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Lo que se juega en Lima

5 de diciembre de 2014 - No. 192 - Año 2014

Antonio Zambrano

De los múltiples debates que se llevan a cabo en paralelo a las negociaciones oficiales, existen cinco temas que quizá sean los más importantes, ya que plantean a los Estados la necesidad de asumir compromisos vinculantes: Adaptación, Mitigación, Mecanismos para la conservación de los Bosques, Financiamiento y Transferencia Tecnológica.

Un total de 195 países miembros de la Convención Marco de las Naciones sobre el Cambio Climático negocian en Lima, en la 20ª Conferencia de las Partes (COP 20), las opciones posibles para enfrentar este fenómeno mundial en los próximos años. La trascendencia de esta reunión en particular es que Lima y la COP 20 plantean el reto de que se produzca como resultado concreto el borrador del acuerdo vinculante que tendría que aprobarse en París a fines del próximo año.

El documento es esencial porque marcará la pauta de todas las discusiones que se llevarán a cabo en el planeta durante los doce meses que vienen. Sin esto es casi imposible que se hable de alcanzar algún logro significativo en reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en las próximas décadas.

En tal sentido, de los múltiples debates que se llevan a cabo en paralelo durante las negociaciones oficiales, existen cinco temas que quizá sean los más importantes, ya que plantean a los Estados la necesidad de asumir compromisos vinculantes, es decir, exigibles en el próximo acuerdo. Pero además, porque son temas que se presentan en una magnitud tan grande y sistémica que hacen imposible que un país de forma aislada pueda tomar medidas unilaterales al respecto, lo que obliga a intentar soluciones globales. Estas medidas deberán enmarcarse en los temas de Adaptación, Mitigación, Mecanismos para la conservación de los Bosques, Financiamiento y Transferencia Tecnológica.

Estos no solo definirán los lineamientos de políticas de los Estados parte de la Convención para los próximos años, sino las posibilidades de predecir el futuro de los territorios, la sobrevivencia de sus ecosistemas, así como las pérdidas y mecanismos de resiliencia de sus sociedades, que en un país como el Perú -que se encuentra entre los diez más impactados por este fenómeno mundial- serán claves para entender su porvenir económico.

Hoy sabemos que el costo de actuar puede significar entre el 1.5 y el cinco por ciento del PBI anual del Perú para las próximas décadas, monto mucho menor a un posible veinte por ciento del mismo en pérdidas por no tomar medidas para enfrentar el fenómeno.

A pesar de la trascendencia política, económica y social, en las últimas semanas hemos podido presenciar una verdadera carrera de las Naciones Unidas por garantizar la viabilidad del Fondo Verde para el Clima, fondo clave para el financiamiento de los mecanismos para hacerle frente al cambio climático. Éste ha llegado al techo de los 9,300 millones de dólares de los 100,000 millones previstos como anualmente necesarios para asegurar que este fondo permita impactar positivamente en el mundo desde el 2020.

Las expectativas son bajas y los intereses de la denominada industria del carbón y de los hidrocarburos estarán presentes como en todas las COP anteriores. El Perú, y particularmente su Ministerio del Ambiente, no solo carece de una posición de avanzada, sino que tiene pocos elementos para aportar políticamente a la discusión, al intentar mantener una postura neutral en la mayoría de los espacios de la Conferencia.

Ante esto, las movilizaciones y presión populares están demostrando ser un mecanismo adicional y clave de las negociaciones en todo el mundo. El 21 de setiembre se movilizaron medio millón de personas en Nueva York durante una sesión extraordinaria de las Naciones Unidas para ver este tema. Lima no será la excepción y decenas de miles de activistas de los cinco continentes ya están llegando para participar en la Cumbre de los Pueblos del 8 al 11 de diciembre y en la Marcha Mundial en Defensa de la Madre Tierra del 10 de diciembre. Es el momento de decir a nuestros gobiernos y a las Naciones Unidas que es imprescindible llegar a un borrador ambicioso, justo y vinculante que nos permita pensar de forma más optimista en el futuro de la humanidad y del planeta.

Antonio Zambrano, politólogo peruano, miembro del Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climático (MOCICC).


Publicado: 5 de diciembre de 2014 - No. 192 - Año 2014

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