Paraísos fiscales: el cielo de los ricos
Viernes 22 de junio de 2012 - 71 Año 2012
Carlos Bedoya
Cada año, miles de millones de dólares van a parar a los llamados paraísos fiscales, lugares donde el gran capital logra esconder enormes ganancias para no pagar la totalidad de impuestos que debería. Con eso se genera más pobreza y desigualdad.
La existencia de paraísos fiscales contribuye a generar enormes pérdidas para los países en desarrollo como los de América Latina, según lo demuestran numerosos estudios. Uno de los más impactantes es el de la ONG británica Christian Aid, que señala que los impuestos que se dejan de pagar anualmente a estos países son de aproximadamente 160,000 millones de dólares, monto superior a todo lo destinado a la ayuda oficial al desarrollo.
Definiciones y mecanismos
Existen diversas formas de denominar a un paraíso fiscal. Algunos los llaman jurisdicciones secretas, otros, territorios con opacidad financiera y también hay quienes prefieren no llamarlos paraísos, sino más bien cloacas fiscales, haciendo alusión a su naturaleza de negocios sucios.
Para el ex ministro de Economía ecuatoriano Diego Borja, un paraíso fiscal es “un lugar en el cual las personas pueden hacer transacciones financieras sin pagar impuestos, sin tener registros de sus cuentas, de sus nombres, sin exponer información que en otros países en cambio tuvieran que hacerlo ante distintas autoridades de regulación o tributarias”.
Oscar Ugarteche, coordinador del Observatorio Económico de América Latina y El Caribe, dice que el objeto de un paraíso fiscal es la evasión, “porque la forma de operación de la banca ha cambiado; cuando la banca internacional se expande a partir de los años noventa y compra la banca nacional en el mundo entero, encuentra una estupenda manera de no pagar impuestos en el país donde invierte, convirtiendo los depósitos del país en depósitos en el paraíso financiero, y luego, estos depósitos en el paraíso financiero, prestándoselos al banco en el país. Su propia plata se la prestan. Por ejemplo, uno deposita en un banco en el Perú, ese banco deposita en Gran Caimán, y luego toma prestado de su banco en Gran Caimán de regreso al Perú. De esa manera el banco no tiene utilidades en el Perú, tiene utilidades en Gran Caimán donde no paga impuestos”.
Ese esquema se llama round tripping (viaje redondo). Es un viaje redondo de dinero. Sin embargo, hay otros mecanismos mediante los cuales las grandes empresas pueden sacar buena parte de sus utilidades de un país haciéndolas pasar como gastos y eludir el pago de impuestos hasta ponerlas en un paraíso fiscal.
Jorge Gaggero, investigador del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de Argentina, dice que el flujo de dinero hacia los paraísos fiscales supone operaciones ilegales o al menos ilegítimas. “Hay, en primer lugar, una ilicitud en el país de origen: la evasión o elusión. En segundo lugar, hay un cruce de fronteras también ilegal. Y por último, hay un ocultamiento en el paraíso para ser remitido a alguna otra localidad donde ese dinero ya innominado, negro, se multiplica”.
El principal mecanismo para encubrir utilidades, sacarlas de un país y llevarlas a un paraíso fiscal es la manipulación de los precios de transferencias, agrega Gaggero. Esto normalmente se hace entre empresas de un mismo grupo económico y consiste en que una trasnacional que opera en un determinado país realiza operaciones de compra-venta de bienes y servicios con sus filiales de otros países sobrevaluando o subvalorando precios según convenga. Prácticas como esta ocasionan pérdidas multimillonarias a muchos Estados.
Las pérdidas
María José Romero, especialista de la Red de Justicia Fiscal de América Latina y el Caribe, sostiene que la falsificación de facturas y la manipulación de precios de transferencia ocasionan pérdidas para los países en desarrollo equivalentes a una vez y media la ayuda oficial al desarrollo que esos mismos países reciben.
Romero cita un informe de Global Financial Integrity en el que se señala que los países en desarrollo perdieron en forma anual, en el periodo 2000-2008, entre 725,000 millones y 810,000 millones de dólares. Gran parte de esa cifra corresponde a América Latina. “México y Venezuela se encuentran entre los diez primeros países que perdieron a causa de los flujos financieros ilícitos”, dice. Asimismo, aclara que contra lo sostenido por los gobiernos de los países desarrollados, “gran parte de estos flujos corresponde a actividad comercial, no a corrupción, ni a actividad criminal. Ese dinero se encuentra escondido en paraísos fiscales”.
Según datos de las Naciones Unidas, se necesitan 44,000 millones de dólares para erradicar la pobreza y el hambre en el mundo. Lo paradójico es que este monto es apenas el 0,5 por ciento de los depósitos de capitales privados en cuentas bancarias en paraísos fiscales, la mayoría producto de evasión fiscal, corrupción o especulación. El Parlamento Europeo ha calculado que el capital total depositado en estos territorios asciende a 13,5 billones de dólares.
Es decir, que los 923 millones de personas que en el mundo viven en situación de pobreza extrema tendrán que esperar la voluntad política requerida para que se adopten medidas drásticas y eficaces contra las jurisdicciones en donde se oculta el dinero que inversionistas, banqueros y empresarios mafiosos saquean de muchos países.
A propósito de la crisis económica mundial, los líderes del G-20, que reúne a los países más poderosos del mundo y que esta semana se reunieron en Los Cabos, México, han hecho muchos anuncios en cada una de sus cumbres sobre la necesidad de eliminar los paraísos fiscales, pero hasta ahora no hay nada en concreto.
Otras opciones
Cuando se observa la crudeza de estos datos, no puede dejar de preguntarse si hay alguna manera de “sacarle la vuelta” a estas “cloacas fiscales”. Sabiendo que el capital busca reproducirse, a lo mejor es posible ofrecer alguna alternativa al uso de paraísos fiscales.
Diego Borja da una pista en el marco de la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), cuando sostiene que en la base de la existencia de los paraísos fiscales está la economía especulativa: “Si la Unasur empieza a generar alternativas a la especulación como son grandes proyectos productivos: los ferrocarriles del sur, el oleoducto del sur, el gaseoducto del sur, el sistema petroquímico, etc. se va a generar una alternativa de rentabilidad productiva al capital y no únicamente la rentabilidad especulativa donde los paraísos fiscales tienen ventaja competitiva. Sería una alternativa concreta y real que desincentivaría la utilización de los paraísos”.
Países como Ecuador han tomado unilateralmente otras medidas para hacer más difícil la fuga de capitales hacia los paraísos fiscales, como un impuesto a la salida de capitales del orden del cinco por ciento. Pero sin duda este problema debe ser abordado por el conjunto de los miembros de las Naciones Unidas. Lo que hay hasta el momento es una discusión a nivel mundial para regular o eliminar los paraísos fiscales.
Tania Quispe, superintendente de Administración Tributaria del Perú, señala que el tema de fondo no es tanto la diferencia de tasas entre los países, pues eso siempre existirá, sino la falta de transparencia, y es a esto a lo que hay que apuntar.
En el Perú, por ejemplo, hay cuarenta y tres territorios identificados como paraísos fiscales, los cuales tienen un tratamiento especial en la legislación nacional cuando se detecta comercio o paso de capitales hacia o desde el Perú. Dicha lista, que se encuentra en el anexo de la Ley del Impuesto a la Renta, incluye a territorios de la región como Aruba, Bahamas, Belice, Granada y Panamá.
Pero desde que en 1934 Suiza decretó el secreto bancario para sus clientes extranjeros, se han creado muchos paraísos fiscales. En la actualidad se habla de más de setenta territorios que reúnen esta condición. Ugarteche sostiene que en América Latina y el Caribe, Uruguay ha sido el paraíso fiscal de los argentinos, Panamá de los demás sudamericanos y Gran Caimán de todo los Estados Unidos y todo el mundo.
Campaña No a los Paraísos Fiscales
Muchas organizaciones sociales y de la sociedad civil de Europa. América, África y Asia han unido esfuerzos para lanzar la campaña “Stop Paraísos Fiscales”. Una de las acciones mínimas en el marco de esta campaña se puede hacer desde una computadora, entrando en el portal electrónico www.endtaxhavensecrecy.org. Ahí se encuentra una aplicación para dirigir una carta a los líderes mundiales del G-20 exigiendo que acaben con estos territorios de oscuridad financiera.
Aún falta mucho para que desaparezcan los paraísos fiscales, pues los líderes mundiales no llegan a un acuerdo. Mientras tanto, solo queda seguir denunciando estas prácticas de los piratas del capital.
Publicado: Viernes 22 de junio de 2012 -
71 Año 2012
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