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La nueva doctrina Trump

29 de setiembre de 2017 - No. 326 - Año 2017

Martin Khor

Entre los discursos pronunciados en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) por el secretario general, Antonio Guterres, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hubo un marcado contraste.

Mientras Guterres pronunció un discurso equilibrado, llamando a los países a cooperar, buscar soluciones pacíficas a las crisis políticas y abordar los problemas globales como el cambio climático y los refugiados, Trump confirmó su promesa de “Estados Unidos primero» y definió un nuevo «eje del mal”: Corea del Norte, Irán y Venezuela.

Tanto analistas como gobernantes se interrogaban si el presidente estadounidense acababa de codificar una nueva doctrina Trump y especulaban sobre las turbulencias que la misma implicaría para el mundo.

En un tono muy alejado del lenguaje diplomático, Trump dejó de lado su promesa anunciada al asumir la Presidencia -adoptar una política más aislacionista, interviniendo menos en asuntos de otros países, ya que se enfocaría en resolver problemas domésticos con el fin de “volver a hacer grande a América”- y defendió el objetivo de «Estados Unidos primero”.

«El primer deber de nuestro gobierno es para con su pueblo, con sus ciudadanos, para servir a sus necesidades, garantizar su seguridad, preservar sus derechos y defender sus valores”, dijo el presidente estadounidense.

En un discurso pronunciado ante gobernantes de todo el mundo, Trump mencionó la soberanía nacional en veintiuna oportunidades, pero quedó claro que se refería a la soberanía nacional de Estados Unidos, que podría utilizar como principio para violar la soberanía nacional de los demás países.

«No tendremos más remedio que destruir totalmente a Corea del Norte», adelantó Trump, acentuando su anunciada amenaza de desatar “el fuego y la furia”.

La situación coreana es realmente muy grave, pero amenazar con aniquilar a un país entero no contribuirá a la solución del problema.

Como era de esperar, el líder norcoreano Kim Jong-un redobló la apuesta, al replicar que las declaraciones de un Trump «trastornado» le han convencido de que tiene razón en desarrollar armas nucleares.

Igual o más aterradora que la amenaza de Trump a Corea del Norte fue la afirmación de que el acuerdo nuclear con Irán firmado en 2015 por Estados Unidos y otras cinco potencias (China, Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania) era “una vergüenza» y el más «unilateral» en el que su país había participado, dejando las puertas abiertas para su cancelación.

Los gobernantes de la mayoría de los países presentes parecían horrorizados por la audacia y la agresividad del discurso de Trump. Pero también algunos políticos estadounidenses expresaron su malestar, como la senadora Dianne Feinstein, quien consideró que el mandatario «perdió una oportunidad para presentar cualquier acción positiva que la ONU pudiera tomar con respecto a Corea del Norte”.

Trump «aspira a unificar el mundo mediante tácticas de intimidación, pero en realidad solo aísla más a Estados Unidos”, dijo Feinstein. “Sugiriendo que revisaría y posiblemente cancelaría el acuerdo nuclear de Irán, aumentó en gran medida el peligro que enfrentamos tanto de Irán como de Corea del Norte».

Los enfoques contrapuestos en materia de relaciones internacionales expresados por Trump y Guterres en la Asamblea General de la ONU tendrán repercusiones importantes en el futuro próximo. Esperemos que prevalezca el del secretario general de la ONU.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur, una organización intergubernamental de países en desarrollo, con sede en Ginebra.


Publicado: 29 de setiembre de 2017 - No. 326 - Año 2017

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