Objetivos para los ricos
7 de marzo de 2014 - No. 153 - Año 2014
Roberto Bissio
Con la publicación de un documento enumerando diecinueve “áreas focales” los embajadores Csaba Kõrösi, de Hungría, y Macharia Kamau, de Kenya, cerraron la primera fase del trabajo de un grupo de sesenta países que debe cumplir con lo acordado en la Cumbre de Río+20 y elaborar Objetivos de Desarrollo Sustentable para orientar la acción de gobiernos y de las Naciones Unidas en los próximos lustros.
En los primeros días de marzo comenzó en Nueva York el análisis de estas “áreas” con miras a consolidar la lista y negociar indicadores y metas para cada uno de ellos.
El embajador de Bolivia, Sacha Llorentty, en representación del Grupo de los 77 (G-77) y China (el bloque negociador de los países en desarrollo) enfatizó que en los esfuerzos hacia estos objetivos debe aplicarse el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”. Aprobado en las cumbres de Río de Janeiro de 1992 y 2012, este principio establece en términos diplomáticos que si bien todos somos responsables de salvar al planeta de las catástrofes ambientales provocadas por la acción humana, en el reparto de los esfuerzos los países ricos deben aceptar una carga mayor. Por un lado, porque sus riquezas acumuladas se lo permiten y, por otro, porque esta acumulación en gran parte fue debida a una mayor destrucción de los recursos naturales comunes.
El G-77 sostiene, además, que cada objetivo a acordar debe contener tres elementos: metas nacionales a ser alcanzadas por cada país, “factores internacionales” que hagan posible los esfuerzos hacia estas metas y medios de implementación (como recursos financieros y tecnologías) que los hagan viables.
El comercio, la deuda externa, la transferencia de tecnología y la reforma del sistema financiero internacional conformarían los “factores internacionales” que no pueden quedar fuera de la discusión.
El embajador Tanmay Lal, de la India, enfatizó que “necesitamos un objetivo ambicioso de erradicación de la pobreza en 2030” y para ello se necesita más ayuda financiera, así como crecimiento económico, industrialización, infraestructura y acceso universal a la energía. Cada una de estas áreas debería convertirse en un objetivo, así como la universalización de la salud, educación, nutrición, acceso al agua y saneamiento e igualdad de género.
Mientras que los actuales Objetivos de Desarrollo del Milenio solo son relevantes para los países más pobres (porque los de ingresos medios y altos ya superan los niveles mínimos establecidos como meta), la cumbre de Río resolvió que los Objetivos de Desarrollo Sustentable deben ser “universales”. A juicio de la India esto quiere decir “que los países en desarrollo deben liderar en los temas ambientales y promover estilos de vida y patrones de consumo sustentables”. Al hacerlo “crearán modelos positivos a imitar e incentivarán la innovación tecnológica necesaria para tales trasformaciones”. Además, una agenda universal requiere que los países desarrollados apoyen los esfuerzos de los países en desarrollo con mejores financiamientos y cambios en la gobernanza global que den más voz a los países pobres.
Uno de los comentarios más esperados fue el del embajador brasileño Antonio Patriota, quien era ministro de Relaciones Exteriores de su país durante Río+20 y fue uno de los principales autores del documento.
Patriota enfatizó que el mandato de universalidad “representa un enorme cambio en la cooperación para el desarrollo de las Naciones Unidas y reclamó, por consiguiente, un mayor equilibrio en las diecinueve áreas, ya que la formulación actual “carga a los países en desarrollo con una responsabilidad desproporcionada sobre el logro de los objetivos”.
El embajador brasileño recordó cómo en los últimos dos años la ayuda al desarrollo por parte de los países ricos viene cayendo y reclamó que cada meta especifique sus medios de implementación y que, en relación con los patrones sustentables de producción y consumo, el énfasis esté en el consumo y no tanto en la producción, ya que “buena parte de la producción industrial en países en desarrollo está orientada por los estilos de vida consumistas de las sociedades afluentes en los países desarrollados”.
Finalmente, Patriota criticó la confianza excesiva en “esquemas” y “asociaciones” (partnerships) con empresas transnacionales y “múltiples partes interesadas” para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sustentable.
“No podemos confiar excesivamente en el sector privado para promover el desarrollo sustentable”, dijo, y reclamó que se diseñen objetivos y medios de implementación para los gobiernos, “que en definitiva son los responsables”, y no para “actores que pueden no compartir los mismos principios y no están atados a nuestros compromisos”.
En cambio, Estados Unidos hizo constar su posición contraria, ya no solo a cualquier objetivo que imponga un límite a su soberanía sino también al propio principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas.
Para llegar de tal diferencia a una comunión de objetivos hará falta mucha diplomacia.
Recuadro: Las “áreas focales”
1. Erradicación de la pobreza
2. Seguridad alimentaria y nutrición
3. Salud y dinámicas de población
4. Educación
5. Igualdad de género
6. Agua y saneamiento
7. Energía
8. Crecimiento económico
9. Industrialización
10. Infraestructura
11. Empleo y trabajo decente para todos
12. Promoviendo la igualdad
13. Ciudades sustentables
14. Consumo y producción sustentables
15. Clima
16. Recursos marinos, océanos y mares
17. Ecosistemas y biodiversidad
18. Medios de implementación
19. Sociedades pacíficas y no violentas
Publicado: 7 de marzo de 2014 -
No. 153 - Año 2014
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