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Cuando los fármacos no funcionan

11 de abril de 2014 - No. 158 - Año 2014

Martin Khor

La creciente crisis de la resistencia a antibióticos ha llamado la atención de las autoridades políticas, pero no lo suficiente como para hacerle frente. El número de enfermedades que se ven afectadas viene aumentando, lo que significa que en algunos casos no es posible eliminar las bacterias aun cuando se estén utilizando diversos fármacos.

Todo indica que en el futuro los antibióticos no funcionarán. Nuestra generación o de la de nuestros hijos no se salvarán de la tuberculosis, el cólera, la disentería y las formas letales de gérmenes contraídos en el quirófano.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) discutirá en su asamblea anual en mayo una resolución sobre la resistencia microbiana, incluido un plan de acción global. Ha habido antes resoluciones de ese tipo, pero poca acción. Este año puede ser diferente porque países como el Reino Unido están convencidos de que la inacción durante todos estos años ha sido la responsable de la agudización del problema.

La organización Chatham House, con sede en el Reino Unido, celebró con el Instituto Universitario de Ginebra dos reuniones sobre este tema, en octubre y en marzo. Ambas estuvieron presididas por la directora general de Salud de Inglaterra, Dame Sally Davies, quien ha asumido la resistencia a antibióticos como una campaña profesional y personal. (Ver recuadro.)

En las dos reuniones de Chatham House a las que asistí se trataron diferentes aspectos de la crisis y las posibles medidas. Entre ellas:

* Más investigaciones científicas de cómo se causa y propaga la resistencia, en especial la aparición de genes como en el NDM-1 (New Delhi metallo-beta-lactamase), un tipo de enzima que tiene la capacidad de alterar las bacterias y las hace altamente resistentes a todos los fármacos conocidos.

* Encuestas en todos los países para determinar la prevalencia de la resistencia a antibióticos en las bacterias que causan diversas enfermedades.

* Normas y directrices sanitarias en todos los países para orientar a los médicos acerca de cuándo -y cuándo no- recetar antibióticos.

* Educar al público sobre el uso adecuado de los antibióticos y de los casos en que no deben ser utilizados.

* Regulaciones para las empresas farmacéuticas sobre la comercialización ética de sus medicamentos y para evitar la promoción, a los médicos o al público, que conduzca a un exceso de su uso.

* Prohibir el uso de antibióticos en animales y raciones para inducir el crecimiento y restringir su uso solo para el tratamiento de dolencias.

* Promover el desarrollo de nuevos antibióticos y en formas que no hagan que los nuevos medicamentos sean propiedad exclusiva de las empresas farmacéuticas.

* Asegurar que todas las personas, en particular los sectores pobres de la población, tengan acceso a nuevos medicamentos.

Sobre el primer punto, el descubrimiento del gen conocido como NDM-1 resulta muy alarmante. En 2010 se encontraron solo dos tipos de bacterias que alojan este gen: la E. coli y la Klebsiella pneumoniae. Se encontró que el gen puede saltar fácilmente de un tipo de bacteria a otra.

En mayo de 2011, científicos de la Universidad Cardiff (Reino Unido) que habían informado por primera vez de la existencia del NDM-1 encontraron que dicho gen se ha propagado a varias especies de bacterias a una gran velocidad y que tiene la cualidad especial de saltar entre las distintas especies de bacterias sin problema. Si bien el gen se encontró solo en la E. coli cuando se lo detectó inicialmente en 2006, ahora los científicos lo han encontrado en más de veinte especies diferentes de bacterias.

También en mayo de 2011 se produjo un brote de una enfermedad mortal causada por una nueva cepa de la bacteria E. coli que mató a más de veinte personas y afectó a otras dos mil en Alemania. Aunque la E. coli “normal” generalmente produce un malestar leve en el estómago, la nueva cepa 0104 de E. coli provoca diarrea con sangre y severos calambres estomacales. En casos más graves daña los glóbulos rojos y los riñones.

La tuberculosis es una enfermedad que ha reaparecido. En 2011, la OMS encontró que había medio millón de casos nuevos en el mundo que eran resistentes a múltiples fármacos, lo que significa que no podían ser tratados con la mayoría de los medicamentos utilizados. Y alrededor de un nueve por ciento de los casos de tuberculosis resistente a múltiples medicamentos también presenta resistencia a otras dos clases de fármacos.

Las investigaciones también han revelado que en el sudeste asiático, las cepas de malaria están adquiriendo resistencia al tratamiento.

La directora general de la OMS, Margaret Chan, advirtió en 2012 que todos los antibióticos corrían el riesgo de tornarse inútiles. La próxima Asamblea Mundial de la Salud en mayo es una oportunidad para finalmente poner en marcha un plan de acción global que enfrente esta crisis.

Martin Khor, fundador de TWN y director ejecutivo del Centro del Sur.

RECUADRO

Inminente peligro global

En el reciente libro The Drugs Don’t Work (Los fármacos no funcionan), Dame Sally Davies, directora general de Salud de Inglaterra, reveló que en 2012 decidió centrar su informe anual en las enfermedades infecciosas. “Nuestros resultados fueron simples: estamos perdiendo la batalla contra las enfermedades infecciosas. Las bacterias se defienden y se están volviendo resistentes a los medicamentos modernos. En pocas palabras, los medicamentos no funcionan”, afirma.

Los antibióticos agregan en promedio unos veinte años a nuestras vidas y nos han permitido sobrevivir a infecciones y operaciones de riesgo. Pero “lo cierto es que hemos estado abusando de ellos como pacientes, como médicos, como viajeros y en nuestros alimentos”, dice Davies. “Hace veintiséis años que no se descubren nuevas clases de medicamentos antibacterianos, y las bacterias se defienden”.


Publicado: 11 de abril de 2014 - No. 158 - Año 2014

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