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El libre comercio y la campaña presidencial de Estados Unidos

29 de abril de 2016 - No. 257 - Año 2016

Martin Khor

La oposición a los tratados de libre comercio se ha convertido en un tema destacado en la campaña presidencial de Estados Unidos. Entre 1999 y 2011, se perdieron casi seis millones de empleos y los salarios han permanecido estancados. Muchos culpan a la política comercial por estos problemas.

La oposición a los tratados de libre comercio se ha convertido en un tema destacado en la campaña presidencial de Estados Unidos. Entre 1999 y 2011, se perdieron casi seis millones de empleos y los salarios han permanecido estancados. Muchos culpan a la política comercial por estos problemas.

Donald Trump criticó las importaciones baratas, en especial de China, y amenazó con aumentar los aranceles. Hillary Clinton criticó el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), que antes había defendido. Y la oposición de Bernie Sanders a los TLC le ayudó a ganar en varios estados antes de las primarias de Nueva York.

Entre 1999 y 2011, en el sector manufacturero de Estados Unidos se perdieron casi seis millones de empleos y los salarios han permanecido estancados, mientras se dispararon los ingresos del 1% más rico de la población.

Con o sin razón, muchos estadounidenses culpan a la política comercial de Estados Unidos y a los TLC por estos problemas.

La tendencia dominante entre los economistas y los analistas económicos estadounidenses ha sido la de hablar loas del “libre comercio”. Pero últimamente en la prensa se han publicado numerosos artículos sobre la falta de apoyo popular.

El ex secretario del Tesoro Lawrence Summers señaló que “en Occidente hay una rebelión contra la integración mundial” y el principal motivo sería la sensación “de que se trata de un proyecto impulsado por las élites para beneficio de las élites, con poca consideración por los intereses de la gente común”.

The Economist, si bien insiste en que el libre comercio todavía merece todo el apoyo y se lamenta de que los principales políticos estadounidenses estén echando leña al fuego en contra del libre comercio, cita estudios que revelan que las pérdidas están más concentradas y también tienen mayor duración de lo que se esperaba.

El columnista del Financial Times Phillip Steven señala que observadores de Washington opinan que no hay ninguna posibilidad de que cualquiera sea el próximo presidente apoye al TPP.

En un blog del Wall Street Journal, Greg Ip llega a la conclusión de que si los trabajadores pierden sus puestos de trabajo por culpa de las importaciones, una forma de mejorar la situación es cerrarles la puerta.

Los economistas ortodoxos sostienen que el libre comercio es beneficioso porque los consumidores disfrutan de productos más baratos. Reconocen que las empresas que no pueden competir con las importaciones deben cerrar y que hay recortes en los puestos de trabajo. Pero asumen que habrá nuevos negocios generados por las exportaciones y los trabajadores despedidos se ubicarán allí, por lo que, en general, habrá una mayor productividad y no habrá una pérdida neta de empleos.

Sin embargo, nuevas investigaciones revelan que este ajuste positivo puede tardar más de lo esperado o puede no ocurrir nunca. Por lo tanto, la liberalización del comercio puede provocar pérdidas netas en determinadas condiciones.

Los beneficios de tener productos más baratos y más exportaciones podrían quedar relegados por la pérdida de las empresas locales, los recortes de personal y los salarios estancados.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.


Publicado: 29 de abril de 2016 - No. 257 - Año 2016

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