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Rafael Correa en la Cátedra Raúl Prebisch: Un modelo de desarrollo equitativo y sostenible

7 de noviembre de 2014 - No. 188 - Año 2014

En la conferencia que dictó el 24 de octubre en Ginebra en la 15ª Cátedra Raúl Prebisch, el presidente ecuatoriano sostuvo que el desarrollo es un proceso político y no una ecuación técnica, y se refirió a los esfuerzos realizados en Ecuador, el país que más reduce la desigualdad en América Latina, para construir un modelo de desarrollo equitativo y sostenible.

La Cátedra Raúl Prebisch, creada en honor al economista argentino que fue el primer secretario general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) cuando se creó en 1964 y, antes, secretario ejecutivo de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL, permite a destacadas personalidades dirigirse a una amplia audiencia sobre temas de comercio y desarrollo. Este año, el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, habló sobre los esfuerzos realizados por su país para construir un modelo de desarrollo equitativo y sostenible, en la conferencia “Ecuador: el desarrollo como proceso político”.

“Durante la larga y triste noche neoliberal, con el argumento de ganar competitividad, la gran sacrificada fue nuestra clase trabajadora, con la caída de los salarios reales y con mecanismos de explotación laboral eufemísticamente llamados ‘flexibilización laboral’, en países que mantenían altas tasas de desempleo y que ni siquiera contaban con un seguro de desempleo”, afirmó Correa.

Desarrollo es un proceso político y no una ecuación técnica, según Correa. “Nos han hecho creer que todo es un tema técnico, y sin considerar las relaciones de poder dentro de las sociedades, nos han convertido en funcionales a los poderes dominantes”, dijo. Y ofreció un paradigma de desarrollo que busca construir sobre las políticas socioeconómicas y culturales «orientado a las personas» para mejorar el bienestar de millones de pobres en lugar de atender al «imperio del capital».

Pobreza y desigualdad

Correa subrayó que “la pobreza en América Latina es fruto de la inequidad, y ésta, a su vez, consecuencia de las perversas relaciones de poder, donde pocos dominan todo”. Ecuador, cambiando esas relaciones de poder al servicio de las grandes mayorías, es el país latinoamericano que más reduce la desigualdad, disminuyó en ocho puntos la concentración del ingreso medido por el coeficiente de Gini, cuatro veces superior al promedio de América Latina. Políticas centradas en las personas en los ámbitos de la educación, la salud y el empleo han mejorado desde 2007 el Índice de Desarrollo Humano, compuesto por la esperanza de vida, índices de educación y de ingresos que publica anualmente el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

El Índice de Desarrollo Humano de Ecuador para el año 2012 es 0,724. Se ubica en el alto nivel, en el lugar 89 entre ciento ochenta y siete países, de acuerdo con el Informe 2013 del PNUD.

Al explicar los logros de su país, Correa dijo que las inversiones públicas en carreteras, puentes, redes de energía, telecomunicaciones, obras de agua, escuelas y hospitales han ayudado al sector privado a obtener beneficios de desarrollo en general.

La educación, base de la democracia

Correa sostuvo que “la base de la propia democracia es una educación pública de excelente calidad, acceso masivo y absolutamente gratuita”. Y añadió que “gracias a las grandes inversiones públicas realizadas con la construcción y repotenciación de unidades educativas y especialmente a la eliminación de barreras de acceso a la educación, hemos cumplido, con dos o tres años de anticipación, algunas de las metas del milenio propuestas por Naciones Unidas para el año 2015”, como es el caso de la matrícula universal en educación básica

Un orden mundial inmoral

“El orden mundial no solo es injusto, sino inmoral”, dijo Correa. “Si algo he aprendido en estos cerca de ocho años como presidente, es que al mundo lo dominan el capital y los intereses de los países hegemónicos, dominados también por dicho capital. Mientras esta situación no cambie, tendremos democracias restringidas o abiertamente ficticias y falta de gobernabilidad nacional en los países más débiles, así como ausencia de gobernanza en el mundo. En el siglo XXI el gran desafío de la humanidad es una lucha política que empieza por liberar a las grandes mayorías del dominio de las élites, por lograr la supremacía de los seres humanos sobre el capital, de las sociedades sobre el mercado y de nuestras naciones sobre los intereses de países hegemónicos y del capital transnacional”. La Patria Grande, afirmó, “ya no es solo un sueño de nuestros libertadores, sino la mejor, y tal vez única, manera de obtener nuestra segunda y definitiva independencia”.

Una nueva arquitectura financiera

El presidente ecuatoriano se refirió a la necesidad de una nueva arquitectura financiera regional. “Dentro de UNASUR, la nueva arquitectura financiera regional es nuestra opción para resolver una de las más grandes paradojas de los países del Sur: mientras tenemos depositados más de 760,000 millones de dólares de nuestros recursos en el primer mundo, seguimos dependiendo de préstamos externos y de inversiones extranjeras. Esto significa transferencia de liquidez y riqueza hacia los países más ricos del mundo”,  afirmó. “Debemos aprender a aprovechar nuestro ahorro y destinarlo a la inversión en nuestra misma región, Para eso necesitamos del Banco del Sur y del Fondo del Sur. Además, debemos tener mecanismos de intercambios compensados para minimizar el uso de monedas extra regionales y, por qué no, en el mediano plazo tener una moneda regional. Lo que es claro es que es un absurdo comerciar en una moneda extra regional, lo cual aumenta nuestra vulnerabilidad y transfiere riqueza al emisor de dicha moneda”.

La crisis mundial

El presidente ecuatoriano se refirió a la crisis mundial y expresó que su solución “es básicamente un problema político”. El mundo está dominado por lo que llamó «el imperio del capital», especialmente el financiero. “Con la complicidad de la supuesta ciencia económica y de las burocracias financieras internacionales, nos disfrazan ideología como ciencia”, afirmó. “Se repiten las recetas caducas de austeridad en contra del ser humano y a favor del capital. Se persiste en aplicar las políticas ‘hooverianas’ (en referencia al presidente estadounidense Herbert Hoover, quien en los inicios de la Gran Depresión profundizó la crisis con esta clase de medidas). ¿Por qué no se hace lo obvio? ¿Por qué se repite lo mismo de lo peor? Porque el problema no es técnico, sino político. El problema es la relación de poder. La solución de la crisis pasa por recuperar el control de los ciudadanos sobre el capital y de la sociedad sobre los mercados”.

“Tenemos que cambiar las relaciones de poder internacionales para superar la dependencia neocolonial”, dijo Correa, quien considera que la globalización es la búsqueda de los consumidores a nivel mundial y no sirve a los ciudadanos. Los países en desarrollo han recibido un trato injusto del actual sistema de comercio internacional que ha ayudado a las naciones industrializadas a aplicar políticas desequilibradas manteniendo barreras selectivamente. “Hoy se trata de imponer el aperturismo a ultranza. La idea de que el libre comercio beneficia siempre y a todos, es simplemente una falacia o una ingenuidad extrema más cercana a la religión que a la ciencia, y no resiste un profundo análisis teórico, empírico o histórico”, afirmó.

Las políticas proteccionistas son esenciales para el desarrollo, según Correa. El economista coreano Ha-Joon Chang, de la Universidad de Cambridge, demuestra en su libro Kicking Away the Ladder:Development Strategy in Historical Perspective (Londres: Anthem Press, 2002) cómo prácticamente todos los países desarrollados hicieron exactamente lo inverso de lo que hoy predican. Solo cuando su supremacía industrial fue absolutamente clara, después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos comenzó a promover el libre comercio, pese a haber adquirido esta supremacía a través de un intenso y nacionalista proteccionismo industrial.

En cuanto al régimen de los derechos de propiedad intelectual mundial, Correa dijo que “el conocimiento en general es un bien público”, y “privatizar un bien público a través de medidas institucionales como las patentes es perjudicial para la sociedad como un todo”, Un ejemplo dramático de la privatización del conocimiento y de la exclusión forzada, afirmó, es el alto costo de ciertas medicinas.

Neodependentismo y Tratados de Inversiones

El presidente ecuatoriano dijo queexisten casos abiertos de neocolonialismo, como esos atentados a nuestras soberanías llamados Tratados de Protección Recíproca de Inversiones, donde el capital tiene más derechos que los seres humanos, y cualquier transnacional puede llevar a un país soberano a un arbitraje, sin siquiera tener que agotar todas las instancias jurídicas internas, de hecho sin acudir a ninguna”. Y añadió: “Estamos organizando a todos los países perjudicados por las transnacionales, para unirnos en la lucha contra tanta explotación. Unctad debe intervenir”.

Correa considera que en este tema también tiene un rol fundamental la integración. “Una de nuestras principales propuestas en Unasur es la creación del centro de arbitraje de Sudamérica. Separados, serán las transnacionales las que nos impongan las condiciones; unidos, seremos nosotros los que impondremos las condiciones al capital internacional”, afirmó.

La tasa Tobin

El presidente ecuatoriano también criticó con dureza la financiarización de la economía global. “Para reducir la volatilidad de capitales, muchos economistas, desde hace ya varios años, vienen denunciando la necesidad de poner arena en los ejes de la carreta de la globalización”, afirmó.

Como ejemplo Correa mencionó que el Premio Nobel de Economía James Tobin propuso hace más de veinte años establecer un impuesto a los flujos internacionales de capitales, que “no solo tendría efectos en cuanto a disminuir la volatilidad de dichos flujos, sino que la recaudación generada podría servir para financiar proyectos de desarrollo”. Pero “dada la orientación de la globalización neoliberal, donde todo está en función del gran capital y sobre todo del capital financiero, estas propuestas han sido largamente obviadas”.


Publicado: 7 de noviembre de 2014 - No. 188 - Año 2014

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