Archivo RTM
TWN Africa
TWN
Acerca de la Red

Hacia la COP 20. El cambio climático requiere un marco legal sólido

1 de noviembre de 2013 - No. 138 - Año 2013

La gestión del riesgo para evitar o reducir los desastres pone el énfasis en la prevención. En el Perú ya se ha creado el Sistema Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres, que requiere implementarse ligado a la gestión del desarrollo y como parte de las acciones indispensables para enfrentar el cambio climático, que afecta especialmente a la población que habita en las montañas.Gilberto Romero es experto en gestión del riesgo y cambio climático en el Centro de Estudios y Prevención de Desastres (PREDES), organización integrante del Grupo Perú COP 20 que tiene como objetivo contribuir a la reducción de la vulnerabilidad y el riesgo de desastres en el país, prioritariamente en las regiones más susceptibles a peligros, en coordinación con los gobiernos locales y regionales.

¿Qué es la Gestión de Riesgo de Desastres?

En términos sencillos, gestionar el riesgo es realizar acciones orientadas a eliminar o minimizar la posibilidad de sufrir desastres. Para poder gestionar el riesgo, lo primero es conocerlo, para lo cual me pregunto ¿qué tipo y nivel de daños y pérdidas podría tener si se presentara un determinado peligro, por ejemplo, un terremoto, una inundación, un tsunami, una erupción volcánica?

Para gestionar el riesgo, no solo se identifican los peligros más probables que pueden causar daño sino también se examina en qué medida la población y sus medios de vida están expuestos y no podrían soportar el impacto de esos peligros. Los peligros climáticos son eventos naturales que por su intensidad, duración, forma como se presentan, época en que se presentan pueden causarnos daño. En el Perú, los peligros climáticos que causan más daños son las heladas, olas de frío intenso, nevadas, sequías, además de las fuertes lluvias que causan la crecida de los ríos, desencadenan huaycos, deslizamientos, etc. Estos peligros siempre han existido, pero debido al cambio climático se han exacerbado.

¿Qué importancia adquiere la Gestión de Riesgo de Desastres en un contexto de cambio climático y ante los crecientes impactos del mismo? ¿Nos puede dar algunos ejemplos?

Hoy mismo, el cambio climático está causando daños irreparables. Estamos perdiendo nuestros glaciares, que son reservorios naturales de agua, que durante todo el año van escurriendo dosificadamente el agua hacia lagunas, arroyos y ríos, lo cual permite tener hidroeléctricas, represas para el riego de cultivos y agua potable para la población. El más visible efecto del cambio climático es el acelerado derretimiento de los nevados, sin que se produzca la reposición de nieve en la misma proporción.

El cambio climático está modificando la intensidad, frecuencia, localización y forma como ocurren eventos climáticos. Están ocurriendo con mucha intensidad y frecuencia y dañan la agricultura y ganadería, principalmente de áreas altoandinas, donde cada año se pierde una parte de las cosechas y a veces toda la cosecha. Las lluvias intensas activan los deslizamientos, generan huaycos, producen inundaciones, que causan destrucción de vidas, de infraestructura, producción y servicios, con consecuencias diversas para la gente y para el país.

Gestionar el riesgo asociado a eventos climáticos supone realizar cambios importantes en aquellos ramos de actividad que sufren más impactos, como la agricultura, el agua, la hidroenergía, la vialidad. Supone profundizar los estudios sobre el clima y sus manifestaciones, construir escenarios de riesgo a futuro y, consecuentemente con ellos, revisar la forma de gestión del agua en las cuencas, optimizando su uso, adecuando el tipo de cultivos a la disponibilidad de agua a futuro. En suma, significa prevenir para no perder. Gestionar el riesgo asociado a peligros climáticos, en el contexto del cambio climático, exige ser mucho más acucioso en el análisis, puesto que se ha “desordenado” el clima en lo que refiere a la regularidad y características con que se presentaban los eventos climáticos.

Por eso, gestionar el riesgo asociado a eventos climáticos es una parte importante de todo lo que hay que hacer frente al cambio climático. Ponernos en la hipótesis de que ocurrirán severos eventos climáticos y adoptamos políticas y acciones para reducir nuestra vulnerabilidad frente a ellos, será un gran paso en la perspectiva de adaptar nuestras actividades e infraestructuras para modificaciones lentas y progresivas que también trae el cambio climático, en términos de incremento de temperatura.

¿Qué aspectos comprende la Gestión de Riesgo de Desastres?

La gestión del riesgo es el enfoque moderno que están adoptando los países, empresas y personas frente a amenazas de diversa índole. Ya se ha superado la noción de que hay que prepararse para los desastres. Si bien la preparación es algo que no debemos dejar porque podría suceder un evento que nos podría sorprender sin todavía haber reducido nuestra vulnerabilidad, lo principal es centrarnos en la reducción del riesgo, en la prevención. Cada quien debe evaluar su riesgo y actuar.

La Gestión de Riesgo de Desastres es un proceso en el que participa la sociedad en su conjunto. Así como todos somos actores del desarrollo, al cual aportamos de una u otra manera, también todos somos actores de reducir el riesgo que hemos acumulado y que es parte de nuestro desarrollo. Cada quien debe asumir su rol: el Estado, el sector privado, la sociedad civil, en fin, toda la población, en el hogar, en la escuela, en la chacra, etc.

¿Cómo afrontar el riesgo que conlleva el cambio climático?

Hay que hacer cambios importantes a nivel de las políticas para incorporar el cambio climático, no como algo que podría ocurrir sino como algo que ya está ocurriendo. Esto obligará a preguntarnos si las actividades que realizamos van a tener sostenibilidad en el mediano y largo plazo frente a la disponibilidad de agua y frente a los cambios en la temperatura ambiental, sobre todo qué pasará con la agricultura, la producción de hidroenergía, el abastecimiento de agua para el consumo humano y las actividades económicas.

En realidad, desde ahora hay que ir cambiando. Si el país se está orientando a desarrollar actividades agroexportadoras, bien vale la pena analizar con toda seriedad si tendremos agua suficiente en unos años más. No solo hay que adecuar los cultivos a un clima que se va calentando progresivamente, sino también a la disponibilidad del agua. En la misma línea, es también pertinente preguntarnos cuántos cambios hemos realizado en la agricultura, la gestión del agua, la infraestructura de riego, los drenajes, la vialidad, etc. después que ocurrió el último fenómeno El Niño. El impacto fue suficientemente fuerte como para no quedar en el olvido.

El Perú ya cuenta con un Sistema Nacional de Gestión de Riesgos de Desastres (Sinagerd). ¿Qué avances y limitaciones hay en su aplicación o funcionamiento?

El Perú ha dejado la visión centrada en los desastres y se ha orientado a la gestión del riesgo para evitar o reducir los desastres. Es el enfoque que contiene la Ley 29664 que ha creado el Sinagerd. A la fecha, aún hay pocos avances en la implementación de esta política, que supone modificaciones institucionales porque ya no es la oficina de defensa civil del ministerio, del gobierno regional o del municipio la que carga con la responsabilidad de gestionar el riesgo. Ahora es la máxima autoridad en cada nivel de gobierno, conjuntamente con las Gerencias de Planeamiento, la que asume la gestión del riesgo, porque hay que incorporarla en los instrumentos de gestión del desarrollo, como son los planes de desarrollo, los planes de ordenamiento territorial, de desarrollo urbano. No se puede gestionar el riesgo separadamente de la gestión del desarrollo. Acelerar la implementación de la ley de gestión del riesgo requiere una mayor voluntad política, desde el nivel más alto que es la Presidencia del Consejo de Ministros.

¿Qué lineamientos centrales debería contener la Estrategia Nacional de Cambio Climático en lo referido a la gestión de riesgos?

Las actividades humanas no solo generan su propia vulnerabilidad y se exponen a pérdidas por efecto de eventos climáticos, cosa que hay que cambiar, sino que también generan cambios en el medio natural que contribuyen al cambio climático. Prueba de ello son las actividades que desestabilizan las laderas, con la deforestación de bosques naturales, las obras de infraestructura, el cambio de uso del suelo para dedicarlo a agricultura a pesar de que no tiene las condiciones. Todo ello pasa la factura en el corto plazo, porque se producen más deslizamientos, huaycos y pérdida de terrenos imposibles de recuperar. Por ello, la Estrategia Nacional de Cambio Climático se orienta a reducir los aportes de la sociedad al cambio climático y a reducir la vulnerabilidad ante el mismo.

En el marco de la 20ª Conferencia de las Partes (COP 20) de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizará en el Perú en 2014, ¿qué recomendaciones haría para que el país avance en sus políticas al respecto?

El tema del cambio climático requiere tener un marco legal sólido, integrado con otras políticas como la gestión del riesgo, la gestión del agua, la seguridad alimentaria. Los gobernantes tienen que tomar el tema como prioridad.


Publicado: 1 de noviembre de 2013 - No. 138 - Año 2013

No hay comentarios

Envíe su comentario

Login


Contact Form Powered By : XYZScripts.com