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Malasia decide si firma el TPP

7 de agosto de 2015 - No. 221 - Año 2015

Martin Khor

La reunión de ministros de Comercio de la semana pasada en Hawái para concluir los temas pendientes del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) marca que las negociaciones están llegando a su fin. El caso de Malasia puede ser un buen ejemplo para otros países que participan en el proceso.

La reunión de la semana pasada en Hawái para concluir los temas pendientes del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) marca que las negociaciones están llegando a su fin. “En esta última etapa, tenemos más confianza que nunca que el TPP está al alcance”, dicen los ministros de Comercio en la declaración conjunta.

El caso de Malasia puede ser un buen ejemplo para otros países.

Malasia está resistiendo la presión de Estados Unidos para imponer cláusulas de propiedad intelectual que afectan los precios de los medicamentos y el acceso a los mismos, al conceder más derechos a las compañías extranjeras poseedoras de patentes. Tiene, además, serias reservas sobre dos capítulos conflictivos: las empresas de propiedad estatal y la contratación pública.

En materia de contratación pública, el gobierno malasio siempre ha dado preferencia a las empresas nacionales en la compra de materiales, los contratos de servicios o la implementación de proyectos de construcción. Con el TPP, las empresas de otros países miembros deben recibir el mismo trato que las nacionales en los casos de licitación de proyectos y contratos del gobierno. Por tanto, ya no será posible garantizarles a éstas su mayor fuente de negocios.

Las empresas estatales juegan un papel muy importante en la economía y la sociedad de Malasia. Grandes bancos, compañías petroleras y mineras, y una serie de empresas manufactureras, agrícolas y de servicios son de propiedad del Estado o cuentan con participación estatal.

Es verdad que en el país se ha hecho mal uso del apoyo a las empresas vinculadas al Estado y deben realizarse reformas urgentes para frenar los abusos. Pero esto no constituye una buena razón para adherir a un acuerdo vinculante como el TPP, que compromete drásticamente la viabilidad de toda una serie de empresas y organismos públicos.

Entre los posibles efectos adversos se cuenta el aumento de los precios de los bienes y servicios esenciales, y la posibilidad de que empresas extranjeras se apoderen de la cuota de mercado de las nacionales.

En cuanto al capítulo de inversiones, que concede a las empresas extranjeras el derecho a demandar a los gobiernos ante un tribunal internacional, está claro que afectará la elaboración de políticas públicas.

La decisión de adherir o no al TPP debe adoptarse en cuestión de días, ya que es necesario concluirlo pronto para ajustarse al calendario político estadounidense. Antes debe hacerse una evaluación detenida, ya que muchos de los problemas son reales y los beneficios potenciales.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.


Publicado: 7 de agosto de 2015 - No. 221 - Año 2015

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