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El mundo en proceso de cambio

2 de mayo de 2014 - No. 161 - Año 2014

Martin Khor

Las últimas dos semanas han estado llenas de novedades importantes que sin duda tendrán efectos para el resto de este año. Tres acontecimientos muestran al mundo en proceso de cambio: el movimiento hacia la unidad política de los palestinos, la profundización de la crisis de Ucrania y la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a cuatro países asiáticos: Japón, Corea del Sur, Malasia y Filipinas.

En la primera escala de la gira, las autoridades de Estados Unidos y Japón hicieron intentos desesperados por superar el estancamiento de las negociaciones comerciales bilaterales en torno al Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), percibido como el componente económico del cambio en las prioridades de Washington en Asia. Pero las diferencias entre los dos países eran demasiado serias y Obama salió de Japón con las manos vacías en lo que se refiere al TPP. (Ver recuadro).

En la siguiente etapa, Obama se refirió en Seúl al compromiso de Estados Unidos con la seguridad de Corea del Sur y aseguró que el mismo se reforzará en el caso de una agresión de Corea del Norte. Pero en esos días, el rápido desarrollo de los acontecimientos en Ucrania lo forzó a ocuparse de este tema, relegando al TPP. (Ver más adelante.)

En Malasia, donde Obama llegó el sábado 26 de abril, lo esperaba una agenda muy apretada, que incluía la firme posición del gobierno malasio en algunos puntos de las negociaciones del TPP y la desaparición del avión de Malaysia Airlines.

El lunes 28, Obama inició en Manila una visita de dos días a Filipinas, donde se reunió con el presidente Benigno Aquino y se firmó un acuerdo de cooperación militar que significará una mayor presencia de fuerzas estadounidenses. Esto provocó la fuerte reacción de China. “Dado que Filipinas tiene una amarga disputa territorial con China, el movimiento es especialmente perturbador, ya que puede envalentonar a Manila en su trato con Beijing”, comentó la agencia oficial china Xinhua, y advirtió que “una Manila más firme e incluso imprudente podría avivar las tensiones regionales y alterar la política de reequilibrio de Obama”.

El segundo acontecimiento fue el agravamiento de la crisis en Ucrania. La semana pasada, manifestantes separatistas continuaron ocupando edificios y dependencias gubernamentales en varias ciudades del este del país, mientras que Kiev envió tanques y tropas con el objetivo de recuperar posiciones y devolver el poder al gobierno central. Pero las cosas no están fáciles para el ejército y hay conflictos armados en varios lugares.

Las autoridades ucranianas, así como las de Estados Unidos y la Unión Europa, han responsabilizado a Rusia de estar detrás de la revuelta en el este de Ucrania. Y el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, incluso acusó a Moscú de querer iniciar una tercera guerra mundial. Desde Seúl, Obama anunció que se aplicarían nuevas sanciones a determinados ciudadanos rusos.

Pero Rusia tiene otra versión de la historia. El gobierno de Vladimir Putin acusa a los países occidentales de apoyar un golpe de derecha en Kiev y niega haber instigado a los activistas prorrusos del este de Ucrania. Por otro lado, advierte a Kiev que no aplique mano dura a los “rebeldes” en esta región del país, porque en ese caso se vería obligado a intervenir.

La crisis de Ucrania está causando una gran división entre Estados Unidos y la Unión Europea, por un lado, y Rusia, por otro. Esto podría reactivar la “guerra fría”, con dimensiones que incluyen la política, la seguridad, las finanzas y el comercio. Si Rusia se ve presionada podría reaccionar tratando de ser más autosuficiente y reducir su dependencia de Occidente, así como acentuar su acercamiento a otros países que podrían ser socios económicos y posibles aliados políticos.

Por último, Fatah, el mayor componente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que gobierna en Cisjordania, y Hamas, el partido islámico que controla la Franja de Gaza, anunciaron el 23 de abril en una conferencia de prensa conjunta que llegaron a un acuerdo para la formación de un gobierno de unidad. Según informes de prensa, Hamas se uniría a la OLP y se formaría un gobierno provisorio conjunto, que trabajaría por la unidad entre Cisjordania y la Franja de Gaza, y prepararía elecciones en seis meses.

El anuncio, que causó sorpresa porque las dos organizaciones han estado duramente enfrentadas, fue bien recibido por los palestinos ya que la división había debilitado la lucha contra la ocupación israelí y por el establecimiento de un Estado palestino independiente.

El acuerdo se alcanzó antes de la fecha límite del 29 de abril establecida para alcanzarlo en las conversaciones de paz entre Israel y Palestina organizadas por Estados Unidos.

Israel manifestó su malestar con el anunciado acuerdo de unidad y decidió suspender las conversaciones con el argumento de que la Autoridad Nacional Palestina había elegido a Hamas y no a la paz. Pero la esperanza en el proceso de paz ya se había perdido, en la medida en que Israel continuó construyendo asentamientos en Cisjordania.

Fue justamente la pérdida de confianza en las intenciones de Israel y en el proceso de paz lo que llevó a Fatah a buscar el acuerdo con Hamas. Éste, a su vez, se veía afectado por el asedio constante de Israel en la Franja de Gaza y la sustitución en Egipto de un régimen que le era favorable por uno hostil. El nuevo gobierno destruyó la mayor parte de los túneles entre Gaza y Egipto que permitían el paso de alimentos y otros productos esenciales.

Martin Khor es fundador de TWN y director ejecutivo del Centro del Sur.


Publicado: 2 de mayo de 2014 - No. 161 - Año 2014

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