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Priorizar la salud y la naturaleza

16 de setiembre de 2016 - No. 277 - Año 2016

Martin Khor

La salud y ambiente deben estar en el primer lugar de las prioridades de desarrollo. Los problemas inmediatos a los que nos enfrentamos (el Zika, el dengue, las olas de calor, la sequía, la escasez de agua, las inundaciones) obligan a repensar y reformar no solo el paradigma de desarrollo sino también su significado y las prioridades de la vida.

El modelo predominante hace hincapié en las actividades económicas y comerciales, y considera que los problemas ambientales y de salud son efectos secundarios que pueden ser tratados gradualmente, a medida que se produzcan. No debería ser así. De no tomarlos más en serio, estos “efectos secundarios” terminarán por anular el objetivo de crecimiento económico convencional.

El virus del Zika y la resistencia a los antibióticos son dos problemas de salud emergentes. Pero también están surgiendo problemas relacionados con el ambiente.

Es imperioso que los gobiernos den máxima prioridad a la conservación de los bosques y a la protección de las cuencas y las laderas de las colinas. La tala y el daño a las cuencas impiden que el agua de lluvia se filtre de manera adecuada en el suelo para alimentar a los ríos y embalses.

Hay una grave falta de reconocimiento de los servicios ambientales que proporciona la naturaleza, así como falta de aplicación de las leyes existentes para proteger el ambiente. Esto ha provocado una deforestación masiva, la destrucción de colinas y cuencas hidrográficas, y la sedimentación de los ríos.

¿De qué sirve tener más infraestructura vial y edilicia si se realiza a expensas del suministro de agua y provoca sequía, racionamiento de agua e inundaciones?

No obstante, es necesario encontrar con urgencia la forma de superar estos problemas a fin de que los gobiernos conciban e implementen medidas eficaces para conservar los bosques y las cuencas hidrográficas, y para construir la capacidad de retención, distribución y uso adecuado del agua.

De lo contrario habrá una crisis hídrica irreversible, teniendo en cuenta además los crecientes efectos del cambio climático, que a su vez causarán muchos otros problemas, como el aumento de la temperatura y del nivel del mar, tormentas, inundaciones y sequías.

Es necesario cambiar el paradigma que ha regido el proceso de desarrollo de manera que la salud y el ambiente sean objetivos prioritarios. En este sentido deben reevaluarse las actividades en materia de crecimiento económico y desarrollo, y considerar si contribuyen o se apartan de los objetivos sociales y ambientales.

Por otro lado, es imperioso que se destinen más recursos económicos y humanos a la promoción de la salud y el ambiente. Los planificadores deberían presentar planes y acciones en consecuencia.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.


Publicado: 16 de setiembre de 2016 - No. 277 - Año 2016

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