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Un día para olvidar

13 de junio de 2014 - No. 167 - Año 2014

Héctor Bejar

El día mundial del medio ambiente ha pasado inadvertido. A pesar de los acontecimientos trágicos cada vez más frecuentes y de las advertencias de los científicos, todo sigue igual en el mundo de las decisiones gubernamentales.

El clima debería ser considerado como un bien público universal. Bien público es aquél del que nadie puede ser excluido. Debería ser un derecho humano el contar con un clima adecuado a una vida sana y saludable. La paradoja actual es que nuestra forma de vida amenaza la vida.

El ciclo de las Naciones Unidas no ha tenido resultados concretos en esta materia. Los actores de esta historia son las corporaciones, los científicos, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y los políticos.

Múltiples instituciones han sido creadas alrededor del debate internacional, casi todas tecnocráticas y burocráticas, encabezadas por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Las corporaciones sostuvieron al comienzo que los cambios son naturales y que las advertencias de los científicos son alarmistas. Dijeron que el calentamiento es una novela inventada por personas ingenuas o interesadas. Hasta que las evidencias han ido manifestándose en el deshielo de los casquetes polares y las cumbres de las montañas, los frecuentes huracanes y las inundaciones.

Las ONG difundieron sus planteamientos acerca del calentamiento pero su discurso sobre el clima fue aislado del asunto del sistema económico. Llegaron a un punto muerto cuando no lograron la aprobación de sus planteamientos en las interminables cumbres y conferencias.

Por otra parte, el financiamiento de las ONG es cada vez menor, debido a la derechización de la política europea. Las ONG son en realidad “OG”, organizaciones que dependen de fondos gubernamentales o intergubernamentales cada vez más dedicados a otros temas que los grandes del mundo van poniendo en agenda, como el matrimonio gay, por ejemplo.

Los políticos postergan las decisiones porque son pagados por las empresas contaminantes interesadas en mantener el sistema. Los científicos advierten y advierten, pero no pueden hacer más que anunciar la catástrofe si se pasa de los dos grados. No es la ciencia sino la codicia la que guía la decisión política en el mundo de hoy.

Hay consenso sobre lo que puede suceder en el largo plazo o sobre cuánto hay que reducir el calentamiento para el año 2050 0 2100. Pero cuando se trata de tomar medidas en el mediano y corto plazo, es decir al 2020 o 2030, nadie quiere ser el primer perjudicado.

Desde el Norte se afirma que China es el primer emisor de gases tóxicos y la India el tercero. Desde el Sur se dice que el Norte tiene una responsabilidad histórica que viene de la revolución industrial. Los países emergentes sostienen que las potencias industriales clásicas son las que deben empezar.

En los Estados Unidos, que no han firmado el Protocolo de Kioto, el poder petrolero sigue teniendo peso decisivo aunque el débil aunque activo gobierno de Barack Obama limitará desde esta semana el uso de carbón en las plantas productoras de energía con el objetivo de reducir en un treinta por ciento la emisión en las centrales térmicas.

En el nivel burocrático se ha introducido el principio de establecer responsabilidades comunes pero diferenciadas.

El sistema productivo mundial sigue un modelo de consumo frívolo y despilfarrador, y está constituido por bancos de los países centrales que lucran con el crecimiento, los centros industriales de China y la India, y una larga fila de reservorios inmensos de mano de obra esperando ser explotados. Una reconversión de ese sistema hacia algo distinto es por ahora imposible.

Solo para que los más vulnerables resistan el cambio climático, se necesitan 100,000 millones de dólares de aquí al 2020. No es mucho si se piensa en lo gastado para que los bancos no quiebren y en las sumas acumuladas por los ricos del mundo. Y sin embargo, en las Naciones Unidas solo se prometió 30,000 millones de dólares en tres años.

Héctor Béjar
www.hectorbejar.com


Publicado: 13 de junio de 2014 - No. 167 - Año 2014

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