La hipocresía de las naciones
14 de marzo de 2014 - No. 154 - Año 2014
Martin Khor
Ucrania se ha convertido en centro de la atención mundial tras la caída del presidente Víktor Yanukovich y la formación de un nuevo gobierno encabezado por Arseni Yatseniuk. Se afirma que el ejército ruso se apoderó de la región.
Yanukovich reapareció en una ciudad rusa para declarar que había abandonado Ucrania porque su vida corría peligro, que el nuevo gobierno es ilegítimo y que sigue siendo el presidente.
En Crimea, cuya población es mayoritariamente de origen ruso, multitudes manifiestan sentimientos pro rusos y contrarios a Kiev, mientras que el parlamento decidió celebrar un referéndum sobre si permanecer en Ucrania o separarse y formar parte de Rusia.
Los líderes occidentales han condenado al presidente ruso, Vladimir Putin, por la supuesta invasión de Crimea. Rusia argumenta que no ha invadido, que en todo caso tiene un interés legítimo sobre Crimea debido a los vínculos históricos y que fue la población de origen ruso la que pidió protección contra el nuevo régimen ilegítimo de Kiev.
Independientemente de la legitimidad de la posición y las acciones rusas, está claro que ha habido una larga relación histórica entre Rusia y Crimea-Ucrania. Y esta compleja situación requiere una solución correlativamente compleja.
Algunos gobernantes occidentales hicieron gala de una retórica agresiva y acusaron a Rusia de violar la soberanía de Ucrania y el derecho internacional.
Estados Unidos considera negar la visa a determinados funcionarios rusos, además de sanciones a bancos rusos, la congelación de los activos de empresas rusas y posibles medidas comerciales.
El presidente Barack Obama y el secretario de Estado, John Kerry, acusaron a Putin de justificar la invasión con el falso argumento de que Crimea está en peligro.
Obama dijo que “Rusia está en el lado equivocado de la historia” y “no puede impunemente enviar sus soldados y violar los principios básicos que son reconocidos en todo el mundo”. Kerry, por parte, declaró que “no es apropiado invadir un país y, después de haber recurrido a las armas, anunciar qué es lo que se intenta lograr”, subrayando que “éste es el siglo XXI y no deberíamos ver que las naciones retroceden para comportarse al estilo del siglo XIX o XX”.
Cuando escuchamos a los principales dirigentes de Estados Unidos dar lecciones a Rusia, nos golpea la doble moral y la hipocresía que los envuelve. Parecen no darse cuenta de cómo han violado los mismos principios que le exigen ahora respetar a Putin. Después de todo, fue Estados Unidos el que invadió Irak en 2003, bombardeando masivamente su territorio y matando a cientos de miles de personas con el argumento de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no dio luz verde, no se encontraron armas de destrucción masiva, numerosos expertos consideraron que la guerra contra Irak fue una violación del derecho internacional. Esta opinión también la expresó el entonces secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan.
En 2011, el Tribunal de Crímenes de Guerra de Kuala Lumpur encontró que el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush y el ex primer ministro británico Tony Blair eran culpables de crímenes de lesa humanidad y genocidio, como resultado de su participación en la guerra de Irak.
Estados Unidos también libró una guerra en Afganistán, forzando el cambio de régimen y provocando miles de muertes. En Libia, llevó a cabo bombardeos masivos con sus aliados, ayudando a las fuerzas opositoras y ocasionando la muerte del líder libio Muammar Gaddafi. E incluso hoy está presente la amenaza de una acción militar contra Irán por la sospecha de que pretende desarrollar armas nucleares. En contraste, Estados Unidos hace la vista gorda a la posesión de armas nucleares por parte de Israel y ha merecido las críticas de grupos de derechos humanos por el uso de aviones no tripulados contra presuntos terroristas, pero que también han matado a numerosos civiles en Afganistán, Pakistán y Yemen.
El Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas publicó la semana pasada un informe del Relator Especial en el que se detalla la muerte de civiles causadas por ataques de aviones no tripulados estadounidenses, y se plantea varias preguntas sobre posibles violaciones del derecho internacional de los derechos humanos.
Todas estas acciones se realizaron en el siglo XXI. Por esto resulta sorprendente que Obama y Kerry acusen seriamente a Rusia de no actuar conforme al estilo del siglo XXI y de estar en el lado equivocado de la historia. Da la impresión de que todavía existe una ley para los más poderosos y otra para el resto. Los primeros pueden invadir y matar, y a la vez dar lecciones de superioridad moral a los demás.
Aunque la mayoría de los medios de comunicación occidentales asumen la visión oficialista, algunos periodistas independientes también han señalado la hipocresía de sus gobernantes.
Es el caso del destacado periodista estadounidense Robert Parry, quien en el artículo “America’s Staggering Hypocrisy in Ukraine” (La hipocresía de Estados Unidos en Ucrania) señala: “Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha invadido o intervenido de una u otra manera en tantos países que sería difícil hacer la lista completa… Entonces, ¿qué se puede hacer con el pronunciamiento del secretario de Estado John Kerry acerca de que la intervención militar de Rusia en Crimea -a instancias del depuesto presidente de Ucrania- constituye una violación del derecho internacional que Estados Unidos nunca toleraría? Acaso Kerry y casi todos los demás funcionarios de Washington tienen tan escasa conciencia de sí mismos y no se dan cuenta de que están condenando acciones del presidente de Rusia, Vladimir Putin, mucho menos atroces que las que han cometido ellos mismos?”
Parry concluye que la hipocresía de los medios de comunicación occidentales, de Kerry y de casi todos los funcionarios de Washington consiste en su insistencia en que Estados Unidos en realidad promueve la democracia o el estado de derecho internacional.
Martin Khor, fundador de TWN y director ejecutivo del Centro del Sur.
Publicado: 14 de marzo de 2014 -
No. 154 - Año 2014
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