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Tea Party

1 de noviembre de 2013 - No. 138 - Año 2013

Héctor Béjar

Cuando Roosevelt logró la aprobación de la Seguridad Social en 1935, tuvo que excluir el seguro contra enfermedad. Para los conservadores, seguridad social era igual a comunismo. Roosevelt murió y sus sucesores ya no tocaron el tema.

En 1965, Lyndon Johnson fundó Medicare, que protege a los mayores de sesenta y cinco años, y Medicaid, que toma a su cargo a los pobres. Los demás, si tienen un empleo, son asegurados por su empleador. Pelearse con el empleador es quedarse sin seguro, con toda la familia desprotegida. Se depende totalmente del patrón.

La mayoría de jóvenes tienen trabajos “flexibles”. Mensajeros, meseros, vendedores de tiendas. El salario mínimo son 7.25 dólares la hora. Pero diez millones de meseros solo consiguen a lo más cinco dólares. Tienen que pedir estampillas de comida para subsistir. No pueden formar sindicatos.

Cincuenta millones carecen de protección. La PPACA (Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible) de 2010 obliga a todos a suscribir un seguro de salud. Si no se tiene dinero suficiente, se puede pedir préstamos del gobierno federal. Esa es la Obamacare. Será el gran negocio de las compañías de seguros que ampliarán sus ventas a cincuenta millones de personas.

La oposición dice que cada uno debe cuidar de sí mismo. Lo contrario sería el socialismo que gangrena la sociedad a través de los gastos excesivos del gobierno federal. No quieren una sociedad de asistidos. Pero no hacen ascos cuando se trata de guerras. Para matar gente, siempre hay dinero. Y ahora castigan a Obama porque no sigue haciendo guerras.

Por un lado, el negocio de las compañías de seguros. Por otro lado, el conservatismo para el cual la seguridad social es roja.

El movimiento Tea Party es el adversario principal de Obama. Quiere retornar a los orígenes blancos, protestantes y anglosajones de la sociedad norteamericana. Nada de negros, italianos, irlandeses, asiáticos o mexicanos.

Se remonta a la sublevación del té, el Tea Party. El 16 de diciembre de 1773, los contrabandistas del puerto de Boston, Massachusetts, disfrazados de indios mohawk, liderados por John Hancock, dueño del barco Liberty, que introducía té de Holanda sin pagar aranceles, armados con hachas y cuchillos, asaltaron los barcos ingleses Dartmouth Beaver y Eleanour, subieron cajas de té de la bodega a la cubierta, las abrieron y arrojaron cuarenta y cinco toneladas por la borda a las aguas de Boston. Otros quemaron el barco Peggy Stewart.

El Parlamento de Inglaterra había aprobado la Ley del Timbre, la Ley del Azúcar y otras que gravaban los envíos de las colonias para beneficiar a la Compañía Británica de las Indias Orientales. Los colonos la boicoteaban comprando té de Holanda.

Los Estados Unidos nacieron con un acto violento y proteccionista, opuesto al libre mercado.

El Tea Party está definido por el originalismo, la vuelta a los orígenes filosófico-constitucionales de los Estados Unidos. Se opone a la clase política, tanto a demócratas como a republicanos. Nació en 2009 desde las organizaciones sociales de base. Se gestó en contra de los impuestos, el rescate bancario, el gasto público y los bonos pagados a los ejecutivos de la American International Group AIG, que recibió 85,000 millones de dólares de la Reserva Federal en 2009, a pesar de que cometió fraude inflando su contabilidad.

El Tea Party plantea el Contrato de América. Menos gobierno, menos déficit, menos impuestos, no a los programas sociales, presupuesto equilibrado. Un solo tipo de impuesto con una ley que no tenga más de cuatro mil quinientas palabras. Derogación de la Obamacare. Se opone a la Ley que amnistía a los inmigrantes ilegales. Sus antecesores no pidieron permiso a los pueblos originarios para esclavizarlos y apoderarse de sus tierras. Los peregrinos del Mayflower también fueron inmigrantes ilegales.

Las ideas del abogado de latifundistas y dueño de seiscientos esclavos Thomas Jefferson y los discursos de Woodrow Wilson, Franklin Roosevelt y John Kennedy embellecieron la imagen de la nación. Y todavía hay gente que se la cree.

Héctor Béjar
www.hectorbejar.com


Publicado: 1 de noviembre de 2013 - No. 138 - Año 2013

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