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Acción urgente contra la hepatitis C

4 de agosto de 2017 - No. 319 - Año 2017

Martin Khor

Una solución para la hepatitis C está a la vista y debe implementarse de inmediato, porque demasiadas vidas humanas están en juego. Cientos de miles de personas mueren cada año en todo el mundo a causa de esta enfermedad y se estima que hay 71 millones con infección crónica, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En 2013 hubo un avance en el tratamiento de la hepatitis C con nuevos antivirales de acción directa que pueden curar hasta el 95% de los casos. El fármaco principal es el Sofosbuvir, producido por la compañía biotecnológica estadounidense Gilead Sciences.

El gran problema es que el precio original de Sofosbuvir en Estados Unidos se fijó en  84.000 dólares para un tratamiento de doce semanas.

Gilead, que ha recibido duras críticas por obtener super ganancias por cobrar tanto como el mercado pueda soportar, ha firmado acuerdos que permiten a algunas empresas farmacéuticas de india producir y vender Sofosbuvir en unos cien países de ingresos bajos y medios, a un precio de entre 200 y 300 dólares.

En países que no han patentado la droga, las versiones genéricas de Sofosbuvir están disponibles para un tratamiento de 28 días a precios que oscilan entre 15 dólares (Pakistán) y 197 dólares (Bangladesh), según la OMS.

En los países donde Gilead posee la patente, el producto de marca originario (Sovaldi) se vendía a precios que oscilaban entre 2.292 (Brasil) y 28.000 dólares (precio de lanzamiento en 2013 en Estados Unidos).

La hepatitis C se puede curar completamente con antivirales de acción directa dentro de los tres meses. Sin embargo, a partir de 2015, solo el 7% de los 71 millones de personas con hepatitis C crónica tenía acceso a tratamiento, dijo la OMS.

La iniciativa DNDi (Medicamentos para Enfermedades Olvidadas), una organización de investigación y desarrollo sin fines de lucro con sede en Ginebra, coopera en varios países en la realización de ensayos clínicos para una combinación de fármacos de Sofosbuvir y Ravidasvir.

El director ejecutivo de DNDi, Bernard Pecoul, anunció que la organización había acordado con la empresa farmacéutica egipcia Pharco proporcionar tratamiento para los pacientes malasios por unos 300 dólares.

El problema es que, a diferencia de Egipto, que rechazó la solicitud de patente, en Malasia está patentado el Sofosbuvir. Y si un producto está patentado, las marcas rivales no pueden ser vendidas. Sin embargo, la OMS y las leyes nacionales de patentes permiten a los gobiernos emitir «licencias obligatorias» u «órdenes de uso gubernamental» por diversos motivos.

Malasia no es ajeno a este procedimiento. En 2003, el gobierno emitió una orden de uso gubernamental para permitir la importación de dos medicamentos combinados contra el VIH-SIDA de una empresa farmacéutica india que produce genéricos. Esto tuvo como resultado una fuerte caída del precio de los fármacos y tres veces más pacientes pudieron recibir tratamiento.

Malasia recibió reconocimientos por esta acción y otros países, como Tailandia e Indonesia, siguieron el ejemplo. En la actualidad, es muy común que los gobiernos emitan licencias obligatorias.

Ahora que existe una solución para la hepatitis C, es imprescindible que los gobiernos tomen todas las medidas necesarias -incluyendo la conclusión de las pruebas clínicas, trabajar con DNDi para establecer el régimen de tratamiento adecuado y obtener una buena negociación sobre el precio que se debe pagar por la combinación de drogas- y emitan la licencia obligatoria para permitir que el tratamiento continúe.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur, una organización intergubernamental de países en desarrollo, con sede en Ginebra.


Publicado: 4 de agosto de 2017 - No. 319 - Año 2017

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