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La reforma de los regímenes fiscales – El fin del enclave minero en África

Viernes 6 de abril de 2012 - 60 Año 2012

La minería es predominante en los ingresos por exportaciones de muchos países de África y los ministros africanos resolvieron avanzar hacia la reforma del sector en beneficio de la población. El plan de acción que aprobaron en la conferencia de Adis Abeba en diciembre incluye enmiendas a los regímenes fiscales.

“Los días en que la minería africana era una actividad sólo dedicada al lucro llega a su fin. La mayoría de los países se disponen a convertirla en un componente clave del crecimiento y el desarrollo de una economía diversificada, vibrante e industrializada”, sostuvo en su editorial African Agenda, la revista de Third World Network-África (TWN-A). “Antes de la independencia, las metrópolis como Gran Bretaña, en el caso de Ghana, Zambia y Zimbabwe, o Bélgica, en el caso de la República Democrática del Congo, explotaban los minerales sin que las colonias tuvieran voz. De hecho, fueron saqueadas por los amos coloniales, que no se preocupaban mucho por el desarrollo de esas naciones. La mayoría de los países, una vez independizados, decidieron nacionalizar sus minas como reacción a siglos de violación”.

Pero los flamantes Estados “carecían, entre otros recursos, de conocimientos, tecnología y capital para operar las minas, la mayoría de las cuales ya habían colapsado en los años ochenta, lo que coincidió con las dificultades económicas que entonces aquejaban a estos países”, según African Agenda.

A pesar de todo, la minería continuó siendo un buen negocio. Stephen Karingi, experto de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (UNECA), mencionó las siguientes cifras en la cobertura especial sobre el tema realizada por de la publicación de TWN-Africa: “Sólo en 2010, los beneficios netos de las principales cuarenta compañías mineras creció ciento cincuenta y seis por ciento a 110,000 millones de dólares, mientras el patrimonio neto de esas firmas excede el billón de dólares”.

La minería es predominante en los ingresos por exportaciones de muchos países africanos, dijo Mark Jeffery, experto de la UNECA y de la Unión Africana. En 2005, los minerales representaron más de ochenta por ciento de las ventas al exterior de Botswana, Congo, República Democrática del Congo, Guinea y Sierra Leona, y más de cincuenta por ciento de las de Malí, Mauritania, Mozambique, Namibia y Zambia.

Para 2008, la demanda sostenida de China había elevado a un nuevo pico histórico el precio de los minerales. “A pesar de ese auge, África es pobre, mientras las empresas que explotan sus minerales, en su mayoría extranjeras, son muy ricas”, explicó Jeffery a Emmanuel K. Dogbevi, editor del periódico electrónico GhanaBusiness.com, en un artículo publicado por African Agenda.

Para colmo, el continente consume una pequeñísima parte de sus recursos minerales, la mayoría de los cuales son exportados como materia prima “con muy poco o nulo valor agregado local”, evaluó Jean Noel Francois, comisario de Comercio e Industria de la Unión Africana. Esos recursos alimentan el crecimiento y el desarrollo de unas cuantas economías industrializadas y emergentes, pero África sigue en la pobreza, en el subdesarrollo y en la dependencia de la ayuda de los donantes para mantener sus presupuestos nacionales, agregó.

África produce más de sesenta metales y minerales, entre ellos oro, platino, diamantes, uranio, manganeso, cromo, níquel, bauxita y cobalto, según estudios citados por African Agenda. También se explotan carbón y fosfatos. Algunos de los principales yacimientos comprobados de minerales del mundo se encuentran en este continente.

La conferencia ministerial en Adis Abeba renovó su política para el sector minero con un plan de acción de seis puntos (ver recuadro). Al tiempo que aprobaban este plan de acción, los ministros reafirmaron la política plasmada en el documento African Mining Vision (Visión Minera Africana), aprobado por la Cumbre de la Unión Africana en 2009.

Lo que distingue a la Visión Minera Africana, escribió Mark Jeffery, es que no se limita a considerar el sector minero de forma aislada. Es decir, va mucho más allá de administrar la extracción de los recursos y establecer mecanismos óptimos para recaudar y repartir las ganancias. Por el contrario, consiste en ubicar el desarrollo general en el centro de la actividad. Las bases del documento son que la minería estimule la economía local e impedir que las empresas operen las minas como meros enclaves de sus casas matrices.

Los expertos presentes en la conferencia ministerial de diciembre, entre ellos representantes de la sociedad civil, urgieron a los gobiernos a fortalecer la transparencia, la rendición de cuentas y el acceso a la información, a mejorar la participación ciudadana y a establecer programas de capacitación en las comunidades locales.

Por su parte, un Grupo Internacional de Estudios creado por la UNECA caracterizó el sector minero africano actual como mero enclave de las empresas extranjeras para abastecerse de materia prima, y recomendó su conversión a una industria integrada, la cual brindaría mayores perspectivas hacia el desarrollo socioeconómico.

En ese sentido, el informe del Grupo mencionó el ejemplo de los países nórdicos, que basaron su proceso de industrialización sobre el uso de sus propios recursos naturales. Sostuvo, además, que los africanos deben poner fin al actual “aislamiento del sector minero respecto del resto de las actividades sociales y económicas”.

Debido a deficiencias históricas que se remontan a los tiempos coloniales, la minería africana está hoy desvinculada del desarrollo de infraestructura y de la industrialización y se concentra en abastecer al mercado mundial, lo cual contradice las necesidades de progreso del continente, observaron en el prólogo del informe el secretario de la UNECA, Abdoulie Janneh, y el presidente de la Comisión Africana, Jean Ping.

El editorial de African Agenda sostiene que “el auge del precio de los minerales benefició a las compañías, pero no representó ninguna diferencia en el ingreso de los países”. Sin embargo, el fenómeno inspiró a países como Zambia a cambiar sus regímenes de impuestos para el sector, a Tanzania y a Ghana a elevar sus regalías, a Guinea a enmendar su código minero y a la República Democrática del Congo a anular algunos contratos, agrega.

“Estos esfuerzos por establecer cierto equilibrio ha irritado a las compañías mineras, que advirtieron que no aceptarán esas medidas sin dar la pelea”, pero “la buena noticia es que los países africanos reconocen la necesidad de dar vuelta la tortilla” en lo que se refiere a las normas que rigen al sector, concluyó la publicación de TWN-A.

Plan de acción Adis Abeba.

Los seis puntos del Plan de acción de Adis Abeba son los siguientes:

* Los Estados deben reformar sus regímenes fiscales para optimizar los beneficios que reciben del sector.

* Los Estados deben explorar la posibilidad de renegociar los contratos vigentes para asegurarse una parte justa de los beneficios económicos.

* Los Estados deben alinear sus estrategias de desarrollo minero con sus estrategias de desarrollo nacional de largo plazo.

* Los Estados deben asegurar la transparencia en la obtención y en el uso de sus ingresos mineros.

* Los gobiernos pueden explorar las posibilidades de participación en proyectos mineros para obtener una mayor porción de los beneficios.

* Los gobiernos deben consolidar la capacidad de los organismos supervisores del sector.


Publicado: Viernes 6 de abril de 2012 - 60 Año 2012

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