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Clima sombrío en Doha

Viernes 07 de diciembre de 2012 - 95 Año 2012

Martin Khor

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que concluye hoy en Doha se está librando una gran batalla y el resultado final es muy incierto.

En la primera mitad de la reunión de dos semanas, los países desarrollados han dejado en claro que quieren poner fin al grupo de trabajo sobre Cooperación a Largo Plazo, aun cuando no ha finalizado su tarea.

El otro grupo principal, que negocia sobre el Protocolo de Kioto, ha avanzado poco. Los países en desarrollo insisten en que los países desarrollados deben comprometerse con objetivos ambiciosos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, en tanto estos últimos manejan metas muy bajas.

En el centro de las negociaciones están las diferencias acerca de cuál sería una distribución justa y equitativa de las obligaciones y cargas de la mitigación (cambio de políticas para detener las emisiones), y adaptación (gasto de dinero para hacer frente a los efectos del cambio climático).

Al comienzo de la conferencia, la mayoría de los países en desarrollo dejaron en claro que su prioridad era consolidar el segundo periodo del Protocolo de Kioto y concluir el trabajo del grupo sobre Cooperación a Largo Plazo.

Expusieron que, en el marco del Protocolo de Kioto, es necesario que los países desarrollados se comprometan a reducir drásticamente sus emisiones (cuarenta por ciento o más para 2020 en comparación con los niveles de 1990) y que esto comience en enero de 2013 por los próximos cinco u ocho años.

Los países desarrollados que han abandonado el Protocolo de Kioto no pueden sacar ventaja de los “mecanismos de flexibilidad”, como pagar a otros países para que reduzcan emisiones en su nombre, en lugar de adoptar sus propias medidas.

El Grupo de los 77 y China declararon que el segundo periodo del Protocolo de Kioto debe ser ambicioso y comenzar a partir del 1 de enero de 2013, sin que exista una brecha entre el primer y el segundo periodo. Además, deben adoptarse enmiendas al Protocolo que puedan ser ratificadas, de modo de darle carácter jurídicamente vinculante.

Pero los países desarrollados no respaldaron esta posición. En realidad, se están replegando de sus compromisos de Kioto o eludiendo adoptar compromisos jurídicamente vinculantes bajo el segundo periodo con la excusa de quedar libres para un futuro acuerdo que aún no existe.

Filipinas, en nombre de veinticuatro países en desarrollo, exhortó a los países desarrollados que adhirieron al Protocolo de Kioto a reducir sus emisiones para 2020 en al menos cuarenta a cincuenta por ciento por debajo de sus niveles de 1990, y en al menos veinticinco a cuarenta por ciento para 2017. Por otro lado, señaló que los países desarrollados que estén fuera del Protocolo de Kioto o que lo abandonen no deberían por ello tener objetivos de reducción de emisiones bajos. “Es esta comparabilidad la que aseguraría la integridad ambiental”, afirmó.

La Unión Europea anunció que aplicaría de inmediato el segundo periodo de compromisos, independientemente del momento de su ratificación. Sin embargo, los países en desarrollo también consideran que su oferta de reducir el veinte por ciento para 2020 es demasiado baja, especialmente en la medida que varios países ya están por alcanzar este objetivo y la compra de “compensaciones” a otros países reduce aún más su esfuerzo real.

Aún más responsables son los países desarrollados que no se sumarán al Protocolo de Kioto ni a su segundo periodo. Nueva Zelanda anunció que seguiría este camino, uniéndose a Estados Unidos, Canadá, Japón y Rusia.

En Doha, los países desarrollados se enfrentaron con dureza al presidente del grupo de Cooperación a Largo Plazo, Aysar Tayob, quien presentó un documento con sugerencias de decisiones sobre cuestiones como la mitigación de los países desarrollados, la transferencia de tecnología, el financiamiento para los países en desarrollo y medidas unilaterales de comercio que utilicen el cambio climático como argumento.

Varios países en desarrollo propusieron que este documento fuera base de las negociaciones. Pero los países desarrollados, liderados por Estados Unidos, adujeron que no era necesario seguir trabajando en el grupo de Cooperación a Largo Plazo, el cual, por otra parte, indicó que debía clausurarse. En una sesión sobre tecnología, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea se negaron a discutir la sustancia del documento de Tayob y cuestionaron su procedimiento de presentar textos cuando no existía acuerdo.

El tema del financiamiento también fue motivo de conflicto. (Ver recuadro.) Los países desarrollados habían acordado financiar medidas para el clima en los países en desarrollo y por 100,000 millones de dólares anuales para 2020. El Grupo de los 77 y China indicaron que los fondos deberían garantizarse desde 2013 a 2020. Propusieron que dispusieran de nuevos fondos por valor de 60,000 millones de dólares para 2015 y que la mayoría debería ser de fuentes públicas.

Estados Unidos respondió que la propuesta no era pertinente, ya que si bien el financiamiento es importante, todos los temas ya se habían resuelto y no era necesario adoptar una decisión en Doha. Esto fue apoyado por Canadá, Japón, Rusia y la Unión Europea.

La situación en Doha es sombría. Los objetivos de reducción de emisiones son bajos, el proceso del Protocolo de Kioto está en problemas, los países desarrollados bloquean propuestas de los países en desarrollo en el grupo de Cooperación a Largo Plazo, a la vez que se niegan a comprometerse con nada sustancial en materia de financiamiento o transferencia de tecnología.

A menos que haya un giro drástico, la conferencia podría terminar con un resultado muy débil o incluso sin acuerdo en temas cruciales.

* Fundador de la Red del Tercer Mundo y director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra.


Publicado: Viernes 07 de diciembre de 2012 - 95 Año 2012

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