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Atrapados por la niebla tóxica

2 de octubre de 2015 - No. 229 - Año 2015

Martin Khor

Es increíble que la nube tóxica se haya convertido en una catástrofe anual desde fines del siglo pasado. Es de esperar que los gobernantes de todos los países aborden la crisis con la seriedad que merece y no permitan que el desastre se reitere una y otra vez.

Este año, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) adoptó varios acuerdos para hacer frente al fenómeno que se extiende por Indonesia, Malasia y Singapur, afectando la salud de millones de personas.

La sequía que trae consigo la corriente de El Niño es en parte responsable. Pero la causa principal son los incendios intencionales de los bosques y los suelos de turba para la roturación de la tierra provocados por las empresas extranjeras con plantaciones en Sumatra y Kalimantan, que buscan la expansión de las plantaciones de palma aceitera y la agricultura industrial.

La buena noticia es que el gobierno de Indonesia suspendió la semana pasada las actividades de tres empresas de plantaciones y revocó la licencia de una cuarta. Tal vez sea “demasiado poco y demasiado tarde”, pero podría ser el inicio de una acción real.

El presidente indonesio Joko Widodo, quien enfrenta la primera niebla tóxica desde que asumió el cargo en octubre de 2014, prometió tomar acciones más efectivas. Esperemos que logre más que los presidentes que pasaron cada año por lo mismo desde que la neblina apareció por primera vez en 1997.

Lo más peligroso de la niebla tóxica son las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2.5), treinta veces más delgadas que un cabello humano, lo suficientemente pequeñas para pasar a través de las paredes pulmonares e ingresar al torrente sanguíneo. La exposición regular a largo plazo a estas partículas está vinculada a un mayor riesgo de muerte por complicaciones cardíacas y pulmonares.

La concentración de PM2.5, que suele ser de 20 a 35 microgramos por metro cúbico, se convierte en un problema cuando llega a 100 microgramos (lo que sucedió el 23 de setiembre en Singapur) y en un peligro cuando alcanza los 200 microgramos.

El World Resources Institute, con sede en Washington, tiene análisis detallados de los lugares epicentro de los incendios e información acerca de cuántos están dentro de concesiones de plantaciones de palma aceitera, para celulosa y para explotación maderera (52% en total), y cuántos fuera de las zonas de concesión (48%).

Así que todo se reduce a la voluntad política de tomar medidas.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.


Publicado: 2 de octubre de 2015 - No. 229 - Año 2015

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