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Principios para salvar el clima del planeta

Viernes 02 de diciembre de 2011 - 47 Año 2011

Elizabeth Peredo Beltrán*

Ya lo dijimos y lo repetimos: el Clima ha quedado en manos del “capitalismo salvaje” y de sus instituciones.

Desde la Conferencia de Cancún hasta ahora no se han logrado compromisos de una mayor reducción y se ha seguido una lógica suicida de “compromisos voluntarios” orientados a un nuevo instrumento que sustituya al Protocolo de Kioto, se ha empoderado al Banco Mundial y su rol en el Fondo Verde abriéndose hacia una mayor privatización, endeudamiento y condicionalidades, no se cuentan con compromisos para fondos suficientes que respondan a la catástrofe y vamos vertiginosamente hacia temperaturas mayores a los 2ºC en el planeta.

Las decisiones que se vayan a tomar ya son tardías, pero daría una esperanza saber que los estados son, al menos, concientes de la magnitud de esta crisis y de sus responsabilidades. Exigimos a los gobiernos que digan la verdad, que expliquen a sus pueblos lo que pasa pues las promesas de un futuro no son suficientes, necesitamos medidas reales para parar esta destrucción. Exigimos a los gobiernos que defiendan los principios de la equidad y de la justicia, que se asuman las responsabilidades históricas, que exijan a los países responsables de esta catástrofe no solamente comprometerse a reducciones sustantivas de sus emisiones, sino a dejar de impulsar un desarrollo insostenible en el sur.

Exigimos también a nuestro gobierno que actúe con coherencia y consecuencia en el nivel internacional y a nivel local, porque si bien clamamos por el derecho al desarrollo, debe decir con la cara en alto que el tipo de desarrollo que buscamos no es el mismo que el que está destruyendo el planeta. Debe ser coherente con la demanda del derecho al desarrollo y al mismo tiempo saber cómo armonizar esta propuesta con el cuidado de la naturaleza y poner en práctica aquello que llamamos los “derechos de la Madre Tierra ”.

Y a quienes se rasgan las vestiduras afirmando que los que más contaminan hoy son los países emergentes, que para nosotros no son ningún modelo, les recordamos la enorme deuda histórica que los países desarrollados tienen con los países pobres, y que son precisamente las grandes transnacionales de occidente las que exacerban el extractivismo y el desarrollismo. Son precisamente las profundas asimetrías y las leyes del capital como las de propiedad intelectual y las reglas de inversión las que han facilitado a estos países ubicarse a años luz en tecnologías y matrices energéticas de bajo carbono.

Sin duda, las soluciones de fondo vendrán de la gente, que es la que vive en carne propia las consecuencias.

Así fue con la agenda propuesta por el Acuerdo de los Pueblos (Cochabamba, abril 2010) que sintetiza el sufrimiento y la conciencia de que lo que requerimos son acuerdos basados en la ciencia, en la equidad y en la justicia: Los acuerdos deben estar orientados seriamente a limitar el incremento de la temperatura en el presente siglo a 1º C para reducir los efectos del cambio climático.

Se debe buscar reducir los gases de efecto invernadero en 50% respecto al año base de 1990 para el 2do periodo de compromiso en el Protocolo de Kioto desde 2013 – 2017.

Los países desarrollados tienen una deuda climática con los países pobres, la madre tierra y las futuras generaciones.

Los fondos para enfrentar los impactos del cambio climático deben superar a nivel mundial los presupuestos de defensa, guerra y seguridad de los países desarrollados.

Rechazar el papel del Banco Mundial en la gestión de los fondos para el clima.

No a los mecanismos de mercado para la reducción de emisiones por la deforestación y degradación de bosques.

*Directora de la Fundación Solón


Publicado: Viernes 02 de diciembre de 2011 - 47 Año 2011

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