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El Fondo en manos de los deudores

Jueves 19 de mayo de 2011 - 19 Año 2011

Roberto Bissio

La presunción de inocencia de todo acusado fue el escudo detrás del cual se alinearon casi todos los ministros europeos de finanzas para no comentar sobre Dominique Strauss-Kahn (conocido como DSK), el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), encerrado en una cárcel en Nueva York a la espera de que se inicie este viernes el juicio en su contra por intento de violación y agresión sexual.

El primer ministro de Luxemburgo y presidente del grupo de países que tiene al euro como moneda, Jean-Claude Juncker, se salió de este libreto para confesarse “triste y enojado” por las imágenes que vio en televisión de su “amigo” esposado y sin afeitar en la primera presentación ante la jueza Melissa Jackson, quien le negó la libertad bajo fianza a quien hasta unas horas antes era el seguro futuro presidente de Francia.

Las simpatías de la ministra española de Economía, Elena Salgado, estuvieron en cambio con la víctima: “En primer lugar, mi solidaridad está con la mujer si ha sufrido una agresión», dijo. Y su colega de Austria, Maria Fekter fue más allá. “Yo no comento asuntos judiciales, pero dada la situación de fianza denegada, él debería considerar si no le hace daño a la institución”.

DSK iba a presentar su renuncia en las próximas semanas para candidatearse a las elecciones primarias de los socialistas franceses, en momentos en que las encuestas publicadas el mismo día de su prisión lo señalaban como el único candidato capaz de evitar la reelección de Nicolás Sarkozy. Ahora esta renuncia le está siendo pedida para evitarle al FMI la incomodidad de destituir a quien por el momento es técnicamente inocente o permanecer por varios meses, mientras dura el juicio, bajo el liderazgo interino de John Lipsky, un estadounidense vinculado a la banca Morgan, quien además ya había presentado su renuncia a partir de agosto.

Desde la creación simultánea en la conferencia de Bretton Woods en 1944 del Banco Mundial y el FMI, un acuerdo de caballeros no escrito en ningún lado estableció que el presidente del primero sería siempre de Estados Unidos, mientras que el segundo siempre ha sido dirigido por un europeo. Otro acuerdo, tampoco escrito, suponía que los países emergentes podrían aspirar a este cargo después de DSK, como reconocimiento de su creciente peso en la economía mundial, que no se refleja en su poder de voto en el organismo.

Si bien Europa ha ido reduciendo sus cuotas en el FMI, éstas no bajarán del veintinueve por ciento del total de votos, muy por encima del veinte por ciento de participación europea en el ingreso global. China, en cambio, tiene apenas seis por ciento de los votos, aunque representa catorce por ciento de la economía mundial.

Cuando el español Rodrigo Rato renunció sorpresivamente a la dirección en 2007, la candidatura de DSK fue decidida en apenas doce días. En ese momento la economía mundial estaba en auge y el FMI en crisis… por falta de clientes. La decisión de Brasil de pagar por adelantado sus deudas con el organismo, seguida pronto por otros países deseosos de independizarse de sus condicionalidades habían dejado a Turquía como único deudor de cierto monto y el FMI, que vive de los intereses que cobra, como cualquier banco, tuvo que despedir personal y recortar la provisión de café gratis en sus oficinas de Washington.

Al estallar en 2008 la crisis financiera y económica global, que el FMI no supo prever ni menos evitar, el recién creado Grupo de los 20 (G-20) países más grandes del mundo resolvió confiar al organismo más responsabilidades sobre las finanzas globales y triplicar su capacidad financiera, un gesto al que China, Brasil, India y los demás miembros del Sur del G-20 accedieron (y financiaron!) a cambio de la promesa de “mayor voz y representación” de las economías emergentes.

El ex ministro de Economía sudafricano Trevor Manuel, su colega Tharman Shanmugaratnam, de Singapur, y Agustín Carstens de México, El también mexicano Angel Gurría, director de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el indio Montek Ahluwalia, vicepresidente de la comisión de planificación de su país, y el turco Kamal Dervis están entre los nombres que se manejaban como posibles sucesores, en cumplimiento de esta promesa.

Sin embargo, el lunes 16, saliendo de una reunión sobre las finanzas europeas a la que DSK iba a concurrir cuando fue invitado a bajar del avión por la policía de Nueva York, la cancillera alemana Angela Merkel dijo que, dada la crisis de la deuda de los países de la eurozona, habrían “buenas razones” para proponer un candidato europeo. Un portavoz de José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, pronto agregó que la Unión Europea propondría una candidatura si DSK deja el cargo y el ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, agregó que “sería preferible si conserváramos este cargo en el futuro”.

El martes 17 ya habría acuerdo en Bruselas en torno a Mario Draghi, gobernador del Banco Central de Italia, dejando atrás a la única mujer candidata, la ministra de Economía de Francia, Christine Lagarde, con el argumento de que el FMI ya ha tenido cuatro directores franceses, y al ex premier británico Gordon Brown, por el mismo motivo por el cual no fue invitado a la boda del siglo: es un plebeyo escocés a quien su sucesor conservador David Cameron odia.

Curiosamente, ha sido dejado de lado el argumento por el cual jamás se admitía hasta ahora a un director del Sur: dejar al FMI en manos de los deudores sería como confiarle el gallinero a un zorro.


Publicado: Jueves 19 de mayo de 2011 - 19 Año 2011

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