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El Salvador: la derecha entre chucho y gato

Jueves 26 de agosto de 2010 - Agenda Global - Nº 164

Roberto Bissio

El “bastión primordial que debe regir la conducta de los nacionalistas salvadoreños”, según los estatutos de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), es la trilogía “Dios, Patria y Libertad”. La marcha que cantan los participantes en todas sus actividades públicas promete que “El Salvador será la tumba donde los rojos terminarán”. Son unos versos compuestos por el fundador de este partido, el mayor Roberto d’Aubuisson.

La biografía oficial del Chele d’Aubuisson, muerto de cáncer en 1992, le atribuye también la música de este himno, compuesta según otros por el cantautor Patricio Valdivieso y sorprendentemente similar a la melodía que acompañaba la entrada en escena del luchador argentino Martín Karadagian en su mítico programa “Titanes en el Ring”.

Menos debatida es la autoría intelectual del fundador de ARENA sobre el asesinato del arzobispo de San Salvador monseñor Óscar Arnulfo Romero en 1980 o su creación de los “escuadrones de la muerte”, de gran eficacia para acallar a los disidentes desarmados durante los doce años de guerra civil.

ARENA fue el partido mayoritario en El Salvador a partir de la elección de la Asamblea Constituyente de 1982 y estuvo dos décadas en el gobierno a partir de 1989, logró navegar la transición a la paz y la democracia, se sumó al libre comercio de la región centroamericana con Estados Unidos y se dedicó a la destrucción del Estado con la misma pasión con que encaraba la lucha antisubversiva, privatizó todo lo privatizable y abolió el colón para adoptar el dólar como moneda.

Finalmente, el 15 de marzo de 2009, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, su candidato Rodrigo Ávila perdió ante el periodista Mauricio Funes, postulado por su archienemigo, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

La derrota electoral sumió al partido en una profunda crisis, con una docena de legisladores arenistas abandonando sus filas, sus arcas vacías y sin respuestas ante un Funes de imagen conciliadora y moderna, explícitamente inspirado en el brasileño Lula da Silva y no en los modelos tradicionales de los “rojos” que ARENA se propone exterminar.

“La derecha todavía sigue peleando las guerras del siglo XX”, comentó el vicepresidente del Congreso, Sigfrido Reyes, cuando el ex presidente Alfredo Cristiani (1989- 1994) convocó a los empresarios salvadoreños a no acompañar a Funes en su programado viaje a Cuba.

Según el líder de ARENA “no hay mucho que aprender” de la isla y, peor aún, los viajeros correrían el riesgo de querer imitar a un país que “no es democrático”. Pero la Agencia de Promoción de Inversiones de El Salvador (PROESA) registra muchos empresarios salvadoreños con inversiones en Cuba, entre los que se destacan la aerolínea Transportes Aéreos Centroamericanos (TACA) y la fábrica de tejidos Hilasal.

El llamado de Cristiani tuvo poco eco. ARENA parecía condenada a la irrelevancia por sus propias bases y cuando no pocos analistas ya la ubicaban en el “basurero de la historia”, el periódico El Faro reveló el 25 de agosto la existencia de un documento “ultrasecreto” para relanzar al partido con un “nuevo ideario”.

Las ideas sobre las cuales se quiere refundar a la derecha salvadoreña serían una verdadera “bomba atómica de papel”, según uno de los pocos conocedores del documento, tan reservado que en sus parsimoniosas consultas secretas Cristiani no ha distribuido copias, sino que lo lee de viva voz para que no queden registros capaces de filtrarse.

Igual de escandalosa es la versión de El Faro que le atribuye la autoría intelectual del documento a tres ex guerrilleros del Frente Farabundo Martí, los hermanos Salvador y Joaquín Samayoa y Arn Richard Lüers, conocido por su seudónimo de guerra, Paolo. “Corre el rumor de que tiene ideas socialdemócratas”, dice una de las fuentes anónimas citadas por el periódico, sobre la propuesta que todavía no ha llegado a la militancia, ni siquiera a los alcaldes de ARENA.

Ricardo Valdivieso, cofundador de ARENA y corredactor, junto con D’Aubuisson, de sus estatutos –donde se propone como Objetivo Número Uno “defender nuestras tradiciones occidentales ante el ataque Ideológico y agresión permanente del comunismo internacional”–, asegura que no es cierto que ARENA se vuelva socialdemócrata, “porque este movimiento tuvo su origen en el marxismo”, pero que “sí se está haciendo una revisión, sólo los fanáticos no hacen revisiones”.

Tres personas citadas por El Faro afirman que Cristiani dijo que “los términos de derechas e izquierdas ya están superados”, pero Valdivieso, ideólogo histórico de ARENA, asegura que tampoco se trata de irse al centro, ya que D’Aubuisson consideraba que “el centrismo es peligroso”.

Según los ex guerrilleros convertidos en asesores, el empresario Murray Mesa los habría

invitado a una discusión que incluiría el cuestionamiento a “definiciones ideológicas, políticas, discurso y símbolos”.

“Les dijimos que es difícil que puedan suscitar la participación de las capas medias mientras los símbolos del partido sigan siendo los que son”, recuerda Salvador Samayoa. Paolo Lüers asegura haber cuestionado las privatizaciones y la excesiva identificación de ARENA con los intereses empresariales.

“Hay que hablar de pobreza, hay que hablar de redistribución de la riqueza”, dicen que dice el documento quienes lo escucharon y en estos párrafos se detectaría la influencia de los ex guerrilleros.

Sin embargo, Lüers aclara que sus consejos no tenían pretensiones de convencer a los arenistas de convertirse en socialdemócratas: “Yo no voy a tratar de decirle a un chucho que se haga gato”.

Según las fuentes, también empresarios, periodistas y economistas habrían sido invitados por Murray a contribuir con ideas a la reformulación conceptual de ARENA.

El “nuevo ideario” seguirá siendo secreto por un tiempo pero sí se ha filtrado que la definición de la que se espera que esta corriente renazca cual ave Fénix no será más “derecha” ni, por supuesto, “socialdemócrata”.

Tampoco es una etiqueta muy original. Si Cristiani logra convencer a los “duros” de la necesidad de aggiornamento, el partido arquetípico de la ultraderecha latinoamericana pasará a definirse a secas como “liberal”.


Publicado: Jueves 26 de agosto de 2010 - Agenda Global - Nº 164

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