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Después de la recuperación, una nueva recesión

Viernes 11 de noviembre de 2011 - 44 Año 2011

Yilmaz Akyüz*

La recuperación de la economía mundial llegó a su fin y estamos al borde de una nueva recesión mundial. Este análisis es una especie de coctel de una serie de documentos producidos por el South Centre sobre la crisis económica mundial, presentado en el marco de la conferencia sobre las turbulencias financieras y las posibles estrategias de los países en desarrollo para salir de la crisis.

Las políticas descaminadas en Estados Unidos y Europa no pueden corregirse fácilmente. Estas políticas equivocadas han provocado distorsiones y desequilibrios en las estructuras económicas y en los balances de los prestatarios privados. Esta es una de las razones principales por las que la recuperación de las economías avanzadas es lenta, inestable y sin empleo.

Estados Unidos

Parece ser que en Estados Unidos ha podido evitarse una doble recesión, pero no cabe duda de que el desempleo y la poca inversión hacen de esta la recuperación más débil de la posguerra. Este es generalmente el caso cuando los países se recuperan de las crisis financieras porque los ingresos deben usarse para hacer frente al endeudamiento excesivo y a las distorsiones de los balances generales antes de destinarse a la inversión y a crear nuevos empleos.

La Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos ha reducido las previsiones de crecimiento de este país y considera que el aumento del gasto privado y/o de las exportaciones no serán suficientes para mantener el crecimiento. La política de expansión monetaria aplicada para impulsar la recuperación ha provocado la mayor debilidad del dólar en términos efectivos desde 1973 y está creando burbujas en los países en desarrollo y en los mercados de productos básicos. Debido a su recuperación débil e inestable, los Estados Unidos están enfrentando un creciente déficit público que actualmente es de cerca del 10% del producto interno bruto (PIB). El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la deuda pública de los Estados Unidos pasará de un 70% del PIB en 2008 a un 110% del PIB en 2016. Considerando el patrón actual de crecimiento de los Estados Unidos, no hay manera de que puedan cumplir la promesa hecha al Grupo de los Veinte (G-20) de reducir a la mitad su déficit público para 2013.

La respuesta fiscal de los Estados Unidos a la crisis se centró en aumentar el consumo privado aunque quizá deberían haber impulsado la inversión, elemento necesario para acelerar el crecimiento de las exportaciones. Pese a esto, los consumidores estadounidenses han reducido el gasto. Cualquier ajuste fiscal añadido a la reducción del gasto por parte de los consumidores reduciría considerablemente el crecimiento a menos que las exportaciones suplan la diferencia. La iniciativa nacional de exportación presentada en 2009 por el presidente Barack Obama tenía por objeto duplicar las exportaciones de los Estados Unidos en cinco años. Sin embargo, es poco probable que pueda lograrse este objetivo pues esto requeriría un crecimiento del 15% anual y hasta el momento las exportaciones han crecido en promedio un 10% anual pese a la recuperación presentada tras haber llegado a niveles muy bajos. También es poco probable que las exportaciones puedan convertirse próximamente en motor del crecimiento de los Estados Unidos a menos que Europa consiga resolver pronto sus problemas de la deuda soberana y su crecimiento vuelva a ser fuerte y de base amplia, y que los países en desarrollo, en particular los países asiáticos, disminuyan su dependencia de las exportaciones y mantengan un crecimiento fuerte basado en la demanda interna.

Existe el riesgo de que aumenten los tipos de interés de los Estados Unidos antes de que la economía se recupere completamente. En primer lugar, la burbuja del mercado de los productos básicos podría provocar inflación, en especial si los precios del petróleo siguen aumentando. Es posible que la FED deba responder de la misma manera que lo hizo a finales de los años setenta a la segunda escalada de los precios del petróleo y a una mayor inflación. En segundo lugar, la preocupante situación del aumento de la deuda pública y el déficit podría provocar un aumento súbito de los tipos de interés a largo plazo y el hecho de que los rendimientos actuales sean bajos no garantiza que lo sigan siendo en el futuro próximo.

Europa

Europa ha estado haciendo frente a la deuda soberana en los países periféricos y se ha dedicado a la consolidación fiscal y a la aplicación de políticas monetarias restrictivas en su búsqueda de estabilidad. El crecimiento de la zona del euro es débil (un 1,5% en 2010) y altamente desigual (Alemania crece mucho más rápido que otros países gracias a sus exportaciones). Para el resto de la zona del euro Alemania no es una locomotora sino una carga por su política de desinflación competitiva.

El costo unitario de la mano de obra en Alemania es más bajo que en otros países de la zona del euro debido no al crecimiento excepcional de su productividad sino a la reducción de los salarios. Esta situación crea considerables problemas para mantener el crecimiento y el balance exterior en los países que no pueden reducir los salarios en la misma medida. Sin embargo, es posible que las exportaciones y el crecimiento de Alemania no puedan sostenerse si el resto de Europa no va bien.

La manera como Europa aborda los problemas de la deuda soberana evoca recuerdos de los años ochenta. Ha costado diez años de desarrollo aprender que el sobreendeudamiento no puede resolverse con un mayor endeudamiento de los países y reduciendo el crecimiento. Insistir en que la deuda debe saldarse completamente puede hacerla aún más difícil de saldar. A diferencia de los países latinoamericanos en los años ochenta, los países periféricos de Europa no tienen la posibilidad de devaluar sus monedas excepto mediante la deflación creada a costa de miles de empleos. Como bien lo recordará la Argentina, el remedio es peor que la enfermedad. Si se sigue aplicando la estrategia actual y la Comunidad Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) siguen haciéndonos creer que esta es una crisis de liquidez, los países periféricos de la UE seguirán siendo vulnerables a los ataques especulativos y a difíciles situaciones de incumplimiento.

Para que Europa haga un ajuste orientado hacia el crecimiento, Alemania debe comenzar a desempeñar el papel de locomotora. Es necesaria una apreciación real del euro en Alemania pero no en los demás países y esto se consigue aumentando los salarios alemanes. El incremento de los salarios en Alemania podría generar un aumento más rápido de la demanda interna necesaria para mantener el crecimiento a la vez que se reduciría la dependencia de este país de las exportaciones y permitiría a otros países europeos crecer más rápidamente.

China

En respuesta a la crisis, China introdujo un programa de estímulo masivo de un 15% del PIB, es decir, tres veces mayor que en los Estados Unidos. SinSin embargo, este programa se centró principalmente en la inversión, que llegó a ser de más del 50% del PIB. El apoyo a los ingresos de los hogares sigue siendo moderado aunque el país afronta un problema de consumo insuficiente. En efecto, el consumo privado es de alrededor del 36% del PIB, es decir, la mitad del nivel de los Estados Unidos.

El crecimiento chino también ha sido impulsado por grandes entradas de capital extranjero privado. Antes de la crisis el capital privado entró en casi todos los países en desarrollo en busca de rentabilidad. Posteriormente, este capital fue retirado de la mayoría de los países de Europa Central y Oriental y China pasó a ser el mayor receptor de estas corrientes. Según estimaciones oficiales chinas, una tercera parte de las entradas netas de capital por parte de no residentes es dinero especulativo, es decir, no guarda relación con las inversiones y la producción. Una cuarta parte de las entradas de inversión extranjera directa (IED) consiste en inversiones en el mercado inmobiliario comercial que se suman a la burbuja de la inversión en el mercado inmobiliario alimentada por la rápida expansión del crédito como parte de las medidas de respuesta a la crisis. La economía se ha estado sobrecalentando y el Gobierno está interrumpiendo la política de expansión monetaria a fin de enfriarla.

China debe reducir su dependencia de las exportaciones y contar con los mercados internos para estimular el crecimiento de su economía. Su superávit en cuenta corriente disminuyó de un máximo de 11% del PIB en 2006 a cerca de un 5% en 2010 y ahora es más bajo que el superávit de Alemania. El ajuste de la economía china debe basarse en un crecimiento considerablemente más rápido de los ingresos de los hogares. Es decir, una rápida expansión de los salarios sin que se afecte a los precios y al empleo. De esta manera se apreciaría la moneda y al mismo tiempo se crearía demanda interna para compensar la disminución de las exportaciones.

Por el contrario, una apreciación nominal del yuan no necesariamente se traduciría en un crecimiento más rápido de la demanda interna. De hecho, podría provocar una disminución de la demanda interna si la carga recae en los salarios. China reconoce ahora la necesidad de pasar a un crecimiento basado en el consumo. Recientemente el país ha tomado varias medidas en relación con el salario mínimo, un mayor aumento de los salarios y la creación más rápida de empleo y ha destacado la importancia, entre otras cosas, del sector de los servicios y de mejorar las redes de seguridad social. El duodécimo plan de cinco años contempla varias medidas en estos frentes. Sin embargo, pasar de un crecimiento basado en las exportaciones a un crecimiento basado en el consumo es un proceso lento, especialmente porque requiere una redistribución considerable del ingreso de las empresas a los hogares, mayores transferencias gubernamentales y una creación más rápida de empleo.

Antes de la crisis, las exportaciones chinas estaban creciendo en un 25% anual en términos reales. Según mis cálculos, cerca de un 50% del crecimiento de China se debió a las exportaciones si se toman en cuenta las repercusiones en el consumo interno y la inversión. En el caso de Alemania, un 90% del crecimiento del país se debió a las exportaciones y en medio de los dos se encuentra el Japón, aunque toda la atención se ha centrado en China. El plan para cinco años presentado por China prevé un crecimiento del 7% en reconocimiento de que China no puede seguir aumentando sus exportaciones reales en un 25% anual como lo hizo durante siete u ocho años antes de la crisis. En efecto, si el crecimiento de las exportaciones chinas disminuyera a cerca de un 10%, el crecimiento de su PIB podría reducirse a un 7 o un 7,5% si no se produce un cambio radical hacia el consumo. Intentar colmar esa laguna con una nueva oleada de inversiones equivaldría simplemente a posponer la crisis de la insuficiencia de consumo, que más adelante regresará con una fuerza aún mayor.

La desaceleración de la economía china

¿Qué sucederá si hay una desaceleración de la actividad económica en China? El fuerte crecimiento de este país ha sido uno de los principales factores de la reciente escalada de los precios de los productos básicos. La acumulación de reservas de productos básicos fue una de las causas de un déficit comercial en el primer trimestre de este año por primera vez en muchos años. Una desaceleración de la actividad económica de tasas de dos dígitos a un 7% podría tener repercusiones muy graves para los exportadores de productos básicos. Por otra parte, a largo plazo, el cambio a un crecimiento basado en el consumo también podría hacer que la demanda china cambie de productos básicos mineros a productos básicos agrícolas, en especial cereales y carne, y se agrave así la crisis mundial de escasez de alimentos. De hecho, China dejó de ser un exportador de cereales y actualmente los importa.

Una disminución de las exportaciones chinas hacia los Estados Unidos sería perjudicial para otros países vinculados con la red de producción de Asia Oriental cuyo eje es China, aunque un aumento del consumo interno chino compensara completamente esta situación. La razón es que el consumo chino tiene poco contenido extranjero de forma directa o indirecta. Algunos países de la región ya hacen frente a la llamada “trampa de la renta media” y presentan bajos niveles de inversión y escaso consumo pero grandes superávits en cuenta corriente como Malasia, cuyo excedente es de un 16% del PIB. Es necesaria, por lo tanto, una redistribución de la inversión de China a otros países de la región. Los países de Asia Sudoriental también deben aumentar su consumo interno y de nuevo, el problema es el empeoramiento de la distribución de los ingresos. Sin embargo, un cambio en China de las exportaciones a la demanda interna sería positivo para algunos países con industrias incipientes de gran densidad de mano de obra como Vietnam, que de hecho podría abrirse más paso en el mercado estadounidense.

* Economista principal de South Centre.

Éste es un extracto del artículo publicado en South Bulletin N° 56, 3 de octubre de 2011.


Publicado: Viernes 11 de noviembre de 2011 - 44 Año 2011

1 comentario

  1. oscar gomez
    -

    Muy bueno el articulo, qiusiera saber que pasara con los paises latinomericanos en desarrollo
    graciasd

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