Adiós al año dominado por Trump
8 de enero de 2018 - No. 335 - Año 2018
Martin Khor
Cuando el año 2017 llega a su final, muchos se preguntan si el mundo seguirá siendo el mismo. El crédito de este cambio radical le corresponde principalmente a Donald Trump.
Tras haber ganado las elecciones presidenciales en Estados Unidos, estalló una guerra de apuestas: ¿implementaría sus promesas de campaña o se convertiría en un hombre de Estado?
Después de todo, los candidatos que hacen promesas radicales durante la campaña electoral suelen moderarse al asumir el cargo. Pero no fue el caso de Trump. Durante todo el año gobernó como si estuviera atendiendo a los estrechos puntos de vista de su base electoral de extrema derecha. Sus políticas han estado en línea con su consigna America First (Estados Unidos primero) y se acercó directamente a sus votantes a través de una dosis diaria de tweets.
Los estadounidenses de mente abierta -incluido un creciente número de republicanos- estaban horrorizados. Y el resto del mundo estaba indignado.
La lista de agraviados incluye a aliados tradicionales (Australia, Alemania, Canadá, México y Gran Bretaña) y a enemigos, reales o imaginarios (Corea del Norte, Irán y varios países de mayoría musulmana). Pero también a rivales económicos, especialmente a China, y a los países con superávit comercial con Estados Unidos, a quienes calificó de “tramposos».
El nuevo líder estadounidense amenazó a la OTAN, paralizó al G-7, sacó a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático, de la Unesco y del Pacto Mundial sobre la Migración, y redujo los fondos para las Naciones Unidas y el Fondo Verde para el Clima.
El año terminó con dos golpes más. El primero fue el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel. Este movimiento, planeado por su yerno y no por el Departamento de Estado, destruyó las últimas esperanzas de lograr una solución al conflicto palestino-israelí y amenaza con desencadenar una nueva ronda de sangrientos enfrentamientos en una región ya cargada de guerras.
El segundo se concretó al llevar su antagonismo al actual sistema comercial internacional a la Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio, celebrada en diciembre en Buenos Aires.
Su negativa a reconocer el Programa de Doha para el Desarrollo, cumplir el compromiso de dar una solución permanente al problema de la seguridad alimentaria, y reconocer el principio sobre el trato especial y diferenciado para los países en desarrollo fue la principal razón por la cual la Conferencia de Buenos Aires terminó sin la tradicional Declaración y sin adoptar decisiones clave.
El efecto Trump dominó sin duda este año 2017. El mayor temor radica en que el conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte se convierta en una guerra nuclear. Si al menos esto puede evitarse, podemos estar agradecidos.
En cuanto a la economía mundial, puede afirmarse que tuvo un comportamiento moderado en este año 2017. Estados Unidos, Europa y Japón tuvieron un crecimiento económico positivo, aunque débil, y la economía china se expandió casi un 7%.
Sin embargo, algunos analistas económicos advierten sobre la acumulación de deuda y predicen otro ataque de inestabilidad en los flujos de capital y las tasas de cambio. Entonces, no está claro si el impulso alcanzado en el año que termina puede ser sostenido.
Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur, una organización intergubernamental de países en desarrollo, con sede en Ginebra.
Publicado: 8 de enero de 2018 -
No. 335 - Año 2018
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