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Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas: ¿quién paga?

13 de diciembre de 2013 - No. 144 - Año 2013

Martin Khor

Las discusiones sobre los medios de implementación de una futura agenda de desarrollo y sobre las propuestas de asociación mundial para el desarrollo (Global Partnership for Development) están estrechamente vinculadas. Los fines a lograr, o sea los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) que se definirán el año próximo, dependen de los medios financieros y tecnológicos de que dispongan los países en desarrollo.

Como los ODS implican áreas de acción adicionales a las responsabilidades ya asumidas por los países en desarrollo, es obvio que los recursos locales de los que disponen no serán suficientes y deben ser complementados con apoyo externo. De ahí la necesidad de una nueva alianza global, que movilice las finanzas y la tecnología necesarias, pero incluya también un sistema financiero y comercial internacional propicio. Tal alianza también implica que, en la formulación de sus políticas nacionales, los países desarrollados tengan en cuenta los efectos que éstas tienen sobre los países en desarrollo y las rediseñen para apoyar los objetivos mundiales y, en particular, los esfuerzos de estos países.

Es por eso que South Centre ha recomendado que junto con cada ODS que se formule, se especifiquen también los medios de implementación necesarios para lograrlo. A su vez, la alianza global debe ser en sí misma un capítulo o un ODS específico. Así, por ejemplo, el compromiso acordado en 1973 por los países desarrollados de destinar el 0.7 por ciento de su PBI a la asistencia al desarrollo debe incorporarse a los ODS, porque esta ayuda sigue siendo necesaria.

Así como se espera de los países en desarrollo que tomen medidas nuevas para alcanzar los ODS, estos países tienen una legítima expectativa de obtener recursos financieros nuevos y adicionales para apoyar esta implementación. Sin embargo, la asistencia oficial al desarrollo viene disminuyendo desde 2011, tanto en términos absolutos como en términos relativos, es decir, como porcentaje del PBI. Los informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestran que la ayuda se ha reducido en seis por ciento en términos reales en 2011 y 2012, la primera caída desde 1997.

Nuevas acciones son necesarias para lograr objetivos ambientales, comenzando por el cambio climático, y estas medidas requerirán financiamiento adicional. Pero esto no justifica desplazar otras causas nobles como la reducción de la pobreza, la salud, la educación y la industrialización. Sin embargo, aun creciendo al 0.7 por ciento, la ayuda no será suficiente para lograr ODS ambiciosos. Los gobiernos deben examinar otras fuentes. Por ejemplo, el impuesto sobre las transacciones financieras que comenzarán a aplicar once países miembros de la Unión Europea producirá entre 30,000 y 35,000 millones de euros al año. Está diseñado “para garantizar que el sector financiero haga una justa y sustancial contribución a los ingresos públicos” y “participe con mayor responsabilidad”. Una porción de los impuestos recaudados se podría canalizar a financiar el desarrollo sustentable.

Un informe reciente de las Naciones Unidas señala que en 2012 algunos países en desarrollo tuvieron que reestructurar su deuda y otros se encuentran en alto riesgo de sobreendeudamiento, nueve de ellos en el África subsahariana. La desaceleración económica mundial, si continúa, generará crisis de deuda en varios países en desarrollo más. Así, la cuestión de la deuda no debe ser ignorada por los ODS.

Desde el punto de vista de los medios, para lograr los fines la comunidad internacional debe acordar los siguientes puntos:

1. Reducir la deuda de los países en desarrollo críticamente endeudados para evitar que su carga impida progresar hacia los ODS.

2. Alentar a la comunidad internacional para desarrollar y difundir las herramientas y técnicas para la gestión eficaz de la deuda.

3. Mejorar la oportunidad y cobertura de los datos de la deuda disponibles públicamente, sobre la base de los informes de los acreedores y de los deudores, a fin de hacer posible evaluar la sostenibilidad de la deuda y fomentar una mayor transparencia.

4. Elaborar principios para reducir la deuda excesiva que equilibre las necesidades sociales y de desarrollo.

5. Las necesidades financieras de un país para cumplir con sus ODS deben ser un factor importante a considerar en la evaluación de la sostenibilidad de la deuda.

6. Establecer un mecanismo internacional para la reestructuración de la deuda soberana, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, siguiendo las recomendaciones del grupo de trabajo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Martin Khor, director ejecutivo de South Centre.

Éste es un extracto de su intervención el 9 de diciembre en Nueva York ante el Grupo de Trabajo sobre los Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas.


Publicado: 13 de diciembre de 2013 - No. 144 - Año 2013

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