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El cambio climático en América Central

21 de marzo de 2014 - No. 155 - Año 2014

Mario Osava

Megaproyectos y buenas prácticas tradicionales

Una nueva generación de gobernantes centroamericanos, comprometidos con la sostenibilidad del desarrollo, se enfrenta a una serie de viejas políticas que podrían intensificar los impactos negativos del cambio climático. La ONG salvadoreña PRISMA recomienda fortalecer las prácticas tradicionales para combatir un desastre ambiental.

Antiguos gobiernos de los países centroamericanos escogieron una ruta hacia el desarrollo que podría aumentar el ritmo de la acelerada degradación ambiental que vive la región, y con ello desencadenar fuertes impactos sociales y económicos, advierte un nuevo estudio del Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente (PRISMA). Los impactos ligados a la construcción de megaobras de infraestructura y proyectos mineros, así como al afianzamiento de un voraz modelo agroindustrial podrían ser multiplicados por el cambio climático, forzando a los líderes de la región y sus pueblos a enfrentar un desastre ambiental y humano en el llamado Corredor Seco Centroamericano.

Frente a este escenario, un segundo estudio, también desarrollado por PRISMA, revela ejemplos de comunidades locales que trabajan, casi sin apoyo gubernamental, para enfrentar el devastador impacto del cambio climático. Sus soluciones basadas en cambios de prácticas productivas ofrecen lecciones de interés a políticos, investigadores y expertos de otros lugares del mundo.

“Nuestra investigación sugiere que los efectos del cambio climático podrán agravarse como consecuencia de una serie de megaproyectos puestos en marcha por gobiernos en el pasado, pero que hoy representan desafíos enormes para los líderes que están intentando implementar un desarrollo sostenible en la región”, dijo Nelson Cuéllar, director adjunto de PRISMA. “Ahora estamos trabajando con una nueva generación de líderes políticos, para enfrentar esta creciente amenaza a una región que es tan importante para la seguridad alimentaria y los medios de vida de millones de personas. Este trabajo nos está mostrando la necesidad de crear políticas, leyes y normativas que aseguren la promoción del desarrollo, la reducción de la vulnerabilidad al cambio climático y que garanticen mejores condiciones de vida para la población”.

El segundo estudio de PRISMA, sobre el papel que están desempeñando las comunidades rurales en América Central, a través de sus prácticas de adaptación, está interesando enormemente a una audiencia de líderes y expertos que luchan en la región y a nivel global para preparar a las comunidades más vulnerables, en la adaptación a los impactos del cambio climático. Es por esto que especialistas, científicos, ministros centroamericanos, representantes de la sociedad civil y de gobiernos de diferentes países se dieron cita en San Salvador, para analizar las lecciones aprendidas en la región, una de las más vulnerables al cambio climático.

“Si se quiere reducir los impactos del cambio climático hay que potenciar los esfuerzos de restauración de paisajes degradados que se están realizando a nivel local pero no podemos quedarnos ahí, tiene que ser llevado a nivel nacional”, expresó el ministro salvadoreño de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Herman Rosa. “El Salvador está tomando la vanguardia, y esto es relevante para toda Centroamérica, pues las áreas a donde vive la mayor población, las zonas más degradadas ambientalmente y a donde el cambio climático ha golpeado con más fuerza, es el Pacífico”.

El secretario general del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), Hugo Martínez, expresó por su parte: “Los países deben enfrentar problemas que no respetan las fronteras, el cambio climático es uno de ellos. Es importante que el desafío sea abordado de manera interinstitucional y transversal, desde los niveles de toma de decisión política nacional y regional, en niveles intermedios y directamente en el terreno de las comunidades centroamericanas”.

Además, las investigaciones de PRISMA muestran que los procesos de adaptación basados en prácticas tales como la restauración de ecosistemas y paisajes degradados, también pueden servir como medio para capturar al carbono que acelera el cambio climático. Pero para poder tener éxito, estos esfuerzos comunitarios necesitan el apoyo de nuevos marcos jurídicos y nuevas políticas públicas, que contemplen el contexto de variabilidad climática que vivimos.

Un caso emblemático que demuestra la acción comunitaria es el de Lempira Sur, en Honduras. Esta comunidad emprendió acciones colectivas para frenar prácticas que afectaban negativamente su seguridad alimentaria y los recursos naturales. Luego de un período aproximado de quince años, la acción comunitaria ha ayudado a mejorar la resiliencia de los ecosistemas, y las cosechas han aumentado, lo que ha traído una mejor calidad de vida a sus pobladores.

“Se han mostrado que el método del Sistema Agroforestal Quesungual (SAQ), implementado en Lempira Sur, retiene quince por ciento mayor humedad de suelo, en el mes más seco del año, comparado con sistemas de tala y quema”, dijo lleana Gómez, Investigadora Principal de PRISMA. Y notó que esto podría hacer la diferencia entre éxito y fracaso en el contexto de cambio climático y la variabilidad climática, pues constituye el equivalente de veinte milímetros de lluvia, lo que se traduce en la sobrevivencia de cultivos por veinte días adicionales sin lluvias.

El sistema, prácticamente, ha frenado la erosión y ha reducido la pérdida de nutrientes por una tasa diez veces menor que los métodos en fincas convencionales. La retención de estos nutrientes, por sí solos, representa una pérdida de solo treinta y cuatro dólares, en comunidades de Lempira Sur, a diferencia de fincas de tala y quema que experimentan pérdidas de 396 dólares.

Estamos en una encrucijada que determinará el futuro de la región, que se extiende desde la península de Yucatán, en México, hasta los bosques de Darién, en Panama”, explicó Susan Kandel, directora ejecutiva de PRISMA. Esta región ha sido una de las primeras en sentir el dolor total del cambio climático, pero también es una de las primeras en encontrar formas de adaptarse. Esto incluso puede ayudar a reducir la velocidad a la que el clima está cambiando. Nuestros líderes se enfrentan a decisiones difíciles, ya que se trata de planes de desarrollo que se pusieron en marcha hace años. Pero estamos seguros de que serán capaces de sacar provecho de esta nueva información para hacer lo correcto”.

Desde décadas atrás América Central está embarcada en la construcción de una plataforma logística que aprovecha la ubicación geográfica, el auge del comercio y el interés de sectores empresariales en la región. Esta plataforma rebasa lo estrictamente referido al transporte y se define como un conjunto de sistemas, servicios e infraestructura diseñado para facilitar la movilización y almacenamiento de bienes de un lugar a otro.

La microrregión de La Montañona, en el departamento de Chalatenango, El Salvador, es otro ejemplo del trabajo realizado por las comunidades para adaptarse a los impactos del cambio climático. En esta microrregión se están impulsando acciones a nivel comunitario para detener prácticas como la quema, la deforestación, la ganadería extensiva y el uso de agroquímicos.

Según el informe de PRISMA, la construcción de los proyectos que forman esta plataforma, ligada a la agenda del Proyecto Mesoamérica, tiene un fuerte impacto sobre las comunidades locales, pues en diversas ocasiones han desatado procesos de desalojo, despojo y concentración de la tierra, como el ocurrido en Guatemala, a raíz del megaproyecto de la Carretera Transversal del Norte, que ha provocado nuevos procesos de especulación y despojo de la tierra, con fuertes implicaciones para los derechos de acceso y uso de los recursos naturales.

Nuestros hallazgos sugieren que ningún proyecto de gran escala puede considerarse aislado de otras actividades que tienen lugar en la región“, dijo Andrew Davis, Investigador Principal de PRISMA. Por ejemplo, un proyecto minero, afectará el acceso a las tierras, así como la calidad y cantidad de agua disponible. Esto afecta a los agricultores, a las personas que viven río abajo, y a las personas que consumen los alimentos que esos agricultores producen. Cuando los gobiernos adoptan medidas que protegerán a los agricultores locales de los efectos de estos proyectos, van a estar evitando problemas que podrían dar lugar a mayores problemas sociales. Así se estará evitando un mayor daño a los sistemas que son vitales para la salud de la región, como el acceso a los alimentos y el agua potable”.

El Corredor Seco Centroamericano

El Corredor Seco Centroamericano se inicia en Chiapas, México, y atraviesa las zonas bajas de la vertiente del Pacífico y gran parte de la región central premontana de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y del Pacífico norte de Costa Rica, y en Honduras, además, incluye fragmentos que se aproximan a la costa del Caribe. Alberga al menos la mitad de los 1.9 millones de pequeños productores de granos básicos de la región. Esta zona es golpeada por los fenómenos atmosféricos extremos, que causan cada año fuertes pérdidas económicas y humanas.

El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ha colocado a América Central como el “punto caliente” más vulnerable entre las regiones tropicales del mundo. El cambio climático la sitúa en una mala posición ante una serie de rezagos en materia de ordenamiento del territorio, gestión del riesgo, deterioro ambiental, articulación institucional, seguridad alimentaria y, sobre todo, vulnerabilidad social derivada de la pobreza y la desigualdad. (Informe Estado de la Región, 2011.) Se prevé que el costo requerido en el año 2100 para afrontar los impactos del cambio climático podría ascender al cincuenta y cuatro por ciento del PBI regional. (CEPAL, 2011.)

Información proporcionada por el Programa Salvadoreño de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente (PRISMA), un centro de investigación fundado en 1993 con la misión de trabajar por la revalorización social y ambiental de las comunidades y territorios rurales, como un aspecto integral de los procesos de desarrollo: www.prisma.org.sv


Publicado: 21 de marzo de 2014 - No. 155 - Año 2014

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