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Suiza, el anfitrión de la nueva guerra de divisas

6 de febrero de 2015 - No. 195 - Año 2015

Oscar Ugarteche, Tesalia Valencia

La mañana del 15 de enero, el Banco Central Suizo anunció el retiro del piso del tipo de cambio frente al euro, fijado en 1,2 francos por divisa europea en el 2011, y decidió bajar la tasa de interés a los depósitos medio punto, de -0,25 por ciento hasta -0,75 por ciento, con el objetivo de mitigar el calentamiento de la economía, y con ello, desincentivar la entrada de capitales. Este repentino giro se tomó como medida de prevención ante la acelerada depreciación de la moneda única frente al billete verde, lo que ocasionaba a su vez un debilitamiento en los últimos meses del franco suizo ante el dólar. Por otro lado, se estableció para proteger al país de una avalancha de dinero derivada de la incertidumbre por la relajación cuantitativa del Banco Central Europeo.

A diferencia de otros bancos centrales, el Banco Suizo no le pertenece totalmente al gobierno, ya que una parte se encuentra en manos de organismos particulares e instituciones públicas, y el resto, equivalente al 45 por ciento, es propiedad de accionistas privados que incluyen regiones administrativas suizas, conocidos como cantones, muchos de los cuales recibían dividendos con un tope máximo de seis por ciento del beneficio neto de la comisión negociadora hasta antes del 2014. Desde entonces, los accionistas han estado quejándose debido a la falta de estas transferencias, de modo que el abandono del tipo de cambio fijo se asentó como la única forma para lograr el regreso de los dividendos.

La teoría bajo la maniobra aplicada confía en que el cobro por la tenencia de dinero en el banco central obligará a buscar mejores rendimientos en otros lugares, ya sea a través de la inversión en activos productivos en la unión monetaria o por la transferencia de dinero hacia activos más seguros en el extranjero. En el primer caso, la inversión productiva adicional contribuiría a impulsar el crecimiento directamente, mientras que en el segundo, las salidas de capital ayudarían a debilitar la moneda haciendo que las exportaciones ganen competitividad.

No obstante, lo único cierto hasta ahora es la desconfianza y la incertidumbre inyectada en el mercado cambiario causando múltiples pérdidas -o en algunos casos enormes ganancias- originadas de la rápida apreciación del franco suizo de hasta 41 por ciento en un momento frente al euro, de tal manera que al final el impacto más significativo se resintió precisamente en el mercado de valores suizo, el cual tuvo un desplome de 8,7 por ciento, el más importante en un cuarto de siglo.[1] Por otra parte, el disturbio también provocó grandes pérdidas para miles de inversionistas y diversas instituciones internacionales como son Citigroup y Deutsche Bank, que perdieron cientos de millones, al igual que algunas pequeñas casas de bolsa que fueron totalmente evisceradas. Asimismo, ocasionó que el corredor de divisas al por menor más grande de Estados Unidos y tercero a nivel mundial, Forex Capital Markets (FXCM), casi se declarara en quiebra después de anunciar que podría haber caído en incumplimiento de algunos requisitos de capital regulatorio, por lo que fue rescatado inmediatamente por medio de un crédito de emergencia de 300 millones dólares provisto por la firma de inversiones Leucadia National Corp.[2]

La inesperada apreciación del franco vislumbra un panorama obscuro y un tanto ambiguo, ya que por un lado, significa que los precios en Suiza se han desmoronado debido a que alrededor del 60 por ciento de los productos son importados y se teme que pueda convertirse en un descenso sostenido que acentúe la deflación de -0.3 por ciento ya presentada, factor que ha impactado negativamente al conjunto de la actividad económica y, por otro lado, representa un desafío inmenso para el turismo y los exportadores suizos como Swatch, Tissot, Tag Heuer, Nestlé, Novartis, los cuales obtienen la mayor parte de sus ganancias de las ventas al exterior -aproximadamente el 85 por ciento-, razón por la que tendrán que esforzarse para reducir los costos de forma radical, probablemente con afectaciones importantes en los empleos y salarios.[3]

Para los vecinos centroeuropeos, el golpe se está viendo en los costos de las hipotecas. Con tasas de interés cercanas a cero, muchos polacos y húngaros tomaron prestado dinero de la banca suiza para pagar sus viviendas y ahora el costo de estos préstamos se ha encarecido sustantivamente. El estancamiento que puede inducir en centroeuropa es un factor que debe contemplarse para proyecciones de crecimiento global.

En tanto a las secuelas de la medida suiza en el resto del mundo, se percibe en primera instancia la repercusión del aumento generalizado de los precios para sus principales socios importadores, como son el caso de Alemania, Francia, Italia y Estados Unidos. La nueva medida abre la posibilidad de una reconfiguración espacial en búsqueda de nuevos refugios para capitales con el aliciente de cobrar un interés más atractivo. Bajo este panorama, América Latina surge como destino oportuno gracias a la rentabilidad de las tasas de interés a los depósitos con la que ciertos países cuentan, entre los que destacan Brasil, con una tasa que ofrece casi ocho por ciento de rendimiento, Chile (5,2 por ciento), Uruguay (4,6 por ciento), Paraguay (4,2 por ciento), Colombia (4,2 por ciento) y México (1,3 por ciento). De confirmarse lo anterior, el territorio latinoamericano podría acumular reservas -no reflejadas en el producto interno-, sin olvidar establecer ciertas precauciones para suavizar las reacciones al alza de los tipos de cambio que podrían reducir la competitividad en el exterior, de modo que sería necesario mantener primero políticas macroeconómicas sanas, especialmente monetarias y cambiarias, para evitar entradas masivas de capital sin ningún control de tal manera que se puedan anticipar medidas cuando salgan.

Finalmente, la decisión suiza, aunada a la reducción posterior de la tasa de interés de Dinamarca (-0.35 por ciento) y Canadá (-0.75 por ciento), parecen ser el inicio de una guerra de divisas en búsqueda de restablecer el crecimiento en medio de la evolución de un mercado cambiario lleno de incertidumbre, abrumado por las fuerzas deflacionarias europeas, la baja en el precio del petróleo, el estancamiento de Europa, la débil recuperación estadounidense, que en el desorden económico mundial actual ha provocado el fortalecimiento del dólar, empujándole así la crisis al resto del mundo.

Notas


[1] Véase “El banco central suizo toma al mundo por sorpresa”

http://www.swissinfo.ch/spa/el-banco-central-suizo-toma-al-mundo-por-sor…

[2] Véase “JP Morgan Owned The Swiss Franc Move”

http://uk.businessinsider.com/jp-morgan-makes-300m-from-swiss-franc-2015-1

[3] Véase “Banco central suizo quita freno a la apreciación del franco”http://www.swissinfo.ch/spa/fin-al-freno-a-la-apreciaci%C3%B3n-del-franc…


Publicado: 6 de febrero de 2015 - No. 195 - Año 2015

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