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La integración en América Latina

Jueves 23 de abril 2009 - 98

Oscar Ugarteche

Desde los años cincuenta el tema de la integración ha rondado por América Latina, nos recuerda Alfredo Guerra Borges en su libro de próxima aparición de título preliminar Sesenta años de integración en América Latina (México, Siglo XXI).

Si se mira por regiones hay el esquema del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), el más antiguo y exitoso de todos y que se vio frenado por la insurrección de los años ochenta en el istmo. Contemplaba integración política, financiera, económica y comercial e incluía un peso centroamericano como una moneda de referencia que para los fines del caso fue el dólar estadounidense pero pudo haber sido una canasta de monedas centroamericanas.

Dicho proceso fue seguido por la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), establecida en Montevideo, que tenía una cámara de compensación comercial que luego dio pie a la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), siempre con la misma sede.

Sería a fines de los años sesenta que se produjo la creación del Pacto Andino, que fue un esquema de integración industrial con una institucionalidad en común entre los países andinos. Como parte del Pacto Andino nació la Corporación Andina de Fomento (CAF, banco de desarrollo regional), el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR, un fondo de estabilización monetario), un Parlamento Andino y un Tribunal Andino. El esquema de integración andino iniciado con el impulso del desarrollismo y de gobiernos progresistas fue primero petardeado por Chile, que en 1977 se retiró. Claramente había un conflicto entre las políticas del Pacto Andino y las del gobierno de [el general Augusto] Pinochet de forma que el retiro fue bienvenido en voz baja.

Ése sería el inicio del fin, ya que cuando la crisis de la deuda se inició, el Pacto Andino sirvió de base para lo que sería la Conferencia de Cartagena para organizar un Club de Deudores Andinos. Dicha reunión, que debió tener lugar en mayo de 1984, fue saboteada por sus propios gobiernos miembros ante la llamada telefónica del presidente de Estados Unidos a sus pares de México, Colombia y Perú ofreciendo apoyo de emergencia a la balanza de pagos a cambio de convencer a Brasil de que desistiera de esta iniciativa. El ardid funcionó y el apoyo de balanza de pagos no llegó. El fin estaba muy cerca, las políticas de apertura económica y de crecimiento exportador eliminaron la posibilidad de organizar los aparatos productivos de manera articulada desde una planificación central en la sede. En adelante cada gobierno que se abrió al crecimiento exportador se retiró de una presencia activa y le retiró el apoyo económico, dejándolo moribundo.

En ese estado fue rescatado y refundado como Comunidad Andina de Naciones (CAN) en 1993, como cabeza del Sistema Andino de Integración (SAI).

El SAI está conformado por los siguientes órganos e instituciones: Consejo Presidencial Andino, Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, Comisión de la Comunidad Andina, Secretaría General de la Comunidad Andina, Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina, Parlamento Andino, Consejo Consultivo Empresarial, Consejo Consultivo Laboral, Corporación Andina de Fomento, Fondo Latinoamericano de Reservas, Convenio Simón Rodríguez, Organismo Andino de Salud-Convenio Hipólito Unanue y Universidad Andina Simón Bolívar (www.comunidadandina.org/sai/que.html).

Siguieron el esquema de la Comunidad Económica Europea, donde se abren las puertas al comercio intrarregional y se establece una zona aduanera, pero ya no se establecen líneas de producción en común. Esto va acompañado de instituciones políticas muy importantes y procesos tan importantes como el uso del documento nacional de identidad para el paso de las fronteras, lo que apunta hacia la libertad del mercado laboral intrarregional.

Lo nuevo: el Mercosur ampliado

A partir del siglo XXI surgieron vientos nuevos de integración. El antecedente fue cuando Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay suscribieron el 26 de marzo de 1991 el Tratado de Asunción, creando el Mercado Común del Sur (Mercosur).

Éste se inició igualmente como una unión aduanera y más allá como un esquema de integración político, pero tomó a inicios del siglo XXI un viento más fuerte con la presencia activa de los gobiernos de Brasil y Argentina.

Mientras Perú y Colombia decidían su proceso de negociación hacia un tratado de libre comercio con Estados Unidos acompañando a Chile, que ya lo había concluido, Venezuela se retiró de la CAN en abril del 2006 y pidió su incorporación al Mercosur, lo que después de casi tres años fue ratificado por todos los países miembros, que al 2009 son Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela, y los asociados Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú.

Ante el impulso de las economías mayores, Uruguay decidió contrapesar lo que sentía que era un abuso de los países grandes contra los chicos y se inclinó por abrir negociaciones hacia un tratado de libre comercio con Estados Unidos, lo que sabotearía la posibilidad de integración en los términos pactados porque este acuerdo no permite a otros mejores términos que los que se le dan a dicho país.

El 16 de abril de 1998 se firmó un Acuerdo Marco para la creación de una Zona de Libre Comercio entre la CAN y el Mercosur, que establece las bases para la conformación del espacio ampliado de libre comercio.

Este proceso está estancado por diferencias sobre los aranceles mínimos, ya que tanto Colombia como Perú, al querer tener un tratado de libre comercio con Estados Unidos, rebajaron sus aranceles a cero por ciento en el año 2006, lo que está por debajo de lo que el arancel externo común del Mercosur tiene como piso. Ése es un impasse que no tiene solución y que no podrá llevar a buen puerto la incorporación de ninguno de esos dos países. Chile igualmente tiene dicho tratado de libre comercio y tampoco podrá entonces entrar en el Mercosur, salvo que los otros socios otorguen un permiso especial para que ingrese con arancel cero, abriéndose la puerta a que se sabotee su arancel externo común.

Unasur

Esto fue seguido por el lanzamiento de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), que es una suerte de Unión Europea de carácter predominantemente político.

En diciembre del 2004, en Cusco, los presidentes sudamericanos decidieron conformar la Comunidad Sudamericana de Naciones, la cual fue evolucionando a través de la Cumbre de Brasilia realizada el 30 de setiembre de 2005 y la Cumbre de Cochabamba, llevada a cabo el 9 de diciembre de 2006. Se buscaba una forma de alcanzar la integración lograda por comunidades como la Unión Europea. Durante el proceso de construcción de la Unasur salió elegido Rafael Correa, presidente de Ecuador en 2007, quien propuso que la Unasur fuera la suma de la CAN más el Mercosur con una Secretaría Ejecutiva en Ecuador, país pequeño que podría desempatar las rivalidades de los mayores. Sin embargo, en la Reunión Extraordinaria de Jefes de Estado en Brasilia, en mayo de 2008, se suscribió su Tratado Constitutivo y se eligió a su primera dirigente dejándose de lado la idea de fusionar los dos bloques, a pesar de que los miembros son la suma de ambos.

Unasur tiene igualmente como observadores a Panamá, Surinam y Guyana.

El esquema vigente es generalizar el Mercosur y sus reglas en América del Sur y consolidar la Unasur como el espacio privilegiado para hacer política de forma autónoma de Washington.

Se ha creado además un Consejo Sudamericano de Defensa, uno de energía y se han efectuado reuniones extraordinarias para tratar temas donde se ha considerado que el problema era Washington (como una masacre en Bolivia y el ataque en la frontera entre Ecuador y Colombia), obviándose a la Organización de Estados Americanos (OEA) por primera vez en la historia.

Dentro de este esquema político estaría incluido el Banco del Sur, la canasta monetaria sudamericana y el fondo de estabilización regional.

Otros avances de integración

La Alternativa Bolivariana para América Latina y el Caribe (ALBA) es un esquema de integración enfocado a los países de América Latina y el Caribe con énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. La base del esquema es la cooperación Sur-Sur para la erradicación de la pobreza extrema y el fortalecimiento de los sistemas de salud y educación para atender la exclusión social.

En principio el esquema funcionó mediante el aporte de Venezuela a la compra con petróleo a Cuba de servicios de salud y educación que luego son enviados a los países que lo requieren. De esta forma hay programas del ALBA en todos los países que han pactado dicho esquema de integración a partir de lo social. Son miembros del ALBA Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Dominica y Honduras, con Ecuador esperando su ingreso.

El ALBA contiene un Banco del ALBA que sirve para el desarrollo de los proyectos sociales y se ha propuesto una unidad de cuentas regional llamada sucre (sigla de Sistema Unificado de Compensación Regional), conformada a partir de una canasta de monedas. Dadas las asimetrías de la región ALBA, el sucre sería el inicio de la región bolívar venezolano, ya que la unidad de cuentas parte del principio del pago en moneda nacional y el gran comprador de la región ALBA es Venezuela, que es además el gran vendedor.

Obstáculos a la integración

Hay una dinámica compleja en el proceso de integración en marcha. El conflicto entre Uruguay y Argentina sobre las papeleras es el más sonado y visto, seguido de los conflictos fronterizos entre Colombia y Ecuador, y Colombia y Venezuela, y Bolivia y Brasil, por el gas. Hay recientes reclamos de Paraguay a Brasil sobre el precio de la energía que sale de la represa de Itaipú, y uno más silencioso e insidioso de Ecuador a Brasil en el tribunal internacional de comercio de París por una hidroeléctrica defectuosa construida recientemente por una empresa brasileña con un crédito de dicho país.

Se agrava el escenario con el alza de aranceles por algunos en defensa de su balanza de pagos. Brasil, por ser la economía más grande y que tiene las relaciones más complejas de la región con todos los países, parece ser el blanco de los reclamos de los países de menor tamaño que lo pueden considerar una potencia subimperialista. Este análisis tiene el defecto de impedir cualquier integración con Brasil. Por otro lado, no hay integración sudamericana posible sin dicho país, con lo que veremos la evolución de la relación entre todos.

La primera carretera transversal del Pacífico al Atlántico (que parte de Ilo, en Perú en la frontera con Chile, llega a Acre, en Brasil, y sigue a Río de Janeiro) será inaugurada a principios de 2010.

Otro paquete de resistencias se encuentra en torno a la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), que se financia con recursos brasileños colocados en la CAF. El temor de los ecologistas en torno a este esquema de integración físico es que se haga una matriz de la selva amazónica con carreteras que la cruzan a lo largo y ancho, y que se privatice la Amazonia, siguiendo el modelo que se ha aplicado en la parte brasileña de dicha selva.

Oscar Ugarteche es economista peruano, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y miembro del Sistema Mexicano de Investigación, presidente de ALAI y miembro de Latinddad.


Publicado: Jueves 23 de abril 2009 - 98

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