Quienes esperaban que Donald Trump moderara su estilo al asumir la Presidencia, vieron desmoronarse sus ilusiones cuando el nuevo presidente de Estados Unidos comenzó a cumplir sus promesas electorales. Ahora todos deben prepararse para grandes conmociones. Si bien otros países poderosos pueden responder con la misma moneda, la mayoría de los países en desarrollo no podrán hacerlo.

Trump ya firmó la orden ejecutiva para la construcción del muro en la frontera con México, amenazó con aumentar los aranceles a los productos mexicanos y desaconsejó a las empresas estadounidenses mudarse al país vecino. Si México, que ha sido uno de sus mayores aliados, es tratado de esta manera, ¿qué pueden esperar los demás países?

Causa fuerte preocupación la noticia de que Estados Unidos está revisando su enfoque de la cooperación internacional. Por supuesto que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) debe mejorar. Pero ha sido un foro crucial para debatir los asuntos mundiales y sus organismos han apoyado la formulación de políticas en materia de salud, alimentación, medio ambiente y derechos del niño, con efectos positivos en los países en desarrollo.

Otro problema son las rápidas medidas adoptadas para revertir las actuales políticas ambientales de Estados Unidos.

El sitio web de la Casa Blanca retiró las referencias al cambio climático y la prensa informó sobre los planes para que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos quite su página web sobre el tema y se prohiba a su personal hablar con los medios o publicar nuevos estudios.

Por otra parte, se están resucitando dos grandes proyectos cancelados durante el gobierno de Barack Obama por motivos ambientales y sociales: los oleoductos Keystone XL y Dakota.

Y todo esto ocurre incluso antes de que asuma el nuevo jefe de la EPA, Scott Pruitt, cuyo nombramiento fue considerado por el New York Times como una señal de la determinación de Trump de revertir las medidas de Obama contra el cambio climático y desmantelar gran parte de la propia EPA.

Otro motivo de preocupación es el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). Si bien Trump había prometido el retiro de Estados Unidos durante la campaña electoral, su decisión resultó de todas maneras un duro golpe. Y aunque Australia intentó mantener el acuerdo con los otros países, Japón y Canadá consideran que el TPP no tiene sentido sentido sin Estados Unidos.

La decisión de Trump sobre el TPP es el preludio de otras posibles medidas comerciales anunciadas en su campaña electoral, como el aumento de los aranceles a los productos chinos, la fijación de impuestos de “ajuste fronterizo” a empresas estadounidenses establecidas en el exterior que exportan a Estados Unidos y la negociación de acuerdos bilaterales de comercio a través de los cuales maximizará sus propios intereses.

Los gobiernos de todo el mundo deben prepararse para responder a los fuertes golpes que se avecinan.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.

Publicado: 4 de febrero de 2017 - No. 294 - Año 2017