Retos por el derecho al agua
28 de marzo de 2014 - No. 156 - Año 2014
Artículo elaborado por el Equipo MOCICC, miembro del Grupo Perú COP 20, con la participación de Sonia Rodríguez, de ONG Alternativa.
En veinte años, solo sesenta por ciento de la población mundial podrá satisfacer sus necesidades de agua, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La situación es crítica en el Perú, donde disminuyen aceleradamente los glaciares tropicales, principal fuente de agua dulce para la mayoría de sus habitantes.
El agua es, junto con la tierra, el aire y la luz, uno de los elementos vitales para la humanidad y sostiene la biodiversidad en nuestro planeta. Por eso la protección de las fuentes de agua y el acceso a ellas es de suma importancia. Debido al calentamiento global, las reservas de agua se van reduciendo. Según proyecciones a veinte años, el déficit hídrico será tan grande que se satisfarán las necesidades de solo el sesenta por ciento de la población mundial. (PNUMA. Hacía una economía verde, Síntesis para los encargados de formulación de políticas, 2011.)
Esto es particularmente grave en países como el Perú, en el cual los glaciares tropicales, principales fuentes de agua dulce para la mayoría de la población, disminuyen aceleradamente.
El cambio climático perjudica aún más a los más pobres por complicar, encarecer o eliminar sus medios de acceso al recurso hídrico en un contexto en que una multitud de proyectos de agroexportación y minería compiten con el abastecimiento de agua, no solo para la actividad agrícola sino también para los hogares.
En el Perú, es un reto ético garantizar el derecho al agua de más de diez millones de personas que no cuentan con acceso al agua potable y fuentes de agua limpia para su subsistencia, de los cuales dos millones se encuentran en la capital. Al mismo tiempo, facilitar el acceso al agua para los agricultores, que en un ochenta y cuatro por ciento viven en más de seis mil comunidades campesinas y contribuyen con el sesenta por ciento al abastecimiento de alimentos para la población, constituye otro desafío.
Con la convicción de que el agua no es una mercancía, el Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC) presenta la siguiente agenda para asegurar el acceso al agua para todos y la protección de los ecosistemas frágiles del Perú.
1. Proteger y conservar los ecosistemas hídricos
Antes de confiar nuestra sobrevivencia a tecnologías cuyas consecuencias no conocemos o a mecanismos cuyas debilidades se han demostrado en las últimas décadas, es imprescindible proteger primero lo que nos queda de los ecosistemas y conocimientos ancestrales. Reportes de las Naciones Unidas indican que la extracción de recursos naturales se puede triplicar hasta el 2050, lo que significa una presión enorme a las fuentes de agua y otros recursos naturales. (PNUMA, Desacoplar el uso de los recursos naturales y los impactos ambientales del crecimiento económico, 2011.) En tal escenario la protección de espacios naturales como bofedales y cabeceras de cuencas, donde nacen las fuentes de agua para miles de personas, debe tener prioridad antes de cualquier actividad económica, por más rentable que sea.
La intangibilidad de cabeceras de cuencas para actividades económicas con altos riesgos de contaminación debe ser regulada considerando la sostenibilidad de dichos ecosistemas hídricos. Para ello es importante poner en marcha la delimitación de cabeceras entre dos mil ochocientos y tres mil quinientos metros sobre el nivel del mar y proponer normativas que valoren las cabeceras de cuenca como fuente de agua y regulación de zonas altoandinas.
La tecnología que se ha desarrollado en los últimos siglos no puede remplazar la ingeniería de la naturaleza desarrollada en miles y millones de años. Es un error pensar que la ingeniería de la sociedad humana puede restaurar ecosistemas destruidos por la minería o que la reforestación restaura un bosque primario a su estado original. El agua es un recurso fundamental y escaso, hay que proteger sus ciclos y espacios naturales que no son imitables ni reemplazables por el hombre y su tecnología.
2. Promover una cultura de agua
El Perú es un país con una cultura ancestral sobre el manejo y gestión del agua. Tenemos que agradecer a los pueblos milenarios y originarios que han conservado conocimientos, métodos y tecnologías de conservación adaptada a los diferentes ecosistemas, que deben ser revalorados. El reto de promover una cultura que suponga una nueva forma de convivencia con el agua de parte de los ciudadanos implicará una ruta de aprendizaje y acción que ponga en valor nuestra cultura ancestral, pero además nuevos principios éticos que redunden en prácticas de uso responsable del agua.
3. Constitucionalizar el derecho al agua y garantizar el derecho a la consulta previa
Reconocemos que el agua no es ni debe convertirse en una mercancía, sino un derecho humano universal. Y por ello demandamos su reconocimiento como derecho tanto en la Constitución Peruana como en el Plan Nacional de Derechos Humanos 2012-2016.
Proponemos avanzar en garantizar que se norme el “agua vida”, es decir, un consumo mínimo adecuado por persona (veinte a treinta litros por persona por día), como uno de los desafíos para operacionalizar el derecho humano al agua.
Además, se debe garantizar el derecho a la autodeterminación de los pueblos sobre qué tipo de desarrollo desean en sus territorios, en especial mediante el cumplimiento del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Ley de Derecho de la Consulta Previa.
4. Promover la planificación de la gestión de recursos hídricos y el ordenamiento territorial como base de ciudades, cuencas y territorios sustentables
El Perú es un país con disponibilidad de recursos hídricos, alrededor de los cuales gira la vida y el desarrollo de comunidades y poblados. Se están ejecutando y planificando una multitud de proyectos que explotarán los recursos hídricos del país, como trasvases de ríos para irrigación, represamiento de ríos amazónicos para la generación de electricidad, construcción de hidrovías para el comercio internacional, explotación para la minería y ejecución de proyectos agroindustriales. Todos se desarrollan en un marco de alta inseguridad sobre los impactos del cambio climático en los recursos hídricos.
Desde el Estado se ha avanzado en la elaboración de un Plan Nacional de Recursos Hídricos y planes de gestión integrada en algunas cuencas del país, que deben convertirse en instrumentos vinculantes de la toma de decisiones en la gestión de dichos recursos siendo urgente su implementación y complementariedad con instrumentos de Zonificación Ecológica Económica (ZEE) y planes de ordenamiento territorial. Adicionalmente, deben actualizarse los instrumentos de certificación como los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), que no se adaptan desde hace veinte años, y facilitarse el libre acceso a información de entidades generadas durante la elaboración de EIA para la realización de proyectos de inversión.
5. Avanzar hacia una institucionalidad democrática y descentralizada para la gestión de recursos hídricos
En el marco de la Ley de Recursos Hídricos, la Autoridad Nacional del Agua viene impulsando la conformación de Consejos de Cuenca con participación pública y privada. Estos Consejos han sido piezas claves en las cuencas donde se ha trabajado el Plan de Gestión de Recursos Hídricos, pero requieren ser fortalecidos en términos de estructuras de representación que facilite el dialogo con sus sectores representados, especialmente desde la sociedad civil y para incorporar los espacios locales. A esto pueden contribuir las experiencias de mancomunidades municipales de micro cuencas.
A fin de garantizar una gobernanza y gestión descentralizada, se requiere avanzar en una reforma que transfiera funciones y competencias a gobiernos regionales y locales para implementar una gestión integral de los recursos hídricos con un enfoque de cuenca y fortalecer espacios de fiscalización y vigilancia ciudadana.
Artículo elaborado por el Equipo MOCICC, miembro del Grupo Perú COP 20, con la participación de Sonia Rodríguez, de ONG Alternativa.
Publicado: 28 de marzo de 2014 -
No. 156 - Año 2014
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