deberían certificar que están libres de virus variólico, una sugerencia que se presentó por primera vez en la 64ª Asamblea Mundial de la Salud, propuesta por Estados Unidos.
Los detalles de esta propuesta son escasos. Ni Estados Unidos ni Canadá manejaron el hecho de que la OMS ya llevó a cabo un proceso de certificación. Esto tuvo lugar en la década de 1970 y principios de la de 1980, cuando, bajo su supervisión, las muestras de virus variólico existentes en decenas de laboratorios de todo el mundo fueron destruidas o depositadas por los países miembros en los Repositorios de la OMS (originalmente cinco y ahora reducidos a dos).
La certificación propuesta por Estados Unidos -y ahora por Canadá- duplica, pues, el trabajo ya realizado por la OMS y no se han esgrimido argumentos específicos para una nueva certificación.
Sudáfrica subrayó su compromiso con las decisiones anteriores de la Asamblea Mundial de la Salud respecto a que las reservas de virus vivos deben ser destruidas y señaló que los fragmentos de ADN de la viruela encontrados hace unos años en un laboratorio de ese país serán destruidos en breve, en coordinación con la OMS.
La destrucción de las reservas de virus variólico vivos será considerada formalmente como un tema sustantivo del programa de la 67ª Asamblea Mundial de la Salud, que comenzará el 19 de mayo en Ginebra.
Edward Hammond, Director de la consultora Prickly Research (www.pricklyresearch.com) con sede en Austin, Texas, y asesor de Third World Network (TWN) en temas de biodiversidad, bioseguridad y propiedad intelectual.
Publicado: 7 de febrero de 2014 -
No. 149 - Año 2014
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